La economía de la India ha registrado elevados índices de crecimiento, por encima del 7 % anual desde 2003, alcanzando un máximo del 9.7 % en 2006. Los resultados solo se redujeron ligeramente en 2008, situándose en el 5.1 %, debido al estallido de la burbuja de valores nacionales y otros títulos como resultado de la crisis económica mundial. En contraste con otros mercados emergentes asiáticos, el principal motor de la economía de la India es el consumo interno, representando las exportaciones tan solo el 15 % del PIB. El sector exterior ha estado dominado tradicionalmente por los servicios, en particular las tecnologías de la información y la comunicación y la externalización de servicios a empresas. El crecimiento del PIB real se situó el año pasado en el 8.8 %, impulsado por el auge de los sectores de manufacturas y de servicios y por el consumo privado. Sin embargo, este año se está produciendo una caída moderada que se mantendrá en los próximos meses, debido al debilitamiento de la economía mundial y a los altos tipos de interés. Se prevé que en 2011 el crecimiento global de la economía se frene situándose en el 7.9 %. A pesar de la revisión a la baja de las previsiones, el crecimiento de la India se mantendrá en un nivel alto dentro del contexto internacional, alcanzando el 8.4 %. Se prevé que la inflación se modere el año próximo. El nivel sostenible de la deuda exterior, las elevadas reservas y la gestión prudente de la deuda exterior seguirán siendo los puntales de la capacidad de pago soberana de la India. La principal fuente de preocupación es la inflación La inflación de precios de consumo se sitúo en el 12 % en 2010, al registrarse una importante subida de los precios de los alimentos y un aumento también importante de los precios de bienes de capital, valores y propiedad inmobiliaria. A la inflación general de precios han contribuido los precios de los combustibles, así como el hecho de que la capacidad de suministro de la economía de la India no ha seguido el ritmo de la demanda. Si bien la inflación se ha reducido algo desde enero de 2011, sigue en niveles bastante altos y la presión al alza sobre los precios se mantendrá de momento. Por consiguiente, los altos precios de consumo siguen siendo fuente de preocupación y reducen el poder adquisitivo de muchos hogares pobres. Según estimaciones del Banco Mundial, más de tres cuartas partes de la población vive todavía con menos de 2 dólares al día. La inflación de los precios de los alimentos, que representa más del 14 % de la inflación del Índice de Precios al por Mayor [IPM], se ha mantenido en niveles elevados desde diciembre de 2010, a pesar de las buenas cosechas, lo que parece indicar que el nivel de precios se ve impulsado todavía más por cuellos de botella estructurales. Para frenar la inflación, el Reserve Bank of India [RBI] ha endurecido su política monetaria subiendo reiteradamente los tipos de interés a corto plazo claves: 350 puntos básicos desde marzo de 2010. En septiembre de este año, el RBI volvió a subir los tipos de interés: 25 puntos básicos hasta el 8.25 %, y se prevén nuevas subidas. Esta situación contrasta con la de otros mercados emergentes que han bajado recientemente sus tipos de interés como reacción a la crisis de la deuda de la eurozona y la tambaleante economía de Estados Unidos. Persisten los elevados déficits presupuestarios La insuficiente disciplina presupuestaria del gobierno se refleja en déficits presupuestarios persistentes. El presupuesto del gobierno central representa el 5 % del PIB en 2010 y el 4.7 % en 2011, pero el déficit total, incluyendo a los estados federales, se sitúa en el 10 % del PIB según datos del FMI. La razón principal radica en el bajo nivel de la base fiscal, que se suma a los altos subsidio a los combustibles, los alimentos y los fertilizantes. Si bien estos déficits pueden financiarse mediante préstamos nacionales, dicha financiación ha llevado a la deuda pública nacional a situarse en un 70 % del PIB en 2010. Junto al elevado déficit presupuestario, las principales deficiencias estructurales de la India son las siguientes: el subdesarrollo del sector agrícola; las deficientes infraestructuras; una legislación laboral poco flexible; un exceso de burocracia; rigidez de las leyes del suelo [Ley de Adquisición del Suelo], y escasez de mano de obra cualificada debido a las deficiencias educativas de la mayor parte de la población. La India es el primer productor mundial de carbón, que cubre más del 50 % de su consumo energético. El 66 % del petróleo y el gas se importa. El suministro eléctrico es muy poco fiable y representa uno de los principales obstáculos para la economía. La alta dependencia de las importaciones de petróleo y los elevados subsidios a los combustibles son el talón de Aquiles de la economía de la India. Muchos esperaban que, tras su victoria en las elecciones generales de 2009, el Partido del Congreso abordara por fin las necesarias reformas estructurales que no había sido capaz de aprobar en su primera legislatura al depender del apoyo de los partidos de izquierda. Si bien el gobierno ha lanzado algunas iniciativas para combatir la pobreza rural y recortar los subsidios a los combustibles, las perspectivas de que se lleven a cabo reformas estructurales significativas siguen siendo sombrías: sigue sin controlar una mayoría parlamentaria, el panorama político sigue fragmentado y dentro del Partido del Congreso hay poderosas fuerzas opuestas a la reforma. Varios escándalos de corrupción han socavado la autoridad del gobierno, haciendo todavía más difícil la conformación de alianzas parlamentarias para lograr mayorías. Por lo tanto, no parece probable que, a corto plazo, se hagan más progresos en materia de reformas estructurales. Las siguientes elecciones generales se celebrarán en 2014, pero no se puede descartar totalmente un anticipo de estas. Los atentados terroristas de noviembre de 2008 supusieron un serio revés para las relaciones entre la India y Pakistán. Se han reanudado las reuniones bilaterales informales entre altos funcionarios, pero las relaciones siguen siendo tensas y podrían incluso deteriorarse. Las relaciones con China siguen siendo delicadas debido, en parte, a contenciosos fronterizos. Sin embargo, las relaciones económicas están mejorando. Tras décadas de relaciones poco entusiastas con Estados Unidos, Washington considera ahora a la India como un socio estratégico y un contrapeso potencial al auge del poder de China en Asia. Un largo camino por recorrer Siendo un país de renta baja-media, a la India le queda todavía mucho camino por recorrer en términos de desarrollo. El bienestar está distribuido de manera desigual entre regiones y grupos sociales, aunque está creciendo rápidamente una clase media capaz de sostener un mercado nacional boyante, generando un aumento de la demanda de bienes de consumo y de las oportunidades de inversión nacional y extranjera. Además, la estructura económica debe mejorar de manera significativa, especialmente por lo que respecta a las deficientes infraestructuras del país. Es urgente abordar los problemas de suministro energético, carreteras y ferrocarriles, y el deficiente sistema educativo. Son necesarios más acuerdos de inversión en proyectos de infraestructuras entre el sector público y el sector privado, y el gobierno tiene previsto aumentar los incentivos para los inversores privados. Hasta el momento, la participación del sector privado en el desarrollo de las infraestructuras se ha centrado esencialmente en el sector de las telecomunicaciones. Su participación en otras áreas, como el saneamiento, la producción de energía, las carreteras y los ferrocarriles, ha sido mucho menor de lo esperado. Por ello, en las principales ciudades de la India existe un problema permanente de escasez de energía y de agua. El gobierno sigue aplazando las principales reformas estructurales para estimular la IED, a saber, permitir la inversión extranjera en el sector minorista. El perfil de crecimiento de la India, en contraste con el de China, se refleja en un importante doble déficit: con cifras negativas tanto en el sector público como por cuenta corriente. El déficit del sector público de la India se suma a la deuda pública que alcanzó el 70 % del PIB en 2010. La disciplina fiscal en la India es bastante deficiente, basándose en bajos ingresos fiscales y un amplio programa de subsidios a los alimentos, los combustibles y los fertilizantes. Aunque el balance por cuenta corriente es estructuralmente negativo, una amplia liquidez internacional y un bajo nivel de deuda externa garantizan que la India seguirá siendo un mercado robusto y de rápido crecimiento. |
Manténgase informado.Únase a nuestra Newsletter