El control de la solvencia, considerada como la capacidad de una empresa para hacer frente a los compromisos de pago contraídos, permite tomar decisiones a la hora de afrontar problemas potenciales de devolución o conceder nueva financiación y líneas de crédito financieras y comerciales.
Solvencia frente a liquidez
Una cuestión fundamental es no confundir solvencia con liquidez. Ambos conceptos están relacionados pero presentan importantes diferencias. La solvencia mide la disponibilidad de activos suficientes para cubrir sus compromisos, mientras la liquidez tiene un enfoque a corto plazo centrado en calcular la conversión de los activos de la empresa en dinero para poder hacer frente a sus compromisos de pago en tiempo y forma. Tener liquidez significa ser solvente a corto plazo pero no lo garantiza en el largo plazo. La solvencia es por tanto una medida más estratégica y la liquidez más coyuntural. Esta diferencia también se plasma en la forma de cálculo.
Cómo calcular la solvencia
La solvencia, al medir la capacidad de hacer frente a todas las obligaciones de pago a corto, medio y largo plazo tiene como base toda la estructura financiera total del negocio, su balance. Su análisis se realiza a través de la ratio de solvencia. En concreto mide la relación entre los activos (a corto y largo plazo) y el pasivo, excluidos los fondos propios, es decir, sin tener en cuenta el capital, las reservas o los beneficios no distribuidos.
Interpretación de los resultados de solvencia
El resultado de la ratio de solvencia puede ser menor o mayor de 1.
Si es menor de 1, indica que las deudas de la empresa son superiores a sus activos con lo que se encuentra en una situación potencial de insolvencia. En estos casos ni deshaciéndose de todos los activos la empresa podrá hacer frente a sus compromisos a corto y largo plazo.
Si es mayor que 1, hay una garantía de que con sus activos pueda hacer frente a las deudas. Cuanto mayor sea ese resultado mayor será esa garantía. Sin embargo, como norma general, un exceso elevado en el resultado no implica una buena gestión financiera. En general, una ratio de solvencia muy alta puede ser un indicativo de un exceso de activos, especialmente preocupante si se trata de un activo corriente a corto plazo como la tesorería. Un superávit de esta partida es indicativo de que no se están utilizando estos recursos para nuevos proyectos.
Muchas actividades económicas tienen a ratios de solvencia por debajo del 1,5, aunque el resultado óptimo dependerá del sector o tipo de negocio del que se trate. Por ejemplo hay empresas que tienen en su balance un peso importante de activos fijos, como ocurre con las empresas de infraestructuras y son solventes por su generación regular de ganancias. Por el contrario otras tienen tendencia a endeudarse de forma importante, como las de telecomunicaciones, pero también una rotación de ingresos muy elevadas que permiten hacer frente a estos compromisos.
Solvencia, fondo de maniobra y apalancamiento
La exigencia básica de solvencia es que la suma de todas las deudas sea inferior al valor de los activos del negocio, pero esto no garantiza que esta cobertura de las deudas sea sencilla. Por ello es importante que al análisis de la solvencia le acompañe el del fondo de maniobra, que se mide como la diferencia entre activos corrientes y pasivos corrientes, las dos partidas a corto plazo. Si a un ratio de solvencia mayor que uno se suma un fondo de maniobra positivo, existe liquidez y capacidad de pago en el corto plazo.
Si en los activos corrientes además se refleja una importancia de los activos comerciales, facturas por cobrar por la venta de productos y servicios, muestra una importante capacidad de financiar la actividad de la empresa. En un sentido distinto actúa el apalancamiento: una relación elevada entre capital y activo total unida a una solvencia alta indica que existen más posibilidades de endeudamiento para afrontar nuevos proyectos.
Por todo ello, la solvencia no solo sirve para que todo negocio analice su capacidad de pago, que lo hagan las entidades financieras antes de conceder un crédito o las aseguradoras de crédito para cubrir una línea de crédito comercial: también es un excelente indicativo de las posibilidades de endeudamiento y crecimiento del negocio.