En general, la situación política interna de China es estable, sin grandes divisiones o luchas de poder en el seno del Partido Comunista de China. Para evitar cualquier descontento social importante, el principal objetivo de la administración es preservar un alto crecimiento económico que permita crear puestos de trabajo, combatir la inflación y desarrollar una red de seguridad de bienestar público. Las protestas y revoluciones de Oriente Medio y el Norte de África han puesto en alerta al Gobierno chino ante la eventualidad de que se produzcan acontecimientos similares en su propio país. Las autoridades impiden las manifestaciones públicas, y cualquier crítica al Gobierno a través de Internet es cada vez más difícil. No obstante, a pesar de las similitudes entre la situación política de China y los países de Oriente Medio, una diferencia clave es que el nivel de vida de gran parte de la población china ha mejorado en los últimos dos años, pasando el PIB per cápita de 847 dólares en 2000 a 5.000 dólares en 2011. Sin embargo, existen grandes diferencias de ingresos entre la población rural y la población urbana, al igual que entre las provincias costeras y la zona occidental del país. En los últimos años, el descontento social ha ido en aumento en varias provincias, alimentado por los casos de corrupción en los Gobiernos locales, los problemas medioambientales y una escasa protección de la propiedad y los derechos sobre las tierras. En muchos casos, las autoridades locales han expropiado ilegalmente tierras de labranza para su uso comercial. Pero, hasta el momento, las protestas sólo han surgido a nivel local y han sido rápidamente contenidas por las fuerzas de seguridad. Además de las cuestiones sociales, los problemas medioambientales también están suscitando una atención considerable. A Beijing le preocupa cada vez más la disponibilidad de alimentos a largo plazo dado el ritmo al que se están perdiendo las tierras cultivables como consecuencia de la contaminación y la industrialización forzosa. El Gobierno ha adoptado medidas para enfriar la economía La economía china creció un 10,3% en 2010, logrando su ritmo de crecimiento anual más rápido desde el principio de la crisis global. El crecimiento del comercio exterior se recuperó con rapidez, situándose en niveles superiores a los registrados antes de la crisis y registrando máximos históricos. Las importaciones y exportaciones supusieron un total de algo más de 2,9 billones de dólares un crecimiento interanual del 34,7%, representando las exportaciones más de 1,5 billones de dólares y las importaciones casi 1,4 billones de dólares, un aumento del 31,3% y del 38,7% respectivamente. No obstante, ha aumentado la inquietud por el sobrecalentamiento de la economía y la sostenibilidad de estos altos índices de crecimiento a raíz del aumento de burbujas de precios de los activos en el sector inmobiliario y en los mercados de valores, además de la escalada de los precios al consumo, con un aumento del 3,2% interanual tras la deflación de 2009, como consecuencia de la subida de los precios de los alimentos, el combustible y la vivienda. Por lo tanto, el Gobierno ha adoptado medidas para enfriar la economía, como reducir las medidas de estímulo e introducir una política monetaria más restrictiva para contener la riada de liquidez que está avivando la inflación y disparando los precios de la propiedad inmobiliaria. En un intento por contener el crédito, el banco central ha subido los tipos de interés en cuatro ocasiones desde octubre de 2010, y ha incrementado cinco veces en lo que llevamos de año la cantidad de liquidez que los bancos deben mantener en reserva. En particular, el coeficiente de requisitos de reservas de los bancos más grandes se ha disparado hasta el 21%. Las presiones inflacionistas persistieron en 2011 Sin embargo, la inflación siguió subiendo en 2011, situándose en un 5,3% interanual en abril, impulsada principalmente por la subida de los precios de los alimentos [+11,2%], que representan el 30% del índice de precios al consumo. A las autoridades chinas les preocupa cada vez más que la subida de precios de la producción, derivados del aumento del coste de la mano de obra y de los precios de las materias primas, pueda traducirse en una subida de los precios al consumo. Además de adoptar medidas de restricción monetaria, el Gobierno chino ha introducido, por lo tanto, controles sobre los precios de los materiales básicos y ha aumentado las ayudas a las familias con bajos ingresos. A pesar de todas estas medidas, se prevé que la inflación crezca un 5% interanual en 2011. Como consecuencia de la nueva máxima prioridad del Gobierno de mantener la estabilidad de los precios y de sus medidas consiguientes para ralentizar la economía, se prevé que el crecimiento del PIB se desacelere hasta situarse en el 9% en 2011, al frenarse el crecimiento de las exportaciones y el gasto de inversión. Al mismo tiempo, la aportación del consumo privado al crecimiento económico aumentará, debido a la subida de los salarios y a las medidas del Gobierno para estimular el consumo privado, como pueden ser el aumento del gasto en educación, sanidad y pensiones. Aumentan lo s riesgos en el sector financiero Los bancos chinos desempeñaron un papel fundamental en el programa masivo de medidas de estímulo 2008/2009. El crédito bancario aumentó un 12% en 2008, un 31% en 2009 y un 18% el año pasado, lo que supuso un alto gasto de inversión, correspondiendo una parte importante de las inversiones a sociedades de inversión de las autoridades locales financiadas por bancos. Sin embargo, se estima que entre el 20% y el 25% de esos préstamos conllevan mucho riesgo, lo que ha suscitado cierta inquietud sobre un deterioro de los activos en el sector bancario. Esta inquietud también se ve alimentada por la gran exposición de los bancos al sobrecalentado mercado inmobiliario. Si bien el Gobierno está instando a los bancos a que sean más restrictivos en sus prácticas de crédito y el nivel de préstamos no rentables en el sector bancario sigue siendo bajo [un 1,3%], dado que el crédito ha crecido con fuerza en el pasado, se prevé que el índice sea mucho más alto a medio plazo. Política económica centrada en el recuperar el equilibrio El enorme paquete de medidas de estímulo del Gobierno ha dado lugar a desequilibrios económicos, y las inversiones, que suponen el 47% del PIB en 2011, siguen desempeñando un papel predominante en la economía, lo que también entraña un importante riesgo económico ya que no todas las inversiones han resultado ser eficientes. El esfuerzo inversor, sumado a la masiva expansión crediticia de los últimos tres años, ha provocado la burbuja del mercado inmobiliario. Sin embargo, con un mayor gasto en servicios sociales, el Gobierno está intentando recuperar el equilibrio de la economía. Una deuda pública baja, pero un pasivo contingente al alza A primera vista, las cuentas públicas parecen saneadas. En 2010 el presupuesto arrojó un déficit del 1,6% del PIB, y este año se prevé que el déficit se sitúe en el 1,7% del PIB. A día de hoy, la deuda pública es moderada, pero si tenemos en cuenta el pasivo contingente como la reestructuración bancaria en caso de deterioro del sector financiero y futuros costes de pensiones y seguridad social, la deuda es mucho mayor. Otro problema radica en las cuentas de los organismos de los Gobiernos locales, que desempeñaron un papel importante en la política de estímulo masivo de 2008 y 2009. Existe mucha incertidumbre sobre la calidad de sus inversiones y los informes que hablan de altos niveles de endeudamientos han suscitado dudas sobre la salud financiera de los Gobiernos locales.
Política monetaria: apreciación gradual del yuan Para luchar contra la inflación el banco central ha adoptado una política monetaria más estricta subiendo reiteradamente los tipos de interés y aumentando los requisitos de reservas de los bancos. El yuan mantiene de hecho un tipo fijo, con una paridad escalonada frente al dólar, y una apreciación acelerada de la moneda podría contribuir a contener las presiones inflacionistas. En abril de 2011, el banco central permitió que el yuan subiera un 0,9% en respuesta a las altas cifras de inflación de marzo. Sin embargo, se prevé que cualquier otra apreciación sea gradual [en 2010 el yuan se apreció un 2,7% frente al dólar], ya que un ritmo más rápido perjudicaría a la competitividad internacional de las industrias y las exportaciones chinas. Márgenes más bajos para los exportadores chinos Los exportadores chinos están viendo cómo sus márgenes de beneficio se contraen a causa de la subida de los precios de las materias primas en el mercado mundial, el aumento de los costes de mano de obra y la apreciación del yuan. Muchas empresas han reducido sus objetivos de exportación y se están esforzando por contrarrestar la falta de actividad en el mercado mundial impulsando la demanda interna, lo que está provocando que la producción se traslade de las regiones costeras hacia las regiones centrales y occidentales. La reciente catástrofe de Japón ha provocado una reducción de la producción industrial interna del país nipón debido a los daños en las líneas de producción, los problemas de suministro energético y la destrucción de infraestructuras en algunas zonas del país. Esto debería brindar oportunidades a corto plazo para los exportadores y las industrias de acero/metales en China, ya que: las labores de reconstrucción después del terremoto en Japón generan una gran demanda; el negocio de exportación de Japón puede pasar a manos de países vecinos como China y Corea del Sur, a la luz de su mermada capacidad de producción; y es posible que las necesidades internas de Japón no puedan satisfacerse debido al déficit de producción en algunas áreas. Buenas Perspectivas El Gobierno ha reconocido el potencial de inestabilidad como consecuencia del desempleo oculto en empresas estatales, la subida de los precios de los alimentos y las disparidades entre regiones, y por lo tanto su política de reformas constantes pero graduales permanecerá invariable. El descontento social local persistirá, pero no es probable que desemboque en un movimiento a escala nacional. China tiene previsto redirigir el gasto de las medidas de estímulo, pasando de las inversiones en activos fijos a los servicios sociales, como la sanidad y la educación. Las medidas del Gobierno para enfriar la economía ralentizarán el crecimiento hasta el 9% en 2011 y hasta el 8,7% el año que viene. El comercio exterior seguirá creciendo en 2011, pero el índice de crecimiento podría registrar un ligero descenso respecto a los datos de 2010. Se prevé que las importaciones crezcan más rápido que las exportaciones. Las autoridades chinas están intentando asegurar que, al margen de los costes de los alimentos, las presiones inflacionistas no generen presiones de precios en otros ámbitos de la economía ni expectativas inflacionistas, lo que podría suponer mayores recortes en las cuotas de créditos y mayores requisitos en materia de reservas y tipos de interés. Sin embargo, la subida de los tipos de interés podría frenar el crecimiento más de lo deseado y atraer más entradas de capital extranjero [especulativo]. Así pues, el banco central podría optar por un mayor énfasis en incrementar aún más el coeficiente de requisitos de reservas. Después de crecer un 5% este año, se prevé que la inflación caiga al 3,8% en 2012. El riesgo en el sector bancario aumentará a medio plazo, ya que el fuerte aumento del crédito de los últimos años [inducido políticamente] dará lugar a activos deteriorados y a un aumento de los préstamos no rentables [NPL]. China tiene una situación de liquidez y una posición externa cómodas [con un bajo nivel de deuda y una balanza de pagos positiva]. Sus reservas internacionales seguirán aumentando gracias a la solidez de su balanza de pagos. Los importantes superávits comerciales bilaterales y los tipos de cambios siguen enfrentando a Washington y Beijing, y la administración estadounidense sigue presionando para que el yuan se aprecie más rápidamente, aspecto que considera una condición previa fundamental para aumentar el gasto de consumo en China y limitar los desequilibrios mundiales. El aumento de las importaciones generará menores excedentes por cuenta corriente en 2011 y 2012. Retos a medio plazo. A medio plazo, las autoridades chinas tienen que hacer frente a los desequilibrios económicos estructurales, que se reflejan en un bajo consumo de los hogares y una alta tasa de ahorro, estimulando el consumo privado. El período del duodécimo Plan Quinquenal [2011-2015] es vital para profundizar en las reformas y acelerar la transformación del modelo del desarrollo económico. En paralelo, el país deberá afrontar una serie de retos: mantener básicamente estable el nivel general de los precios, aplicar la estrategia de ampliar la demanda interna, lograr rápidamente que el crecimiento económico se vea impulsado por una combinación equilibrada de gasto de consumo, inversión y exportaciones, mejorar el nivel la industria manufacturera, y promover y desarrollar sectores emergentes estratégicos, como pueden ser nuevas energías, vehículos de nuevas energías, conservación energética, tecnologías de la información, productos biofarmacéuticos y equipos de gama alta. |
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