El crecimiento económico de Brasil seguirá siendo sólido

Se prevé que el crecimiento del PIB se mantenga sólido en 2011 [3,6%] y en 2012 [3,8%], impulsado por la demanda interna, la inversión y las exportaciones con destino a Asia.
Analisis Credito y Caución
Madrid - 11-ene.-2012

Tras una rotunda victoria en las elecciones presidenciales de 2010, el 1 de enero de 2011 la ex Jefa de Gabinete Dilma Rousseff sucedió al popular Lula da Silva, que había ocupado la jefatura del Estado durante ocho años y, por tanto, no podía presentarse a la reelección. Rousseff encabeza una coalición de 10 partidos con una amplia mayoría en el Congreso, pero se trata también de una frágil alianza de fuerzas ideológicamente diversas. Como resultado de ello, como ya ocurrió con Lula, esta coalición tendrá que lidiar con una débil disciplina de partido y una baja lealtad en la coalición. Además, desde que Rousseff tomó posesión de su cargo en 2011, seis ministros han tenido que dimitir acusados de corrupción.

Las relaciones internacionales son esencialmente estables, con una actitud pragmática respecto a Estados Unidos y a los estados de América Latina, incluyendo a Bolivia y Venezuela. Brasil se está esforzando por hacer valer su mayor peso político y económico a nivel mundial: por ejemplo, su papel como miembro del G-20.

En 2009, la economía de Brasil registró una recesión moderada, con una contracción del PIB del 0,7%, debido principalmente a una caída interanual del 7,4% de la producción industrial, provocada por un brusco descenso de las exportaciones y de la inversión [-10%]. Sin embargo, desde el cuarto trimestre de 2009, el país ha registrado una fuerte y generalizada recuperación, gracias al repunte de las exportaciones a Asia, la inversión y una demanda de consumo boyante. En 2010, la producción industrial y las exportaciones crecieron un 11,5% en términos interanuales y las ventas minoristas mostraron, por lo general, una fortaleza excepcional, con un aumento de volumen del 10,9% en términos interanuales, como resultado de las mejoras en el mercado de trabajo y la creación de muchos empleos nuevos, tanto temporales como indefinidos.  Las condiciones de crédito se mantuvieron flexibles y los costes de financiación han alcanzado mínimos históricos, estimulando el consumo de los hogares, que creció un 7% en 2010. Mientras las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 11,5% el año pasado, las importaciones crecieron significativamente más, un 36,2%. En el conjunto de 2010, la producción creció un 7,6% en términos interanuales.

2011: desaceleración del crecimiento debido a las medidas monetarias

Este fuerte rebote se frenó a finales del año pasado y durante 2011: tras un crecimiento interanual del 4,2% en el primer trimestre, el PIB creció un 3,1% en el segundo trimestre de 2011. El crecimiento de la producción industrial se ha desacelerado notablemente en el primer semestre de 2011 en relación con el primer semestre de 2010, e incluso cayó un 1,6% interanual en septiembre y un 0,6% en octubre de 2011, lo que refleja un deterioro de la competitividad debido a la fortaleza del real y a la caída de la demanda mundial.

Según la agencia nacional de estadísticas, en el tercer trimestre de 2011 el crecimiento solo registró una progresión del 2,1% interanual, e incluso se contrajo cuatro puntos básicos respecto al trimestre anterior, la primera contracción desde el primer trimestre de 2009. Aparte de la agricultura, los principales sectores que contribuyen al PIB [producción industrial, servicios, consumo privado e inversiones] registraron caídas.

Sin embargo, se prevé que la demanda interna se mantenga robusta en el cuarto trimestre, apoyándose también en un índice de desempleo más bajo [5,8% en octubre de 2011]. El crecimiento económico para el conjunto de 2011 seguirá siendo robusto, un 3,6%, a pesar de haberse revisado a la baja la previsión del 4,3% de este verano.

Las principales razones que explican la desaceleración son la caída de la demanda de las economías desarrolladas y las medidas adoptadas para evitar un sobrecalentamiento de la economía. Para contener el crecimiento del crédito, que se incrementó en un 20% entre abril de 2010 y abril de 2011, el Banco Central ha impuesto a las entidades bancarias requisitos de reservas más estrictos, a la vez que el gobierno ha subido los impuestos sobre el crédito al consumo. Ya se han apreciado indicios de un aumento de la presión en el ciclo crediticio, de manera que los bancos comerciales registran un rápido aumento de la proporción de deudas dudosas en sus carteras. Al mismo tiempo, el Banco Central subió el tipo de interés de referencia, el SELIC [su tipo de interés a 1 día], varias veces en el primer semestre de 2011, hasta el 12,50% en julio de 2011 [3,75 puntos básicos por encima del nivel de abril de 2010].

Una sorprendente operación de política monetaria desde agosto de 2011

Uno de los efectos colaterales del boom ha sido el aumento de la inflación, que ha subido de manera constante desde septiembre de 2010 y que, debido a la fortaleza de la demanda interna y al aumento de los precios de los alimentos, registró una subida interanual del 7,3% interanual en septiembre de 2011, situándose por encima del objetivo del 4,5% fijado por el Banco Central. En octubre de 2011, la inflación se mantenía en el 7%, y para el conjunto de 2011, se prevé que la inflación de precios de consumo aumente un 6,7% interanual.

Debido al nivel todavía alto de la inflación, resultó sorprendente que, en agosto de 2011, el Banco Central bajará el tipo de interés de referencia SELIC por primera vez en dos años, medida a la que siguieron dos decisiones más de bajada del tipo de interés que, a principios de diciembre de 2011, se situaba en el 11%.

Es probable que el Banco Central bajara el tipo SELIC al apreciarse indicios de que la economía se estaba enfriando demasiado. En particular, los dos últimos recortes, en octubre y en noviembre de 2011, pretenden proteger a la economía frente al agravamiento de la crisis de la zona euro y la desaceleración de la demanda mundial.

Otra razón para lanzarse a recortar los tipos de interés fue disuadir a los inversores extranjeros de comprar bienes/propiedades en Brasil, con el fin de reducir el tipo de cambio del real. Antes de adoptarse esa medida, los tipos de interés más altos atraían más capital de inversión a corto plazo, y esas entradas de capital, junto con un aumento de la inflación, forzaron una apreciación del tipo de cambio del real [R$]. Entre mediados de 2009 y mediados de 2011, el real se apreció casi un 50% frente al dólar estadounidense, favoreciendo las importaciones, pero en detrimento de los exportadores brasileños de bienes manufacturados cuya competitividad se reducía. En este sentido, la relajación de la política monetaria ha tenido éxito de momento, ya que, desde agosto de 2011, el real se ha apartado en parte de la tendencia a apreciarse registrada en 2010/2011.

Una política fiscal más expansiva

La relajación monetaria del Banco Central se produce en un momento en el que la política fiscal es más bien expansiva. Las inversiones en la explotación de los enormes yacimientos de petróleo offshore y en los próximos acontecimientos deportivos [Mundial de Fútbol de 2014 y Juegos Olímpicos de 2016] están impulsando el gasto público. A principios de diciembre de 2011, el gobierno introdujo bajadas de impuestos por valor de 2 800 millones de reales [1.600 millones de dólares] para los créditos al consumo, los productos alimenticios, los electrodomésticos y las compras de valores por parte de extranjeros, con el fin de estimular el crecimiento en 2012 en un entorno mundial más adverso. Estas medidas de estímulo aumentarán todavía más el déficit presupuestario.

Por lo general, la política presupuestaria de Brasil es sólida, pero los superávits primarios [es decir, antes del pago de intereses] se han mantenido por debajo del objetivo del gobierno del 3% del PIB. A la vista de la todavía alta deuda pública [56%], el gobierno debería aplicar más medidas de austeridad en el sector público para reducir el déficit fiscal y evitar que siga aumentando la deuda pública. Las medidas podrían incluir una reforma del complicado sistema fiscal y del generoso régimen de pensiones, pero no parece probable que se produzcan progresos en estos ámbitos.

De manera global, la política macroeconómica de Brasil ha sido, hasta ahora, rigurosa, pero se mantienen muchas deficiencias estructurales, como el complejo y oneroso régimen fiscal, la inflexibilidad fiscal, la rigidez y el exceso de regulación en materia de leyes laborales, a pesar de que suponen un freno muy importante al desarrollo a largo plazo. Las carencias del sistema político general y partidista de Brasil [por ejemplo, la ausencia de disciplina de partido y de coalición] son las principales razones de la falta de esfuerzos para acometer reformas estructurales.

En el pasado, Brasil ha reducido el nivel de deuda pública externa considerablemente y ha mejorado el perfil de su deuda pública mediante canje de bonos, emisiones de bonos denominados en reales a inversores extranjeros, pagos anticipados [15.600 millones de dólares al FMI y 2.600 millones de dólares al Club de París] y recompra de deuda [bonos Brady por valor de 6.600 millones de dólares]. Como resultado de ello, se ha alargado el vencimiento de la deuda y se ha reducido el riesgo de tipo de cambio, ya que la deuda pública está denominada principalmente en reales. La deuda del sector privado [empresas/banca] representa ahora las dos terceras partes del total de la deuda externa. Sin embargo, el importante endeudamiento de Petrobras para llevar a cabo sus ambiciosos planes de inversión podría aumentar considerablemente la deuda pública externa en los próximos años.

El crecimiento económico se mantendrá sólido

Se prevé que el crecimiento del PIB se mantenga robusto en 2011 [3,6%] y en 2012 [3,8%], si bien las previsiones se han revisado a la baja desde este verano [ya que eran del 4,3% para 2011 y del 4,7% para el año que viene]. El crecimiento sigue basándose en la demanda interna, las inversiones y las exportaciones, principalmente a Asia. Se prevé que la inflación se modere hasta el 5,5% el año que viene. Sin embargo, al mantenerse la inflación por encima del 4% y al aumentar el número de préstamos vencidos en el sector bancario, cabe prever todavía cierto sobrecalentamiento de la economía.

La situación del sector bancario, sujeto a una fuerte regulación y supervisión, es razonable. Sin embargo, la posición financiera del banco estatal de desarrollo, el BNDES, es menos cómoda, lo que podría convertirse en un importante riesgo potencial para las cuentas públicas.

Las abundantes entradas de capital contribuyen a la excelente posición de liquidez internacional de Brasil, con cobertura para más de 20 meses de importaciones. La solvencia es sólida también, dando lugar a clasificaciones de inversión estables en los mercados internacionales, lo que garantiza que las necesidades de financiación externa de Brasil pueden cubrirse fácilmente. Las exportaciones de las inmensas reservas de petróleo offshore de Brasil podrían afianzar la posición exterior a largo plazo.

Los problemas del endurecimiento fiscal

Es necesario un mayor rigor fiscal a medio plazo para reducir el déficit del sector público, pero el gobierno se enfrenta al hecho de que menos del 10% de su presupuesto anual comprende partidas que pueden recortarse, mientras que los gastos correspondientes a nóminas, asistencia sanitaria y educación son fijos. Una posible medida sería una reforma del complicado sistema fiscal y del generoso régimen de pensiones, pero no parece probable debido a las circunstancias políticas.

La mejora de las infraestructuras es esencial para sostener el crecimiento a largo plazo [el deficiente estado de muchas carreteras, aeropuertos y puertos y la sobrecarga de los sistemas de suministro de energía ya están obstaculizando el crecimiento]. Sin embargo, para lograr dichas mejoras el gobierno debería aumentar la inversión del sector público.

La riqueza petrolífera de Brasil: ¿una bendición o una maldición?

Las exportaciones de las ingentes reservas de petróleo offshore de Brasil afianzarán la posición exterior a largo plazo. Sin embargo, la exploración también supone un desafío para el país: gestionar las reservas con habilidad sin dejar que la posición competitiva de las exportaciones no petroleras se debilite demasiado debido a la fortaleza de la moneda, un fenómeno al que se alude a menudo como el `mal holandés´.

`Brasil Maior´: medidas fiscales para proteger el textil, el calzado, el mobiliario y las TI

El textil, el calzado, el mobiliario y las TI son los sectores cuya competitividad internacional e interna se ha visto severamente dañada por la apreciación del real. Las exportaciones, en particular, se han visto negativamente afectadas debido a los precios cada vez menos competitivos en los mercados internacionales. 

El 2 de agosto de 2011, el gobierno anunció planes para apoyar a las empresas de dichos sectores: el programa Brasil Maior incluye desgravaciones fiscales por importe de 25.000 millones de reales [16.000 millones de dólares] en los próximos dos años, incluyendo la supresión de un impuesto del 20% sobre las nóminas en los sectores con mano de obra intensiva, los más castigados por la fortaleza del real. El Banco Nacional de Desarrollo, BNDES, facilitará préstamos adicionales por valor de 7.000 millones de reales [4.400 millones de dólares] a los productores locales afectados. Al mismo tiempo, se han anunciado nuevos incentivos a la exportación [por ejemplo, una nueva línea de financiación a la exportación] y controles más rigurosos sobre las importaciones, así como medidas antidumping [destinadas principalmente a productos baratos procedentes de China]. En las licitaciones públicas se dará preferencia a los proveedores locales frente a la competencia extranjera [aunque esta ofrezca precios inferiores hasta en un 25%].

Crédito y Caución, compañía de seguros, lleva cerca de 80 años contribuyendo al crecimiento de las empresas, protegiéndolas de los riesgos de impago asociados a sus ventas a crédito de bienes y servicios. Con una cuota de mercado cercana al 60% en España y al 33% en Portugal, se sitúa como la compañía líder de su sector en el mercado ibérico. Asimismo, Crédito y Caución ha expandido su actividad directa a Brasil.

La compañía es el operador en estos tres mercados del Grupo Atradius, presente en 42 países. Con unos ingresos totales cercanos a los 1.800 millones de euros y una participación del 31% en el mercado global del seguro de crédito, tiene acceso a la información de crédito de más de 52 millones de compañías en todo el mundo y toma más de 22.000 decisiones diarias de límites de crédito. La fortaleza financiera de Crédito y Caución queda avalada por las calificación A- de Standard & Poor's.

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