Las seis principales economías de Europa Central y del Este, presentan una alta exposición a la evolución incierta de la eurozona. Según el último informe difundido por Crédito y Caución, estas economías afrontan riesgos como la exposición de sus exportaciones al mercado europeo, los elevados niveles de deuda corporativa o el impacto del Brexit.
Rusia presenta una de las situaciones más delicadas de la zona, con un clima de negocios plagado de incertidumbres en torno a la propiedad intelectual, las carencias de las infraestructuras y la falta de competitividad de sus bienes y servicios. Debido a las tensiones geopolíticas, sus relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos no han dejado de deteriorarse en los últimos años. Nuestras previsiones apuntan a la continuidad de su contracción económica, en un entorno de bajos precios del petróleo. La deuda externa corporativa de Rusia es una de las más altas entre las economías emergentes y las sanciones internacionales dificultan la financiación exterior. A largo plazo, esto puede suponer un impacto muy significativo en la capacidad de refinanciación de las grandes corporaciones rusas.
Polonia, que ha crecido a buen ritmo en los últimos años y es otra de las economías clave de la zona, es la zona más vulnerable a los efectos del Brexit. A corto plazo, la salida del Reino Unido de la Unión Europea afectaría a las remesas del exterior, que suponen 4.000 millones de euros anuales. A largo plazo, podría condicionar los fondos estructurales, que juegan un papel fundamental en el progreso económico del país. Reino Unido es, además, el segundo destino de las exportaciones polacas después de Alemania.
En República Checa la inversión pública ha disminuido, pero la demanda interna sigue manteniéndose. El principal riesgo de su economía está en su alta exposición a la fragilidad de la recuperación de la eurozona. Esta economía, que mantiene uno de los ratios más elevados de exportaciones en relación al PIB, es especialmente vulnerable a las pérdidas del comercio exterior. Algo similar ocurre en Eslovaquia, con el agravante de que sus exportaciones están concentradas en la automoción, lo que genera una alta dependencia de la evolución de este sector en Europa.
En Hungría, la mayor debilidad de cara al crecimiento está en el elevado nivel de deuda externa, que sobrepasa ya el 100% del PIB. Gran parte de la misma está denominada en divisa extranjera, lo que, debido a la debilidad de la moneda local, dificulta aún más a empresas y familias el hacer frente a sus deudas. El país es altamente sensible a la confianza de los inversores internacionales y a la volatilidad de la moneda.
Turquía ha registrado avances económicos en la última década, experimentando un crecimiento superior a la media europea, convirtiéndose en uno de los mercados emergentes más significativos, pero mantiene debilidades estructurales importantes. El clima de inversión se ve obstaculizado por un sistema judicial débil y un mercado laboral inflexible. El incremento de la deuda corporativa en Turquía, que prácticamente se ha doblado en un año, es un factor de riesgo creciente. Los sectores más afectados son la energía, construcción, acero, transporte y productos químicos.
Acerca de Crédito y Caución
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