La realidad mixta lleva tiempo entre nosotros. Es aquella que superpone objetos virtuales, hologramas, sobre el mundo físico y permite interactuar con ellos. Para lograrlo es imprescindible un dispositivo como unas gafas o un visor que proyecte esos elementos sobre la realidad que percibe el usuario. Por ejemplo, el mobiliario y la distribución en una vivienda vacía o la superposición de capas 3D sobre estructuras complejas como una maquinaria, un proceso industrial o una ciudad para ayudar a entenderlas, a repararlas o a modificarlas con diseños mejorados. El gemelo digital de una fábrica de BMW que permite probar ajustes antes de aplicarlos en las cadenas de montaje ya es una muestra de su potencial.
La versatilidad de aplicaciones de la realidad mixta se refleja en el crecimiento del mercado y su proyección desde 383 millones de dólares en 2019 a cerca de 3.000 millones en 2024. Pero, más allá de su progresión cuantitativa, el sector prevé un salto cualitativo por la contribución de tecnologías en rápido proceso de maduración —desde la capacidad de procesamiento a la conectividad o la IA— para superar la principal barrera de la realidad mixta: la integración de cada vez más hologramas en entornos físicos para interactuar con ellos de una forma natural. Se trata de que su simulación geoespacial evolucione para que esos objetos virtuales complejos guarden la proporción y el enfoque respecto al escenario físico donde se insertan, en distancias variables y, lo más complicado, capaces de adaptarse sobre la marcha al foco de los ojos en movimiento.
Hacia ese objetivo avanzan diferentes desarrollos complementarios y además tangibles, con prototipos o incluso primeras versiones comerciales. En primer lugar, una conectividad potenciada capaz de soportar un aumento exponencial del tráfico de datos sin latencia —que el movimiento y la interacción se produzcan en tiempo real— a la que contribuyen no solo el protocolo móvil 5G camino del 6G, sino la tecnología mejorada del wifi 6E camino del wifi 7. Parece inevitable que esa necesidad de procesamiento se delegue en un dispositivo de apoyo como por ejemplo el propio smartphone, lo que facilitaría la integración de la realidad mixta con el 5G y más adelante el 6G.
También progresa el reconocimiento del espacio físico con sensores de profundidad y barrido láser que obtienen un mapa tridimensional, uno de los campos donde la IA es imprescindible para analizar toda la información vinculada, aprender patrones y tomar decisiones autónomas. Se necesitan interfaces de control mejoradas para interactuar con esa multiplicidad de hologramas, tanto en dispositivos complementarios —por ejemplo anillos con sensores de movimiento— como en gafas ligeras capaces de proyectar directamente las imágenes virtuales sobre la retina para garantizar la coordinación fluida entre plano físico y plano digital. La próxima frontera en este desafío serían las lentes de contacto.
Otra de las tecnologías llamadas a potenciar la realidad mixta es el metaverso. Son dos esferas integradas porque los dispositivos de realidad mixta contribuyen a la sensación inmersiva de los usuarios en los entornos virtuales y la sensación de realidad fluida, que se considera clave para que el o los metaversos acaben cuajando como un servicio masivo. Si estas tecnologías complementarias se retroalimentan, los expertos dan por hecho el salto cualitativo de la realidad mixta. Otra cosa es cuándo se incorporará a los dispositivos cotidianos y en las formas de trabajar y teletrabajar como un sector consolidado en el marco de la transformación digital.
Ya existen aplicaciones pioneras en múltiples sectores. El salto consistiría, por lo tanto, en subir a otro nivel su funcionalidad. Por ejemplo en todo tipo de diseños, desde el industrial a la planeación urbana, pasando por la formación basada en actividades y proyectos prácticos, la asistencia remota en cualquier clase de mantenimiento, la tendencia de los gemelos digitales o la experiencia de usuario en actividades de ocio o en comercio retail, además del teletrabajo colaborativo en sentido amplio. ¿Las contraindicaciones? No se mencionan tanto como las ventajas operativas, si bien algunos expertos advierten de los problemas lógicos de privacidad y ciberseguridad si el entorno de realidad mixta no está bien protegido, además de los posibles efectos visuales o alteraciones en la percepción espacial humana si se hace un uso intenso y prolongado de los dispositivos.