La economía de Brasil sigue pujante y, según datos del instituto de estadísticas de Brasil, el IBGE, en el primer trimestre de 2010 el PIB creció un 2,7% en relación con el trimestre anterior y un 9% en términos interanuales, el mayor aumento de los últimos 14 años y el más rápido de todos los países latinoamericanos. Este rápido ritmo de crecimiento se debe a la demanda interna y a la producción industrial, que registró un aumento del 17,3% entre enero y mayo. La rebaja fiscal para la compra de coches, que disparó las ventas en el período post-crisis, finalizó en marzo, con una subida de las compras antes de la fecha límite. En general, las ventas minoristas se han mostrado excepcionalmente fuertes en los últimos cuatro meses, como resultado de mejoras en el mercado laboral, al crearse muchos empleos nuevos tanto temporales como permanentes. Las condiciones de crédito siguen siendo flexibles y los costes de financiación han caído a niveles sin precedentes, estimulando el consumo. La rápida recuperación económica se ha traducido en un mejor comportamiento de pagos de las empresas brasileñas. Según datos de la agencia Equifax, en el período comprendido entre enero y abril, los efectos protestados se redujeron un 18%, el número de cheques devueltos cayó un 18%, los recobros por vía judicial se redujeron un 22% y los expedientes de quiebra cayeron un 3%. La automoción, el caucho, los productos químicos y petroquímicos, los servicios de salud y belleza son algunos de los sectores con un buen comportamiento de pagos. Sin embargo, en los últimos meses, la morosidad ha seguido siendo un problema en los sectores textil y de la confección, maquinaria, manufacturas del metal, plásticos, TI, distribución de alimentos, material de construcción civil al por menor y comercio minorista de material eléctrico. Los índices de crecimiento excepcionalmente altos no pueden mantenerse El alto índice de crecimiento del primer trimestre de 2010 y el ritmo de crecimiento previsto para los tres trimestres siguientes [una media del 7,4%] han disparado un aumento de la inflación que, según el índice de precios de referencia del Gobierno, se sitúo en el 5,3% en el período de 12 meses anteriores a mediados de mayo, por encima del objetivo del 4,5% del Banco Central. Mientras que el Ministro de Finanzas ha declarado que la recuperación económica ha alcanzado su punto máximo, y las cifras del segundo trimestre ya indican una tendencia a la desaceleración, los mercados financieros temen un recalentamiento de la economía. A finales de abril, el Banco Central subió por tanto el tipo de interés de referencia, el SELIC, [su tipo de interés básico] 75 puntos básicos situándolo en el 9,5% y otros 75 puntos básicos en junio, hasta el 10,3%. Se trata sólo de la segunda subida desde octubre de 2008, ya que el Banco Central se mostraba inicialmente muy reticente a aumentar los tipos de interés temiendo atraer capital especulativo. Antes de la subida de junio, el tipo de interés real en Brasil era del 4,24%, el tercero más alto del mundo después de Croacia y Letonia. Al haber indicios de que la economía no se está desacelerando, hay consenso en el mercado financiero local respecto a que el Banco Central volverá a subir los tipos de interés para endurecer de manera agresiva la política monetaria. Un factor negativo del éxito de Brasil es la alta proporción de gasto del gobierno. El gasto del gobierno representa más del 20% del producto interior bruto de Brasil y, tras una reducción de 150.000 funcionarios en los años noventa, el número de empleados federales se ha duplicado. Para empeorar las cosas, gran parte del estímulo del año pasado se invirtió en emplear a trabajadores del sector público y aumentar las pensiones y las prestaciones sociales, en lugar de mejorar la deficiente infraestructura del país. Incluso con un incremento de los ingresos, el aumento medio del 8% del índice anual de gasto del Gobierno puede no ser sostenible si no se suben los impuestos y se reducen las inversiones. |
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