En 2009, la economía de Brasil experimentó una leve recesión, con una contracción del PIB del 0,6%, debido principalmente a la caída del 7,6% de la producción industrial provocada por un brusco descenso de las exportaciones y la inversión. Sin embargo, desde el cuarto trimestre de 2009, el país ha registrado una fuerte recuperación generalizada, gracias al rebote de las exportaciones a Asia, las inversiones y una demanda de consumo boyante. La producción industrial y las exportaciones crecieron un 11,5% interanual en 2010 y las ventas minoristas, por lo general, se mostraron excepcionalmente fuertes el año pasado, con un crecimiento del volumen del 10,9% en términos interanuales como resultado de mejoras en el mercado laboral, al haberse creado muchos nuevos puestos de trabajo, tanto temporales como permanentes. Las condiciones de crédito siguen siendo flexibles y los costes de financiación han alcanzado mínimos históricos estimulando el consumo de los hogares, que registra un aumento del 7,0% en 2010. Este rebote se frenó hacia finales del año pasado, especialmente en el cuarto trimestre, lo que parece indicar una desaceleración del crecimiento económico en 2011. En enero de 2011, la producción industrial aumentó solo un 0,2% respecto al mes anterior, tras haber registrado una caída del 0,8% en diciembre y del 0,1% en noviembre de 2010. Sin embargo, con un aumento del 2,5% respecto al trimestre anterior, el gasto del consumo de los hogares se aceleró de nuevo en el cuarto trimestre de 2010, mientras que el PIB creció solo un 0,7%. El boom y los altos ingresos por exportaciones han generado una apreciación del real del 40% respecto al dólar estadounidense en los dos últimos años, favoreciendo las importaciones, pero siendo motivo de preocupación creciente para los exportadores de bienes manufacturados. Al mismo tiempo, la inflación ha aumentado de manera estable desde agosto de 2010 y, con el repunte económico y el aumento de los precios de los alimentos, registró un aumento del 6% en febrero de 2011, su índice más elevado desde noviembre de 2008 y por encima del objetivo del 4,5% del Banco Central. Para contener la apreciación de la moneda, el gobierno brasileño impuso medias de control del capital en octubre de 2010, incluyendo subidas de impuestos a las compras de renta fija de los inversores extranjeros y, en enero de este año, requisitos de reservas sobre posiciones cortas en dólares estadounidenses para los bancos locales. La nueva Administración también ha adoptado medidas urgentes para hacer frente al calentamiento de la economía, debido en gran parte al aumento del gasto público en los últimos dos años. Los masivos préstamos del gobierno y los incentivos fiscales contribuyeron a evitar una recesión más profunda durante la crisis crediticia, pero gran parte de los estímulos de 2009 consistieron en emplear a trabajadores en el sector público y aumentar las pensiones y prestaciones sociales, en lugar de mejorar las deficientes infraestructuras del país. Incluso cuando la economía empezó a mostrar claros signos de recuperación el año pasado, el gasto público se mantuvo en niveles altos hasta las elecciones legislativas y presidenciales de octubre de 2010. El gasto del gobierno supone más del 20% del producto interior bruto de Brasil y la deuda pública supera el 60% del PIB. La nueva Administración ha hecho hincapié en continuar la lucha contra la pobreza, pero con medidas fiscales y políticas económicas más disciplinadas para reducir el déficit del sector público. El gobierno ha anunciado recortes por valor de 50.000 millones de reales [30.000 millones de dólares estadounidenses] en el gasto presupuestado para 2011 con el fin de enfriar una economía recalentada. Buena liquidez y solvencia La Administración ha reducido el nivel de deuda pública externa considerablemente y ha mejorado su perfil deudor mediante canjes de bonos, emisión de bonos denominados en reales a inversores extranjeros, reembolsos anticipados [15.600 millones de dólares al FMI y 2.600 millones de dólares al Club de París] y recompra de deuda [bonos Brady por valor de 6.600 millones de dólares]. Como resultado de ello, el vencimiento de la deuda se ha extendido y se ha reducido el riesgo relacionado con la divisa, habida cuenta de que la deuda pública está denominada principalmente en reales. La deuda del sector privado [empresas/banca] representa ahora dos terceras partes de la deuda externa total. Los importantes superávits comerciales empiezan a reducirse, ya que las importaciones están aumentando todavía más rápido que las exportaciones, que muestran resultados robustos. Por consiguiente, el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos llegará al 3,1% del PIB en 2011 y al 3,5% en 2012. Este nivel de déficit no es alarmante habida cuenta de que las masivas entradas de capital, tanto en inversiones como en cartera, son más que suficientes para cubrir estos déficits. Estos superávits de capital apuntalan el tipo de cambio del real, que se apreció significativamente a lo largo de 2010. Buenas perspectivas Mientras que la disciplina fiscal es necesaria para evitar el recalentamiento de la economía y reducir el déficit del sector público, el Gobierno se enfrenta al hecho de que menos del 10% del presupuesto anual corresponde a partidas que pueden recortarse, mientras que las nóminas, la asistencia sanitaria y la educación corresponden a gastos fijos. Esta situación ha generado preocupación en el sentido de que el Gobierno podría recortar inversiones públicas en infraestructuras, cuya mejora es esencial para un crecimiento sostenido a largo plazo [el mal estado de muchas carreteras, aeropuertos y puertos y los sistemas de alimentación de energía casi al límite ya han supuesto un obstáculo a un mayor crecimiento]. Sin embargo, el Gobierno ha asegurado que no se recortará ningún proyecto de infraestructuras en marcha: sin duda porque Brasil será la sede del Mundial de Fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016. Una solución que pueden estar considerando es aumentar la participación de inversores privados en la mejora de las infraestructuras. Se prevé que el crecimiento del PIB se enfríe situándose en el 4,3% este año y en el 4,7% en 2012, impulsado todavía por la demanda interna [consumo e inversión] y las exportaciones [principalmente a Asia]. La previsiones apuntan a que la inflación aumentará hasta situarse en el 6,1% este año, y se prevé que el banco central suba todavía más el tipo de interés de referencia y/o adopte medidas adicionales para contener el crecimiento del crédito, como puede ser un aumento de los requisitos de reservas y capital. Se prevé que la inflación se frene en el segundo semestre de 2011 y caiga hasta el 4,7% en 2012. En general, entre 2011 y 2015, se estima que el crecimiento del PIB será de entre el 4% y el 5%. Se prevé que el sector de la electrónica crezca en torno al 12% en 2011, si bien la subida de los tipos de interés y la apreciación del real frente al dólar estadounidense pueden afectar negativamente a estas previsiones, reduciendo así la competitividad de la industria brasileña. En 2010, la cifra de negocios del sector de la electrónica fue de 124.000 millones de reales, lo que representa un crecimiento interanual del 11%. Las ventas de automóviles aumentaron un 11,9% en términos interanuales en 2010, situándose en los 3,52 millones de vehículos, mientras que las importaciones de automóviles crecieron un 35%. La previsión de ventas en 2011 apunta a un crecimiento del 5%, con 3,63 millones de vehículos. La creciente prosperidad de los brasileños se refleja en el mayor gasto en artículos de higiene y belleza, uno de los sectores que muestra un mejor comportamiento, con un crecimiento medio del 10,5% anual en la última década. En 2010, el volumen de negocios aumentó un 12,7%, gastándose los brasileños 43.400 millones de reales en estos productos. De este gasto, un 46% corresponde a personas de clase trabajadora/media baja, un aumento considerable desde 2002, cuanto sólo representaba el 27%. Con más de 16 meses de cobertura de importaciones, la posición internacional de Brasil en cuanto a liquidez es excelente. La solvencia también es sólida, con ratios de servicio de la deuda externa moderados. Los flujos adecuados de capital extranjero evitarán que el aumento de los déficits por cuenta corriente ponga en peligro esta sólida liquidez y solvencia. Las exportaciones de las inmensas reservas petroleras offshore de Brasil apuntalarán la posición externa a largo plazo, ya que se estima que los yacimientos sub-salt frente a la costa de Brasil contienen más de 13.000 millones de barriles de petróleo. |
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