Rusia registra un crecimiento sostenido en torno al 4%

Se prevé que la economía rusa crezca a un ritmo del 3,5%, -4% en 2012 y 2013, anticipándose pocas mejoras en los ámbitos de reformas estructurales y clima de inversión.
Analisis Credito y Caución
Madrid - 31-oct.-2012

La economía rusa se ha recuperado totalmente de la recesión de 2009 y ha crecido de manera estable a un ritmo de aproximadamente el 4%, gracias a un importante aumento del consumo propiciado por la subida del precio del petróleo. El PIB creció un 4,0% en términos interanuales en el segundo trimestre de 2012, tras un crecimiento del 4,9% en el primer trimestre, al caer las exportaciones de materias primas debido a una menor demanda de China y Europa. La demanda interna está impulsando ahora el crecimiento, registrándose un aumento de las ventas minoristas del 8% en mayo y del 7,2% en junio. El desempleo se mantiene en niveles bajos, registrando un 5,4% en julio de este año. Rusia presenta un importante superávit comercial de 110.000 millones de dólares estadounidenses en el primer semestre de 2012, frente a los 99.000 millones de 2011.

Tras haber registrado una baja inflación en el primer trimestre de 2012, los precios de consumo han subido en los dos últimos meses y, al aumentar los precios de los alimentos debido a la sequía, la inflación se situó en agosto en el 5,9%. En los próximos meses, se prevé una inflación media del 6%, al intensificarse de nuevo las presiones inflacionistas. Por consiguiente, a principios de septiembre, el banco central subió todos los tipos de interés: el tipo de refinanciación pasó del 8% al 8,25%, la primera subida desde abril de 2011.

El sector financiero se ha recuperado, pero dista mucho de mostrarse robusto

El sector bancario se vio en serias dificultades durante la crisis de 2008-2009, con fuertes presiones sobre la liquidez al deteriorarse bruscamente el precio del petróleo y el rublo. La recesión disparó el crecimiento de los préstamos morosos [más del 20% en 2009-2010], haciendo esencial una ayuda masiva del banco central y del gobierno para evitar un colapso del sistema.

No obstante, desde entonces, la situación ha mejorado, gracias a una mejora de los precios del petróleo y a una menor exposición al tipo de cambio. El banco central ha introducido un marco de apoyo de emergencia a la liquidez y la base de depósitos ha mejorado de manera consistente. Las repercusiones de la actual crisis de la zona del euro se han podido capear, de momento, sin problemas. El ratio de morosidad se ha reducido del 10% en 2010 al 7% y la rentabilidad ha aumentado significativamente.

Aun así, es demasiado pronto para atribuir al sector financiero ruso la calificación de `robusto´: el ratio de morosidad del 7% sigue siendo relativamente alto en comparación con otras naciones BRIC. Además, el crédito bancario ha crecido rápidamente [un 25% en 2011], poniendo en tela de juicio si las provisiones actuales son adecuadas en el supuesto de que se produzca una crisis económica, al menos en el caso de algunos bancos. Los ratios de adecuación del capital están cayendo a medida que crece el crédito, si bien se mantienen en niveles bastante cómodos.

Rebote del saldo presupuestario

La posición fiscal se ha recuperado desde 2010 tras un grave deterioro en 2009 debido a la caída de ingresos y a una subida del gasto necesario para apoyar a empresas y bancos en dificultades en 2008 y 2009. En 2011 se registró un superávit presupuestario del 1,3% del PIB, mientras que el superávit correspondiente al primer semestre de 2012 se sitúo en 30.000 millones de dólares, lo que se debe, principalmente, al aumento de los ingresos procedentes del petróleo y del gas, que representan en torno al 50% del presupuesto. Sin embargo, si se excluyen los ingresos del petróleo y del gas, el denominado déficit no petrolero es importante, situándose en el 11,3% del PIB en 2012.

De acuerdo con las nuevas reglas presupuestarias introducidas este verano, en el futuro, el gasto público estará vinculado al precio medio del petróleo, una práctica que se abandonó después de la crisis de 2008. El objetivo es reducir el déficit presupuestario no petrolero al 5% del PIB en 2015, lo que significa que, si se supera el umbral del precio del petróleo, el superávit puede utilizarse para impulsar el Fondo de Reserva y el Fondo de la Riqueza Nacional. Aunque se trata de pasos en la dirección correcta, es posible que estas medidas fiscales sean insuficientes para crear una fuerte resistencia a la volatilidad del precio del petróleo.

El Banco Central de Rusia también ha tomado medidas para mejorar la protección de la economía frente a choques externos, permitiendo que el tipo de cambio fluctúe en un rango del 8% por encima o por debajo del tipo central. Una vez más, se trata de un paso en la dirección correcta, pero que podría no ser suficiente para lograr una protección fuerte.

Persistencia de profundos problemas estructurales

Rusia depende mucho de la producción de gas y de petróleo, representando las exportaciones de estas dos materias un 70% del total de sus exportaciones. Como las autoridades no aprovecharon la oportunidad durante los años de bonanza para fortalecer la estructura económica de Rusia y reforzar su potencial no petrolero, la crisis de 2009 ha expuesto debilidades estructurales que no eran aparentes durante los años de buen comportamiento económico. Actualmente, el país depende más que nunca de sus recursos energéticos [es decir, de los altos precios del petróleo y del gas], pero la intervención estatal que genera un entorno de negocios hostil ha disuadido la inversión extranjera, frenando inversiones vitales en la prospección y explotación de nuevos yacimientos.

Tanto en el sector de la energía como en el de manufacturas, la productividad está muy por debajo de la de otros países industrializados. La economía interna de Rusia está muy monopolizada, y las pequeñas y medianas empresas competitivas y orientadas al mercado contribuyen tan solo un 15% al PIB. En cambio, los gigantes controlados por el Estado o las empresas privadas leales al Estado dominan la economía. Una falta de esfuerzo en materia de reformas y orientación al mercado está impidiendo que surja un sector privado competitivo, excepto los principales productores de petróleo y gas.

Los sistemas ejecutivo y judicial no son transparentes, dando lugar a menudo a decisiones arbitrarias. La corrupción generalizada, las prácticas delictivas y el nepotismo suscitan preocupación respecto al entorno de negocios y los derechos de propiedad. Rusia se situó en el puesto 143 de un total de 178 en el índice de corrupción de 2011 de la organización Transparency International. Estos factores han contribuido en gran medida a debilitar la inversión, al tiempo que las reformas necesarias se han retrasado constantemente.

Hasta ahora, los esfuerzos de reforma no pasan de meras declaraciones

La política rusa está profundamente imbricada con intereses empresariales, dando lugar a un nepotismo generalizado y a la corrupción mencionada anteriormente. Desde el polémico caso Yukos en 2003, el control del Estado sobre sectores `estratégicos´ [energía, coches, metales, aeroespacial, defensa] ha aumentado considerablemente, y lo ha hecho todavía más durante la crisis económica. El Kremlin se ha hecho con el control absoluto del sector energético que está compuesto ahora por empresas públicas o leales al Estado. Existe un escepticismo generalizado respecto la disposición del gobierno para reformar la economía, reduciendo su dependencia del sector de la energía, y mejorar el clima inversor.

Una sólida posición en cuanto a liquidez y solvencia

Con una caída de la inflación y una depreciación de la moneda en el primer semestre de 2012, el tipo de cambio efectivo real también se ha depreciado, mejorando la posición competitiva de Rusia. Si bien esta situación contribuirá a impulsar las exportaciones de productos no petroleros, los ingresos del petróleo seguirán dominando las exportaciones y la balanza comercial global. En el primer semestre de 2012, el superávit por cuenta corriente aumentó hasta situarse en 58.400 millones de dólares, frente a los 52.700 millones del primer semestre de 2011.

No obstante, este importante superávit por cuenta corriente también refleja la actual falta de confianza de los inversores: la salida de capitales es alta y en 2011 alcanzó un máximo de 80.000 millones de dólares, tras haberse situado en 38.000 millones en 2010, como resultado de la incertidumbre política. No es probable que esta situación cambie si no mejora sustancialmente el clima inversor en Rusia.

Por otra parte, la posición de Rusia en cuanto a solvencia y liquidez sigue siendo sólida, con una deuda externa que representa en 24% del PIB y suficientes reservas en divisas para cubrir las importaciones durante más de 18 meses.  

Perspectivas a corto plazo

Se prevé que la economía rusa crezca a un ritmo del 3,5%-4% en 2012 y 2013, anticipándose pocas mejoras en los ámbitos de reformas estructurales y clima de inversión, y manteniéndose los precios el petróleo en niveles altos, a 110 dólares el barril de Brent. Sin embargo, el comportamiento de la economía está en última instancia ligado a los caprichos de los mercados mundiales de la energía, y la economía carece de un sector exportador dinámico como ocurre en otros países BRIC. Si no se producen reformas estructurales para mejorar el entorno de negocios y el clima de inversión, los índices de crecimiento anual probablemente se estancarán a medio plazo.

Rusia se integró como miembro de la Organización Mundial del Comercio [OMC] en agosto de este año. A medio y largo plazo, prevemos que este paso contribuya a una modernización de la economía, al acceder las empresas rusas al mercado mundial, al tiempo que aumente la competencia extranjera en el mercado interno, lo que exigirá mayores esfuerzos, en términos de eficiencia, innovación y diversificación, a las empresas rusas y una mejora general del entorno de negocios.

Manténgase informado.Únase a nuestra Newsletter