La Nobel de Economía 2009 aborda las ventajas del seguro de crédito

cycnews reproduce la entrevista íntegra que la Nobel de Economía 2009, Elinor Ostrom, concedió a la revista cycprisma. En ella aborda, entre otros asuntos, las ventajas del seguro de crédito para las pymes.
Analisis Credito y Caución
Madrid - 25-ene.-2011

Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía 2009

Ostrom, que sigue ejerciendo como investigadora y profesora de ciencias políticas en la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, fue en 2009 la primera mujer galardonada con el premio Nobel de Economía, por su labor de análisis de la gobernanza económica, especialmente en el tema de los bienes compartidos. En este sentido, ha estudiado en profundidad el funcionamiento del Tribunal de las Aguas de Valencia, una institución creada en la Edad Media por una comunidad de regantes y que sigue manteniendo hoy su arbitraje en los conflictos por el uso del agua.

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Usted ha sido galardonada con el Nobel por su trabajo de investigación sobre la gestión de los bienes comunes por parte de, por ejemplo, las comunidades locales. ¿Están lo suficientemente protegidos los recursos comunes por parte de los grandes organismos internacionales en una economía globalizada?

Depende mucho de las reglas tanto de la organización local como las del Gobierno que está por encima. Si tomamos como ejemplo la explotación de un bosque, una gran multinacional podría estar interesada en hacerse con sus derechos específicos forestales. Sin embargo, si las normas de ese régimen de propiedad común local establecen que no se pueden vender los derechos a nadie que no sea de la comunidad, entonces ese bosque estaría protegido. Siempre que las instituciones firmen acuerdos generales para proteger la propiedad común, los individuos contarán con sus derechos y estarán mucho más protegidos frente a la intrusión de las grandes corporaciones privadas internacionales. No es perfecto, pero nada es perfecto en el mundo. Sí se puede hacer más para gestionar los bienes locales de manera sostenible, pero parte del problema es que muchas de las instituciones que los rigen fueron creadas hace años, como el Tribunal de las Aguas en Valencia. El problema con la mayoría de los sistemas de irrigación, en los que la tierra pertenece a una entidad privada y el agua se pacta por común acuerdo, es que si muchos agricultores deciden vender sus propiedades, esto puede cambiar radicalmente el sistema entero, con la entrada de intereses completamente ajenos a esa comunidad. Por eso es importante el reconocimiento formal de algunos de estos acuerdos institucionales por parte de los organismos gubernamentales.

¿Cree usted que las pymes tienen un papel en la gestión de los bienes comunes locales, en contraposición con las grandes multinacionales? A este respecto, ¿cómo pueden competir las pymes con las empresas internacionales en un mercado mundial?

Siempre insisto en que no hay un único modo de hacer las cosas bien ni existen formas ideales de organizar los recursos comunes en todas partes. Es decir, cuando pensamos en términos de mercado, hablamos de la importancia de que se pueda entrar y salir fácilmente de él esa es la definición del mercado pero no decimos que haya una manera óptima de organizar una empresa. Hay que reconocer que, a veces, una empresa u organización pequeña, incluso local, puede aportar aspectos muy positivos. Por ejemplo, lo importante de la organización del Tribunal de las Aguas de Valencia, estudiada a fondo por Arthur Maass, lo que la hizo tener éxito durante tanto tiempo, fue la manera en que estaba organizada en seis o siete comunidades de regantes que formaban parte de ella. Había un síndico o representante para cada una de las comunidades y, si existía controversia, este intervenía hasta que el tribunal semanal las resolvía y se seguía adelante. El agua es como el oro en lugares como California, donde nací, y en otras partes de España, como Valencia, pero ¿cómo se consigue que la gente llegue a acuerdos?, ¿cómo contar con mecanismos de resolución de conflictos? Eso es lo importante y la clave es la confianza en el sistema que se haya adoptado.

En España hay muchas pequeñas empresas que quieren vender sus productos en el mercado internacional, compitiendo con las grandes multinacionales. Uno de sus temores es ser expulsadas del negocio por estas empresas internacionales. ¿Se les puede ayudar a competir con las grandes multinacionales en la externalización?

Por supuesto, y creo que la claveradica en que las pequeñas empresas puedan estar conectadas entre sí, uniendo sus fuerzas e intereses a través de redes colaborativas. Ese es el caso de los miembros de la cooperativa Sunkist, un grupo internacional proveedor de cítricos creado en California en 1893. Son agricultores autónomos o pequeños empresarios, pero la cooperativa es una red que les ayuda a garantizar una alta calidad y a comercializar sus productos de forma competitiva. Estoy hablando de redes en las que poder reunirse una vez al año o tener boletines sobre los temas de interés. Esto puede suponer una gran diferencia en la gestión de las pymes.

En la complicada situación mundial actual, ¿piensa que son útiles los seguros de crédito para las pymes? ¿Cree que empresas como el Grupo Atradius y Crédito y Caución juegan un papel importante para hacer posible dicho comercio?

Sí, siempre que podamos tener un seguro que nos sirva para operar con confianza en escenarios inestables, y si dicho seguro tiene un precio razonable, sin duda, puede ser una gran ayuda.

¿Cuál es su opinión sobre la forma en que la Unión Europea intenta ayudar a comunidades locales y pequeñas empresas a proteger los recursos naturales y el medio ambiente? ¿Qué comparación se puede hacer con el modo en que se hacen las cosas en Estados Unidos y el resto del mundo?

Soy una defensora de la Unión Europea en el sentido de que las instituciones por encima de los países son un paso muy importante. Siguen existiendo conflictos en Europa, pero no es comparable a lo que sucedía antes de existir la Unión Europea. Por otra parte, me preocupa que Bruselas a veces trate de imponer normas únicas sobre cómo se fabrica el queso, el vino, etcétera. Por supuesto, en algunos casos se requiere la garantía de que tal cosa se embotella correctamente o que nadie ponga nada peligroso en lo que se comercializa en la Unión Europea. Pero se fijan demasiado en esos detalles y en cambio, por ejemplo, tratan de imponer normas uniformes para la pesca costera europea; seamos realistas, la pesca costera del Mediterráneo no tiene nada que ver con la del Báltico. En Estados Unidos la poca protección que hay viene de los estados y se parece más a lo que se hace en Europa. Por tanto, se trata de cómo organizamos la administración de los bienes comunes de forma que la escala de gestión esté próxima a la escala del bien. Los agentes locales no pueden tomar todas las decisiones sin ningún tipo de control por parte de instituciones más altas, siempre es necesaria cierta supervisión, pero desde un enfoque multiescala o a varios niveles.

Ha escrito recientemente sobre la vinculación entre la gobernanza informal y la formal. ¿Cómo definiría, en pocas palabras, la gobernanza informal frente a la formal, y cuál es la relación entre ellas? ¿Por qué es importante comprender esta vinculación?

Pensemos en las relaciones en el seno de una familia: ¿quién cocina?, ¿quién se encarga del jardín? No hay una única fórmula y cada familia negocia su propia organización. Este es un ejemplo de gobernanza informal, la que surge sin leyes escritas por medio. Sin embargo, también se necesita algún tipo de gobernanza formal. En lo que respecta a la vieja división entre el Estado y el mercado, sabemos que este funciona gracias a la innovación, la competencia, las nuevas ideas, etcétera, pero no queremos que el incentivo de una economía de mercado sea la dominante en la gestión de los recursos comunes. En todo caso, creo que es mejor contar con tribunales para los conflictos y una supervisión efectiva si hubiera corrupción, más que con simples normas.

Mirando hacia el futuro, ¿qué más podrían hacer las empresas para contribuir al mantenimiento de la sostenibilidad de los sistemas socioecológicos?

Muchas veces sucede que a las empresas e instituciones privadas les pesa más la presión por obtener beneficios que por mantener su compromiso con la sostenibilidad social y ecológica a largo plazo. De igual manera, también puede sucederle a una comunidad, que la presión por obtener beneficios inmediatos les lleve a pensar aprovechemos esta oportunidad. Sin embargo, empresas, instituciones, administraciones, comunidades, todos hemos de tener presente que la destrucción ecológica tiene también consecuencias desastrosas para la economía. En ciertas zonas de pesca costera han conseguido establecer reservas pesqueras se trata de zonas de no recogida. Si nadie pesca en esas zonas, y es un buen lugar para que los peces se reproduzcan, suponen un paso importante a nivel ecológico pero también económico. Pero, ¿Quién tiene autoridad para hacer esto? A veces los Gobiernos han contribuido a que existan. En Australia, por ejemplo, existen unas reservas pesqueras muy buenas a lo largo de la costa que cuentan con el apoyo del Gobierno, pero en muchos otros lugares los pescadores no han podido conseguir lo mismo.

¿Cree que hay posibilidades de que los Gobiernos se abstengan de intervenir, cuando es obvio que existe una solución a escala local?

Deberíamos empezar a reconocer que, en muchos casos, actuar a nivel local puede ser muy positivo. Actualmente, tal y como se enseñan las ciencias sociales, parece que cuando se trata de empresas privadas se les deja que se desarrollen a su aire y, en cambio, para todo lo público es el Gobierno central el que se debe ocupar. Esta premisa es equivocada. No es que el Gobierno no juegue un papel, pero la idea de que el papel es siempre el de gestión ha resultado no ser correcta en un gran número de casos. Tenemos mucho trabajo por hacer.

¿Se describiría a sí misma como optimista o pesimista con respecto al futuro?

Estoy un poco preocupada, que es diferente a ser pesimista. Pienso que se pueden hacer cosas y, si nos concentramos en esas cosas, podemos sobrevivir al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad y el resto de amenazas que nos acechan. Pero si no tenemos cuidado, podríamos llegar a un desastre mayor.

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