Observatorio

El out of the box empresarial

Para resolver los retos más serios ayuda pensar con la frescura de un niño. La creatividad empresarial puede adiestrarse en equipo.

Juan Pablo Zurdo
Empresas entrenadas out box

Ejercicio de matemáticas en primaria: un dibujo con una caja de cartón, al lado cuatro perritos y una pregunta de apariencia sencilla: “¿Cuántos perros salen de la caja?”. La respuesta de Marina, una niña siete años, se hizo viral: “No e visto cual a salido de la caja y cual no” (SIC). Quien de verdad no estaba dentro de la caja era ella. Su cerebro discurría de forma natural out of de box y al no dar las cosas por supuestas descubría la carencia lógica del enunciado.

¿A qué empresa no le gustaría fichar una cualidad así, alguien capaz de mirar por encima de lo preconcebido, de la empresa misma? Hablamos de pensamiento creativo, lateral o fuera de la caja, donde las paredes del embalaje son las propias limitaciones levantadas por prejuicios, costumbres o temor al cambio. Su definición canónica sería “innovar para resolver problemas desde perspectivas inesperadas”, usando la imaginación del hemisferio diestro infrautilizado en favor del analítico. Combinar ambas potencias, imaginativa y racional, completa un perfil redondo. Como un videoartista que además es programador de hardware. 

Cualquier empresa siempre ha supuesto un desafío frontal al ingenio. Pero hoy el futuro atropella al presente. Se dispara la necesidad creativa cuando es vital encontrar soluciones nuevas con recursos y plazos de repente precarios. El reto: mucho más con mucho menos. Ya el psicólogo Edward de Bono, primer teórico del pensamiento lateral, consideraba la creatividad como el más importante de los recursos humanos. ¿Cómo avanzar posiciones desde el hoy? Con la única piedra filosofal testada: el trabajo. Si la dimensión racional se desarrolla con entrenamiento, la creativa también. Primero con preparación individual: toma de conciencia, bibliografía out of de box y casos de éxito en innovación abierta, apertura mental a ideas contrapuestas y heterogéneas, nuevos estímulos y aficiones para el desarrollo de un yo más diverso. Por ejemplo, retos de ingenio o kits de piezas tipo Lego para construir ideas. 

Y sobre todo con entrenamiento en equipo, la esencia de la creatividad corporativa porque la imaginación de uno completa la de los demás y los límites personales se diluyen en la capacidad conjunta, en la combinación de visiones. Así se creaban, por ejemplo, las míticas tramas de Los Simpsons: el preguión de un creador se sometía al humor afilado de todos los demás. Todos para uno, uno para todos. Esa creatividad compartida, democrática, cuya unión es más fuerte que la suma de sus partes, puede derribar una de las paredes clásicas de la caja: el ego. Existen muchos tipos de inteligencia, nadie los domina todos. 

Algunos patrones en las técnicas de entrenamiento:

Actitud. Destierro de los prejuicios y los filtros, compromiso de no juzgar se diga lo que se diga, toda ocurrencia puede conducir a una mejor, no existe el fracaso sino la obligación de expresión sincera. Pueden aportarse ideas de forma anónima si cuesta vencer el recelo, como en un brainstorming por escrito. El error es constructivo, unas veces se gana, otras se aprende. Estamos creando, todo vale, solo sobra el pensamiento derrotista. En sesiones de libertad imaginativa es sensato no ceñirse al sentido común.

1 + 1 = 3. Una idea más otra idea generan una tercera inédita. El entrenamiento lateral busca combinaciones originales forzando el pensamiento por caminos no frecuentados. Por ejemplo, planteando una solución a un problema que el resto del equipo enriquece con propuestas incluso disparatadas. También con mapas mentales de conceptos asociados a una idea central o con asociaciones aleatorias para abrir la percepción a cualidades no basadas en lo predecible. Como buscarle un gran nombre a una banda de rock: a menudo se encuentra por pura asociación accidental, cuando deja de buscar la lógica. 

Interrogatorio. ¿Realmente una silla tiene que tener patas y respaldo? Un proceso, un producto o un servicio se someten a un tercer grado que cuestiona todo lo establecido y retuerce su realidad. Por ejemplo el método scamper deconstruye los elementos de una solución para sustituirlos, combinarlos, modificarlos, adaptarlos, emplearlos en otros usos, reordenarlos o eliminarlos. En un juego de libertad creativa así, que un teléfono tenga cuatro cámaras de fotos y funcione como mando a distancia puede ser natural. 

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