Australia consiguió sobrevivir a lo peor de la crisis mundial gracias a la intervención rápida y resuelta del Gobierno y a la demanda continuada procedente de Asia de los recursos naturales que abundan en el país. Sin embargo, en opinión del ahora derrocado primer ministro Kevin Rudd, esos mismos recursos naturales habían engrosado la cartera de las compañías mineras, muchas de ellas mayoritariamente extranjeras, durante demasiado tiempo. Por ello, en un anuncio espectacular poco antes de la aprobación de los Presupuestos Oficiales, esbozó un plan de introducir un Impuesto sobre megabeneficios derivados de la explotación de los recursos naturales. En opinión de las compañías mineras, compartida por muchos comentaristas, el listón que separaba un megabeneficio de un beneficio normal se había establecido a un nivel demasiado bajo. A partir de ahí, se desencadenó una agria lucha en la prensa entre el Gobierno y algunas de las principales compañías mineras del mundo. A pesar de la polémica decisión de Rudd de destinar 37 millones de dólares australianos procedentes del dinero de los contribuyentes a una campaña de publicidad para rebatir los argumentos del sector minero, las compañías mineras disponían de un presupuesto de publicidad todavía mayor y sabían qué fibras emotivas tocar -puestos de trabajo, pensiones...- para que el público se pusiera de su parte. La oposición aprovechó la oportunidad que brindaba el desplome del índice de popularidad de Rudd, que pasó del 74% en marzo de 2009 al 41% en junio de ese año, para posicionarse. Rudd dimitió y fue sustituido por su ciceprimera ministra, Julia Gillard, que se ha convertido en la primera mujer al frente del país. Gillard ha llegado ahora a un compromiso con las compañías mineras sobre una versión suavizada del megaimpuesto, que permite a ambas partes declararse vencedoras, aunque todavía queda por desarrollar detalles significativos de cómo se va a aplicar la nueva propuesta. A pesar del rebote de la economía, el sector de la construcción sigue teniendo dificultades La economía siguió creciendo en el primer trimestre de 2010. Tras un breve pero intenso período de endurecimiento, el Banco Central de Australia [RBA] ha dejado el precio del dinero en junio, por segundo mes consecutivo, en el 4,5%. Los analistas de mercado parecen estar de acuerdo en que la inflación todavía está sometida a algunas presiones al alza. Sin embargo, los factores que explican esta presión son el aumento de los impuestos municipales y la subida de la factura del petróleo, ninguno de los cuales se controlará con una subida del precio del dinero y ambos de los cuales serán necesarios más pronto que tarde. Crédito y Caución mantiene una opinión cautelosa sobre el sector de la construcción en Australia. A pesar de que, con diversos paquetes de estímulo público, una fuerte migración neta y tipos de interés bajos, ya se aprecian signos claros de recuperación, un alto porcentaje de las reclamaciones de seguros de crédito que recibimos siguen estando en relación con este sector. Además, hay un mayor riesgo, incluso en una fase de recuperación, ya que las empresas intentan reabastecerse rápidamente e iniciar nuevos proyectos cuando todavía se enfrentan a restricciones en el acceso a la financiación bancaria. Crédito y Caución seguirá estudiando el aseguramiento de cada cliente individual, ya que siempre existen riesgos aceptables en mercados difíciles. De cara al futuro, hay consenso respecto a que el sector de la construcción australiano seguirá mejorando en el segundo semestre de 2010 y, si esto ocurre, se reflejará en nuestras decisiones aseguradoras. |
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