Siendo una economía pequeña y abierta, es normal que el impacto de la crisis global haya afectado al entorno de negocios en Dinamarca. En 2009, el PIB se contrajo un 5,1% y el consumo privado se redujo un 4,6% y, en enero de este año, el desempleo se disparó hasta el 4,2%. Al mismo tiempo, los exportadores daneses sufrieron una pérdida de su cuota en un mercado global en declive. A pesar de ello, Dinamarca salió oficialmente de la recesión en el tercer trimestre de 2009 [con un crecimiento del PIB del 0,4%], y en el cuarto trimestre la tendencia de un crecimiento mínimo pero positivo se mantuvo [con un crecimiento del 0,2%]. La lenta y frágil recuperación ha sido sostenida en los primeros meses de 2010, y la pérdida de empleos en la industria manufacturera danesa parece haberse detenido. En febrero de 2009, el desempleo cayó ligeramente hasta el 4,1%. También se está sintiendo el efecto de tipos de interés a mínimos históricos y de una reducción de los impuestos personales para muchos daneses, de manera que, por fin, el consumo privado está cobrando cierto ritmo, al empezar los consumidores a comprar de nuevo coches y otros bienes de consumo duraderos, a la vez que, por lo general, las empresas recobran la confianza. Sin embargo, para muchas empresas, este cambio de estado de ánimo ha llegado demasiado tarde. Después de un aumento de las insolvencias corporativas del 52% interanual en 2009, las quiebras no se han vuelto a situar en sus niveles anteriores a la crisis y, de hecho, han vuelto a aumentar en los dos primeros meses de 2010. Las cifras de febrero de 2010, corregidas de estacionalidad, muestran un máximo histórico de 581 quiebras registradas, y esta cifra no tiene en cuenta el gran número de pequeñas quiebras, en las que los acreedores no han entablado procedimientos legales al haber pocas posibilidades de recuperar sus deudas. Se ha culpado a los bancos tanto del elevado número de quiebras como del crecimiento mínimo registrado. Muchos bancos daneses estaban demasiado expuestos a un sector de la construcción/inmobiliario en pleno boom y por tanto han tenido problemas de préstamos incobrables. Afortunadamente, el sector bancario recibió un firme apoyo de dos paquetes de ayuda gubernamental: el primero ofrecía una garantía ilimitada, temporal a los depósitos en bancos daneses, y el segundo ofrecía a los bancos la posibilidad de obtener préstamos subordinados del Estado danés durante un período de dos a tres años. A pesar de ello, algunos bancos pequeños y medianos no han tenido más remedio que declararse en quiebra, y han pasado a estar bajo el control de una sociedad instrumental del Estado para gestionar su disolución. Las pautas de pago de las empresas danesas han cambiado, en particular en el sector de manufacturas. Al prestar una mayor atención a la liquidez, un buen número de empresas grandes y medianas se han puesto en contacto son sus proveedores informándoles, textualmente, de que debido a ajustes internos, el período de pago pasa de 30 días a 60 días. Contamos en seguir colaborando con ustedes y aplicaremos este cambio a partir del mes que viene. También se observa una tendencia a que las empresas que solían pagar en la fecha de vencimiento retrasen los pagos a sus proveedores hasta que reciben el pago de sus propios clientes. Por consiguiente, algunas empresas que siempre habían pagado en plazo, pagan ahora con una semana de retraso para evitar recurrir a sus créditos bancarios. Un largo camino por delante Dinamarca está pagando cara la crisis, ya que los muy importantes superávits públicos de años anteriores se convirtieron de repente en un déficit presupuestario del 3% en 2009. En 2010, este déficit podría llegar al 6%. Y mientras crece rápidamente el déficit público, el crecimiento del PIB para 2010 [un 0,9% según previsiones del Fondo Monetario Internacional] seguirá siendo reducido en relación con la mayoría de los países de la UE. Si bien estos datos no suscitan optimismo, afortunadamente parece que la mayoría de las empresas danesas han hecho bien sus deberes a la hora de adaptar su estructura al nuevo entorno de negocios. Como resultado de ello, la mayoría de las empresas consideran que han salido de la crisis en buena forma. El reto consiste ahora en identificar a las empresas que no han llevado a cabo esta transición: y muchas empresas siguen en peligro. Tras un aumento muy importante del 52% en 2009, Crédito y Caución prevé que las insolvencias corporativas aumenten un 8% este año. En febrero de 2010, el indicador de Frecuencia Prevista de Impagos [EDF] en Dinamarca aumentó ligeramente situándose en 90, lo que supone 72 puntos básicos por debajo de su máximo de marzo de 2009, pero 70 puntos por encima del nivel registrado en agosto de 2008 antes de que se declarara la crisis crediticia. |
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