Si fueran necesarias más pruebas de que la economía mundial todavía no ha salido del todo de la recesión, las duras medidas de austeridad que están imponiendo en muchos países y la reacción, por lo general poco entusiasta, ante dichas medidas por parte de muchos ciudadanos de esos países son un claro indicio de que la singladura hacia la plena recuperación será tormentosa. Estados Unidos, el reino unido, Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España han estado en el punto de mira como víctimas de la recesión. Muchos de sus actuales problemas fiscales están directamente relacionados con un exceso de endeudamiento y de inversión en el mercado de la vivienda y el consiguiente rescate del sector financiero. Pero el pánico resultante y la pérdida de confianza, tanto empresarial como de los consumidores, ha contagiado a muchos otros sectores, en particular los que dependen de la financiación de compras caras, como coches y bienes de consumo duraderos. Además, los bancos del exterior, incluyendo los de Francia y Alemania, han incurrido en una exposición particularmente alta al endeudamiento público y privado en países en dificultades como Grecia. Pero la cosa no termina ahí. Una brusca caída de la demanda en un país tiene un impacto inmediato en los demás países que dependen de las exportaciones a ese mercado. Mientras que la economía alemana parece estar recuperándose más rápidamente que muchos de sus vecinos europeos, la caída masiva de la demanda mundial de productos alemanes, en particular la procedente de Estados Unidos y de China, y el aumento de la volatilidad de los mercados financieros, resultante de los problemas ya mencionados de la deuda pública de los países de la Unión Europea, amenazan con desbaratar la recuperación de Alemania. Al otro lado del Atlántico, el destino de la economía mexicana está tan inextricablemente ligado al fluctuante comportamiento de la economía de Estados Unidos que las proyecciones sobre su recuperación se han revisado a la baja por cuarta vez este año. El Barómetro de Prácticas de Pago del verano 2010, una amplia encuesta del Grupo Atradius publicada en España por Crédito y Caución sobre la experiencia de unas 4.000 empresas de 22 países en materia de cobros a nivel nacional e internacional, concluyó que, incluso los países que han evitado la recesión, como China y Polonia, no han podido librarse del impacto de la recesión mundial. Al igual que la mayoría de los países, el comercio internacional de estos países ha acusado un duro golpe, al sufrir sus exportaciones el impacto de la recesión en los países afectados, lo que ha generado, en el mejor de los casos, retrasos en los pagos y, en muchos otros casos, impagados. Si bien el Período medio de Cobro no es un absoluto el único indicador para calibrar la salud de la cartera de cuentas por cobrar de una empresa, el Barómetro de Prácticas de Pago concluyó que, aproximadamente, el 19% de las empresas entrevistadas habían registrado un aumento, siendo Italia el país con el periodo medio más alto. La confirmación del efecto dominó que la morosidad tiene en empresas que se sitúan en un punto anterior de la cadena de suministro es posiblemente un dato todavía más relevante. Muchos de los entrevistados habían tenido que retrasar pagos a sus proveedores como consecuencia de su propio retraso en los cobros. Más de la mitad de los entrevistados en el Barómetro de Prácticas de Pago declararon que habían registrado retrasos en los pagos sin acuerdo previo, mientras que un porcentaje similar afirmó que habían recibido solicitudes de ampliación de plazos de pago. No resulta sorprendente que el estudio revelara un aumento significativo del uso de técnicas de gestión por parte de muchas empresas, especialmente recurriendo al apremio el proceso de comunicarse sistemáticamente con los clientes para asegurar los pagos y a la comprobación regular de la solvencia de los clientes. De hecho, de las conclusiones globales del Barómetro de Prácticas de Pago se desprende claramente que, si bien no hay herramienta de gestión del crédito capaz de garantizar por sí sola la mitigación de los riesgos de crédito, el uso inteligente y estratégico de una combinación de dichas medidas, incluyendo la protección que ofrece el seguro de crédito, puede mejorar sustancialmente las posibilidades de operar con éxito y manera rentable. Y, si bien los proveedores deberían siempre recurrir a salvaguardas a la hora de proponer plazos de crédito, según los datos de la encuesta, los plazos de crédito siguen siendo un elemento esencial del comercio nacional e internacional. |
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