Observatorio

Los gemelos digitales se volverán superdotados

Hoy los aplican las industrias más avanzadas. Mañana prometen extenderse a ecosistemas tan complejos como la economía global, los océanos o la tierra.

Juan Pablo Zurdo
Gemelos Digitales

Los digital twins o gemelos digitales son un laboratorio controlado. Funcionan como modelos informáticos capaces de replicar con un elevado nivel de detalle realidades físicas como productos, servicios, procesos, infraestructuras como barcos o fábricas o sistemas complejos como simuladores de gestión financiera, redes logísticas o energéticas o incluso una smart city con múltiples gemelos agregados sobre aspectos concretos como el tráfico, la administración, el urbanismo… Los gemelos digitales reciben y procesan información continua de todos esos elementos físicos a través de sensores para conocer a fondo su comportamiento y cómo mejorarlo ensayando los cambios en el hermano digital antes de aplicarlos en el hermano físico. 

 

Aunque llevan años desarrollándose, lo que está cambiando a toda prisa es su capacidad operativa para extenderse a casi cualquier actividad económica. Las próximas generaciones de gemelos digitales integran la colección completa de tendencias digitales 4.0: sensórica avanzada (consumo, eficiencia, vibraciones, temperatura, movimiento, presión, reconocimiento de imágenes y sonidos…) potenciada por la integración de dispositivos conectados (IoT y su especialidad Industrial: IIoT), el protocolo 5G para gestionar ese volumen masivo de información sin latencia, el salto equivalente en la analítica avanzada y la gestión desde la nube, plataformas de control y monitorización que integren fuentes diversas, o versiones mejoras de la realidad extendida (virtual, aumentada, mixta…) para intervenir de forma directa por ejemplo en la reparación de una máquina con asistencia de sus planos digitales. 

 

Y desde luego los gemelos digitales evolucionados integrarán inteligencia artificial, también evolucionada, para multiplicar la capacidad de predicción y mantenimiento preventivo al aprender del comportamiento del proceso que replican. A todas estas tecnologías genéricas se pueden añadir otras complementarias como el procesamiento de voz o el escaneado en 3D que traduce al plano digital estructuras físicas ya existentes. Un edificio, por ejemplo. De hecho, los gemelos entendidos como plataformas de tecnologías entrelazadas funcionarán como un motor. Es decir, un gemelo digital de ese nivel obligaría a escalar el grado de digitalización en una empresa para rendir todo su potencial. Además, un contexto de crisis solapadas como el que sufre el mundo (guerra caliente, guerra fría, inflación, estanflación…) podría estimular el sector por su capacidad para adaptarse a la incertidumbre más rápido, barato y con menos riesgo que aplicando los cambios en los procesos reales, sin el colchón de probar primero en el modelo digital. 

 

El MIT habla de un crecimiento anual del 58% en el mercado de gemelos digitales hasta 2026. Accenture sostiene que en 2030 el sector podría evitar 7,5 gigatoneladas de emisiones y contribuir a 1,3 billones de dólares en beneficios para múltiples sectores, desde ciencias ambientales y urbanismo a movilidad, bienes de consumo o salud con réplicas de órganos o de pacientes enteros monitorizados 24/7. Las industrias avanzadas ya abren camino: el 85% de los vehículos eléctricos y el 75% de las nuevas instalaciones eólicas se han desarrollado con gemelos digitales en su mix tecnológico.

 

El salto de escala en su capacidad se refleja en proyectos que replicarán sistemas —ecosistemas más bien— tan complejos como los océanos para mejorar su gestión ambiental. Por extensión, podrían generar un gemelo de gemelos hasta recrear digitalmente, al menos en parte, el planeta Tierra. Mientras otros programas ya proyectan un nuevo salto tecnológico de los gemelos digitales asistidos con 6G para acercar a la realidad esas copias virtuales a escala planetaria.

 

Aunque se integrarían en el metaverso (en cierto modo, un gemelo digital del mundo) no debe confundirse con los gemelos digitales de sistemas como los industriales, cuyo nivel de detalle sería de lejos más preciso. El metaverso serviría más bien como una nueva internet con acceso a gemelos digitales públicos y privados. Algunos experimentos dan pasos hacia ese posible escenario, aún distante, como la versión meta de una fábrica de BMW y la idea de hacer lo mismo en Hyundai. Si su músculo informático lo permite, podrían integrar gemelos digitales avanzados.

 

Esa proyección a décadas vista promete diversificar el concepto mismo del gemelo digital con versiones inéditas. Por ejemplo las réplicas de humanos en avatares y hologramas evolucionados a partir de tecnologías ya plenamente operativas, como los deep fakes (recreación de personas reales vivas o ya desaparecidas) usados en publicidad, o en cibercrimen. En esta versión futurista, los digital twin contarían con otro nivel de inteligencia artificial y acceso a cantidades sin precedentes, más que de información, de sabiduría destilada.
 

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