Cómo exportamos: luces y sombras del sector exterior

El Área de Comercio Exterior de la Compañía analiza en esta tribuna publicada en la Revista Consejeros el entorno internacional al que las empresas españolas se enfrentan actualmente.
Analisis Credito y Caución
Madrid - 18-jun.-2013

 

En el actual escenario de crisis de la economía española, todo apunta a que el sector exterior es el único componente capaz de engranar el gripado motor de crecimiento. Nunca los medios de comunicación habían escrito y opinado con tanta fuerza sobre el sector exterior. En concreto, al margen de otras modalidades de internacionalización relacionadas más con inversiones o prestación de servicios, los datos oficiales sobre exportación de bienes nos reportan información reconfortante, pero de la que hay que extraer ciertos matices. El sector exterior contribuye con un crecimiento del 2% del PIB para una economía que sigue decreciendo en términos generales durante los últimos 5 años. Las exportaciones han crecido en un 20% y las empresas exportadoras han aumentado en más de un 40% desde 2007. La tasa de cobertura de exportaciones respecto de las importaciones que llega a un máximo  histórico de 88%, las ventas al exterior nunca antes habían llegado a ser tan altas [222,64 miles de millones de ] y la tasa media de crecimiento en exportación es la más alta de la UE.

 

 

Los alimentos frescos, las manufacturas de hierro, los productos  químicos en general, las maquinas y motores industriales, así como el  sector textil, son los rubros en los que la economía española es más competitiva en función de las tasas de crecimiento experimentadas en  2012. En cualquier caso, los principales sectores de exportación siguen siendo los productos semimanufacturados [26% sobre el total exportado] y bienes de equipo [20%], seguidos de Alimentos y Automóviles. Sobre los destinos, destaca el superávit comercial con la UE que sigue creciendo.

Hay un plus de competitividad que permite a las exportaciones españolas llegar con más facilidad a destinos que no eran los más representativos.  Se trata de países de África, Asia Central y Oceanía. Si bien su aportación al total de la balanza comercial no es la más significativa, 16% entre los tres continentes, resulta interesante tener en cuenta la capacidad demostrada de muchas de nuestras empresas en destinos en principio remotos y con unas condiciones de venta que no son las más idóneas en cuanto a financiación, seguridad de cobro o seguridad jurídica en caso de impago. Estos datos, que apuntan a una mejor competitividad de las exportaciones españolas, a una mejor capacidad de innovación para los diferentes destinos de exportación y, en definitiva, a un nuevo perfil de exportador, también admiten un análisis que describe una realidad menos reconfortante.

Es cierto que el crecimiento de las empresas exportadoras y el valor de las exportaciones han crecido de manera considerable en los últimos años. Cada año son más las firmas que se aventuran al negocio de exportación. Sin ir más lejos, en 2012 el 45% de las empresas exportadoras, vendieron al extranjero por primera vez o no lo habían hecho en los 4 años anteriores. Las ventas de estas empresas suponían un 2,1% del total de las exportaciones: una gran parte de la masa de exportadores para el año de referencia carece de experiencia alguna en exportación y su aportación al enriquecimiento de las operaciones comerciales de exterior es mínima. Dicho de otro modo, existe un gran número de nuevas empresas exportadoras que apenas contribuyen en el crecimiento del mercado exportador, y que por su experiencia no garantizan un mercado de exportación consolidado, que contribuya al crecimiento.

Hay otro tipo de exportadores relacionados con el éxito en las operaciones de exportación. Se podrían considerar así a aquellas empresas que demuestren una continuidad en sus operaciones exteriores durante al menos 4 años seguidos. El 42% de las empresas que vendieron al exterior durante 2011, dejaron de exportar en 2012. Estas empresas hubieran contribuido con un 1,6% del total de las exportaciones de 2012. Los resultados muestran que un alto porcentaje de empresas fracasa en su experiencia de exportación o no tiene capacidad competitiva para seguir creciendo en mercados exteriores. Las razones probablemente tengan que ver con la falta de experiencia o de una estrategia de internacionalización que consolide un negocio en el extranjero, o incluso la de no implicación del equipo directivo. En este sentido ¿Quién alimenta realmente al músculo exportador? La verdadera sabia sobre la que se sustentan los intercambios comerciales al extranjero la componen empresas exportadoras que por el valor de las operaciones llevadas a cabo y por la continuidad en su estrategia de crecimiento, más de 4 años consecutivos exportando, se les puede denominar sin ningún tapujo exportadores profesionales. En 2012 el perfil de exportador profesional lo componen alrededor de 20.000 empresas que contribuyen con el 90% de las exportaciones totales y suponen el 15% de las empresas exportadoras españolas. Su importancia es crucial. No solamente su experiencia aporta un valor añadido incuestionable, sino que el ratio de morosidad asociada a los clientes de este tipo de exportadores está por debajo de los ratios de morosidad de exportadores esporádicos o que se inician en los mercados internacionales, e incluso por debajo también de los índices de morosidad que presentan empresas que sólo operan en el mercado doméstico.

La distribución en el mercado de exportación sigue copado fundamentalmente por las exportaciones de motores, máquinas industriales y material de transporte, junto con los productos químicos, manufacturas de hierro, alimentos y automóviles que suman el 69% de las exportaciones totales. No obstante, los sectores más representativos por su crecimiento como son los productos químicos o las manufacturas de consumo, presentan índices de morosidad por encima de la media. Esta circunstancia no debe ser óbice para no llevar a cabo cualquier operación de exportación, pero su conocimiento es de gran utilidad, sobre todo para gestionar riesgo comercial de una manera eficiente a través de los distintos instrumentos de aseguramiento. Los países con mayor crecimiento, de África Oriental, Asia Central y Oceanía, apenas suponen un 1,3% del total de exportación y el 6,8% del total de empresas exportadoras. Los índices de morosidad que se manejan están por encima de la media, algo de especial relevancia para las empresas que hoy están llevando a cabo negocios con estas regiones. Por otro lado, la exportación española se concentra con un 63% en la UE y las grandes oportunidades se encuentran en países dentro de las regiones de África del Norte y América, que suman el 15% del total de la exportación y la mitad de los exportadores españoles. De acuerdo con los destinos tradicionales de exportación española destacan los superávits comerciales con  Francia, Italia, Portugal, Reino Unido y Polonia. Es una buena noticia, pero el 20% de los mercados tradicionales de exportación español, presentan índices de morosidad que se sitúan por encima de la media.

España contribuye con un 1,7% al comercio mundial de intercambio de bienes, por debajo de países europeos como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido. También la contribución al PIB de las exportaciones españolas está por debajo de las cuotas que mantienen los principales países europeos. Sin embargo, el crecimiento experimentado por las exportaciones españolas en los últimos años, incluido 2012, es el más alto de las economías europeas. Ahora bien, es cierto que existe cierta sensación de eventualidad o poca consistencia, cuando el pilar exportador está compuesto sobre todo de empresas con poca experiencia, con una alta tasa de interrupción o fracaso en mercados exteriores y con una concentración muy alta en pocas empresas exportadoras profesionales.

Cualquier proceso de internacionalización en un mundo global, requiere de ciertas dosis de especialización, competitividad, innovación e inteligencia competitiva. Son muchas las empresas que necesitan introducirse en el negocio internacional, y no vale con que sea algo  ocasional o coyuntural que sirva para capear la falta de demanda interna. Se deben adoptar estrategias diseñadas con el objetivo de que aporten valor duradero para la empresa que se internacionaliza. El apoyo y experiencia de iniciativas públicas o privadas es esencial en la  consecución de ese objetivo y las empresas deben aprovecharse de ello. Al final ganamos todos.

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