En los últimos años, el gobierno del AKP ha conseguido frenar progresivamente el poder político del ejército y ha reforzado el control democrático sobre el sistema judicial. Una renovación exhaustiva de la cúpula militar ha reforzado todavía más la posición del régimen civil. La política exterior se aparta de la adhesión a la Unión Europea Las negociaciones para la incorporación de Turquía a la Unión Europea llevan aplazándose desde diciembre de 2006, cuando la Unión Europea suspendió las negociaciones de ocho de los 35 capítulos hasta que Ankara abriera sus puertos y aeropuertos al tráfico greco-chipriota. Existen otros obstáculos importantes para la incorporación a la Unión Europea, como la cuestión kurda, la necesidad de reformas y la resistencia encubierta de los principales Estados a la adhesión de Turquía. Debido a la lentitud del proceso, el apoyo popular anteriormente generalizado a la adhesión está decayendo considerablemente. Si bien, inicialmente, el AKP ejerció una importante presión para iniciar las negociaciones, ha cambiado parcialmente su política exterior desde entonces, centrándose ahora más en las relaciones con Oriente Medio y Asia Central, con el fin de reforzar los vínculos políticos y económicos con los países de estas regiones. Las relaciones con Israel se han deteriorado rápidamente desde mayo de 2010, cuando soldados israelíes asaltaron una flotilla de ayuda humanitaria a la franja de Gaza encabezada por Turquía. Ankara exigió una disculpa oficial e indemnizaciones a las familias de las víctimas, pero Israel se negó a ello. Como consecuencia del incidente, Turquía interrumpió su tradicional cooperación con Israel en materia de seguridad. Por otra parte, Turquía apoya firmemente a las fuerzas opositoras en la guerra civil siria, lo que explica sin duda porqué el gobierno sirio ha reanudado su apoyo tácito al Partido de los Trabajadores de Kurdistán [PKK]. Sumado a una posición más dura de Ankara en relación con el problema kurdo, esta situación ha dado lugar a nuevos enfrentamientos violentos entre el PKK y fuerzas turcas desde julio de 2012. La postura de Turquía también ha enturbiado sus relaciones con el vecino Irán. Crecimiento débil en el primer semestre de 2012 Tras dos años de elevado crecimiento del PIB impulsado por la demanda interna [9,1% en términos interanuales en 2010 y 8,5% en 2011], la economía turca ha empezado recientemente a perder empuje, con un crecimiento de tan solo el 3,3% en el primer trimestre de 2012 y del 2,9% en el segundo trimestre. El crecimiento de la producción en los sectores de manufacturas y construcción ha caído de manera acusada, reduciéndose las ventas a la zona del euro y con una demanda interna menos boyante que en 2011. El ritmo de crecimiento de la producción industrial cayó hasta el 4% en términos interanuales en el primer semestre de 2012. Sin embargo, la utilización de la capacidad productiva se mantuvo relativamente estable en el 74,2% entre enero y agosto, frente al 74,9% en el mismo período del año pasado. La desaceleración de la demanda interna se debe también en gran medida a las iniciativas del gobierno y del Banco Central para evitar un recalentamiento de la economía. Desde octubre de 2011 el Banco Central ha endurecido su política [por ejemplo, subiendo el tipo de interés a un día] para enfriar la economía. Además, se ha pedido a los bancos que no aumenten su cartera de créditos más de un 25% este año, un objetivo que probablemente se cumpla. La elevada inflación sigue siendo un problema Tras caer hasta el 6,5% en 2011, la inflación subió hasta el 10,4% en el primer trimestre de 2012. Si bien las subidas de precios de consumo se han frenado algo en los últimos meses, se mantienen estructuralmente por encima del promedio regional. Turquía es un importador neto de energía/materias primas y es muy vulnerable a las subidas de precios en el mercado mundial, una vulnerabilidad que se agrava debido a la volatilidad de la lira turca. En agosto de 2012, la inflación todavía se mantenía en niveles altos, un 8,9% tras el 9,1% de julio. Déficits presupuestarios moderados Las finanzas públicas registraron un brusco deterioro en 2009, con un déficit del 5,5 % del PIB, debido a una caída de ingresos fiscales que se sumaba a los subsidios y gasto público destinados a impulsar la actividad económica. Si bien la consolidación fiscal redujo el déficit presupuestario hasta el 1,4% del PIB en 2011, se prevé que aumente ligeramente, hasta el 1,9% en 2012 y hasta el 1,8% en 2013. Por lo general, el ritmo de las reformas del mercado laboral, la seguridad social y la administración tributaria es todavía demasiado lento para hacer frente al desempleo estructural y a las actividades económicas sumergidas generalizadas. El proceso de privatización de los bancos públicos y del sector energético también es demasiado lento. Menos préstamos morosos, pero aumento de cheques sin fondos El sector bancario mantiene su fortaleza, con un ratio de adecuación del capital por encima del 16%, una alta rentabilidad y una cartera de préstamos transparente que no incluye productos hipotecarios. En consonancia con el crecimiento económico continuado, los préstamos morosos cayeron hasta el 2,7% en julio de 2012, frente al 2,9% en julio de 2011. Los cheques sin fondos, que suelen ser un excelente indicador del comportamiento de pagos debido al uso generalizado de cheques en Turquía, aumentaron un 56% en los ocho primeros meses del año. Este importante aumento se explica fundamentalmente por el hecho de que, a principios de 2012, se modificó la normativa que regula los cheques, reduciéndose las sanciones por extender cheques sin fondos. Sin embargo, el menor crecimiento económico de este año también tuvo un impacto. Situación económica externa: menores desequilibrios externos Entre 2009 y 2011, las importaciones, incluido el petróleo, aumentaron mucho más que las exportaciones, debido a la fortaleza de la demanda interna, lo que ha generado importantes déficits comerciales y de cuenta corriente. El déficit por cuenta corriente de Turquía se deterioró considerablemente en 2011, situándose en el 10% del PIB, frente al 2% del PIB en 2009 y el 6,4% en 2010, agravado por la debilidad de la lira que incrementó el precio de las importaciones. Sin embargo, desde finales de 2011, el déficit por cuenta corriente ha mejorado lentamente al frenarse el crecimiento de las importaciones: 31.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2012, frente a los 44.700 millones en el mismo período de 2011. Mejores perspectivas, con lagunas financieras En las próximas elecciones legislativas, previstas para 2015, el AKP tiene muchas posibilidades de volver a hacerse con la victoria ya que los partidos de la oposición siguen estando debilitados y divididos. Es muy poco probable que la entrada de Turquía a la Unión Europea se produzca antes de 2020, como muy pronto. Si bien son posibles avances en relación con la cuestión de Chipre a medio plazo, sigue habiendo muchos otros obstáculos, como los derechos humanos, la libertad religiosa y la cuestión kurda. Además, los Estados miembros de la Unión Europea siguen divididos en relación con la adhesión de Turquía, y la propia Turquía alberga cada vez más dudas sobre las ventajas de la adhesión, en particular en relación con los costes, al tiempo que su política exterior ha trasladado su atención de la Unión Europea a Oriente Medio y Asia. Las previsiones apuntan a que el crecimiento económico descienda al 3,5% este año, seguido de una ligera subida hasta el 4% en 2013. Se prevé que la inflación caiga al 7,6% en 2013, un nivel que sigue siendo estructuralmente alto. Todo depende en gran medida de lo que ocurra en el futuro en la zona del euro, que representa casi el 50% de las exportaciones de Turquía y es la principal fuente de inversiones de capital. El enfriamiento de la economía está contribuyendo a mitigar los efectos de los problemas estructurales de Turquía, a saber, tasas de inflación persistentemente altas y déficits por cuenta corriente, previéndose que estos últimos se reduzcan al 7% del PIB en 2013 tras alanzar un máximo del 10% del PIB en 2011. Las cuentas corrientes reaccionan con bastante rapidez ante los cambios en el clima de negocios del país: la desaceleración económica de este año ya ha contribuido a una mejora del déficit comercial, al crecer las exportaciones más que las importaciones. Se trata de una evolución positiva, teniendo en cuenta la débil posición financiera externa de Turquía en los últimos dos años. Las importaciones de capital han tenido que ser considerables para cubrir el elevado déficit por cuenta corriente de Turquía. Sin embargo, en la medida en que dicho déficit se financie con volátiles inversiones de cartera a corto plazo, cualquier turbulencia en los mercados financieros puede dar lugar a una retirada masiva, agravando así la vulnerabilidad de la economía. Afortunadamente, de momento se han registrado sustanciales entradas de capital, aunque en ocasiones de manera excesiva, inundando el capital a corto plazo los mercados de capital y el sector bancario de Turquía. Esta situación ha planteado regularmente un dilema al Banco Central: si bien en períodos de recalentamiento de la economía lo normal sería subir el tipo de interés oficial, debe bajar los tipos para controlar los flujos de capital. La posición de Turquía en términos de liquidez y solvencia internacional sigue siendo razonablemente buena. Debido al alto servicio de su deuda, Turquía seguirá enfrentándose a requisitos de préstamos considerables en los mercados financieros y, si bien, de momento, no supone un problema cubrir las lagunas financieras, siguen siendo un riesgo potencial. Como se ha apuntando anteriormente, gran parte de las inversiones de capital necesarias son a corto plazo y, por tanto, volátiles, lo que también puede dar lugar a una mayor fluctuación del tipo de cambio de la lira. |
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