Su columna de los viernes es un oráculo para millones de lectores que buscan entre sus líneas un marco analítico para entender lo que sucede en el mundo y las respuestas a las interrogantes de esta época tan convulsa. Mary Anastasia OGrady, en una entrevista exclusiva para cycprisma, analiza diferentes aspectos de la economía global como los caminos contrapuestos que Europa y Estados Unidos han adoptado para salir de la crisis, el papel de China como nueva potencia, la difícil coyuntura que atraviesa España o el papel de los medios de comunicación en el entramado económico-financiero. Ha trabajado en Merrill Lynch y con otros grandes jugadores del espectro financiero, ¿qué lecciones ha aprendido de su paso por el mundo de las finanzas? La lección más importante que aprendí en Wall Street, en el mundo de la Bolsa, es cómo funcionan los mercados, un conocimiento fundamental para trabajar en el campo del periodismo financiero. Otra de las enseñanzas que obtuve es que los gobiernos no pueden controlar los mercados, ya que estos se rigen por las decisiones que muchos individuos toman cada día, una fuerza mucho más poderosa que las leyes y las normas que los gobiernos puedan tratar de imponer. Ocupa un lugar relevante como líder de opinión en uno de los medios más prestigiosos del mundo, ¿cómo valora la responsabilidad y la capacidad de influencia que tiene? En coyunturas críticas como la actual, ¿qué consideraciones tiene en cuenta a la hora de expresarse sobre asuntos de calado de la actualidad económica y financiera? Trabajar en un periódico como The Wall Street Journal supone estar a la altura de la confianza que los lectores tienen depositada en mí. Ellos esperan que yo les aporte una información fiable y veraz, no influenciada por ninguna clase de intereses, y que les ofrezca un marco analítico para entender lo que sucede. Estamos en la era de Internet y la mayoría de mis lectores obtienen la información rápidamente a través de ese cauce. En este sentido, cuando me leen no es porque yo sea la primera en darla, sino porque aporto un análisis, selecciono los datos e indico cómo pueden verse afectados. A la hora de informar siempre tengo en cuenta cómo un determinado hecho puede influir sobre cada individuo. Obviamente no pienso en términos de la colectividad, sino en cómo un acontecimiento puede repercutir sobre los derechos individuales, sobre la libertad individual. Me preocupa mucho la defensa de la libertad. Por ejemplo, durante la crisis financiera de 2008 los gobiernos acapararon poder, lo que resulta inquietante porque una vez que un gobierno se hace con él no lo devuelve fácilmente. Me preocupaba que nos olvidásemos de la libertad individual. Para acceder a más contenidos de cycprisma 13, pulse sobre la imagen. ¿Qué rol juegan en general la Prensa y los medios de comunicación en la formación de la opinión pública sobre la crisis? ¿Qué influencia real tiene la Prensa sobre los mercados cuando analiza la situación de los distintos países y economías? La Prensa sigue teniendo mucha capacidad de influencia, aunque el escenario en el que se mueve es muy diferente al de hace tiempo atrás debido a Internet. Sin embargo, creo que la gente todavía sigue buscando información en medios de referencia, caracterizados por su credibilidad, y que contribuyan a orientar al lector en medio de la gran cantidad de información que él mismo puede obtener en la Red, pero sin saber a ciencia cierta cuáles son las fuentes. La Prensa tiene un papel muy importante a la hora de aportar credibilidad y contar la verdad. El lector puede acceder a una gran variedad de fuentes de información para elegir y formarse su propia opinión, lo cual potencia una sociedad de individuos libres y bien informados, al tiempo que estimula a la Prensa a cuidar a sus lectores aportando la verdad de lo que sucede. Hay una vieja canción de Leonard Cohen que se titula Uno de los dos tiene que estar equivocado. Estados Unidos y Europa están adoptando medidas totalmente contrapuestas para atajar la crisis. La Casa Blanca ha optado por el gasto y la expansión monetaria mientras que Bruselas lo ha hecho por una austeridad extrema. ¿Quién acierta y quién se equivoca? Ninguno de los dos caminos me parece adecuado, creo que hay otra vía que no se ha tomado ni en los Estados Unidos ni en Europa. Empezando primero por Estados Unidos, pienso que es una equivocación estimular el gasto porque incrementa el déficit. Si el dinero que gasta el Gobierno se dejase en manos del sector privado, éste rápidamente lo utilizaría de manera productiva. En términos de expansión monetaria creo que Estados Unidos se ha equivocado también. Me parece perfecto que la Reserva Federal interviniese durante la crisis de 2008 facilitando fondos a compañías en dificultades, pero estoy en desacuerdo con medidas como la compra de las hipotecas y letras del tesoro a largo plazo porque es un factor de alto riesgo. La expansión monetaria trae como consecuencia poner un montón de reservas en los bancos y ello puede degenerar en inflación. Aunque todavía no hayamos alcanzado ese punto, existe un gran riesgo de ello. La Reserva Federal aplica estas medidas con el argumento de tratar de reducir las cifras de desempleo, pero está demostrado que la expansión monetaria contribuye a desestabilizar los precios y no ayuda a mejorar el paro, un problema de tipo estructural. Creo que los gobiernos deberían apostar por la estabilidad del dinero, impuestos más bajos y menos regulaciones, permitiendo así a los mercados crecer para que puedan crear empleo y contratar a nuevos trabajadores. Parece que Estados Unidos ha retomado la senda del crecimiento mientras que en Europa la recesión nos visita otra vez. ¿Cómo podemos volver a crecer? En el caso de Europa, mi opinión es que cuando los países tienen demasiadas deudas llega un punto en que tienen que aceptar la situación, darse cuenta de que se han equivocado afrontarla y seguir adelante. Europa cometió un error tratando de evitar la quiebra de Grecia y quizá de otros países con un insostenible Producto Interior Bruto. Hubiese sido más saludable hacer frente a la realidad en lugar de seguir arrastrando los problemas. Otro handicap de Europa es que en muchos países el crecimiento está estancado, una dinámica con la que hay que acabar. Creo que la solución pasa, más que por reducir el número de empleos en el sector público, que de cualquier modo no está mal, por rebajar la carga impositiva a las empresas. Básicamente lo que España necesita ahora es una agenda de crecimiento muy agresiva. ¿Cómo hacerlo? Hay que dejar de pensar en términos de recortar gastos para pagar la deuda; nunca va a ser suficiente. La única manera de afrontar la situación es reflexionando sobre cómo se puede fomentar rápidamente el crecimiento. Y ello requiere menos impuestos y más liberalización de los mercados. En resumen, tanto en Europa como en Estados Unidos los gobiernos deben dirigirse por la senda del crecimiento y para ello tienen que liberalizar más los mercados de manera que los emprendedores encuentren atractivo arriesgarse. Es necesario bajarles las cargas impositivas. Estas medidas podrían facilitar la superación de nuestros problemas. Muy pronto la tendremos en España para participar en el programa de conferencias magistrales de la Fundación Rafael del Pino. Nuestro Gobierno ha adoptado medidas acordes con la receta europea. En su opinión, ¿qué probabilidades hay de que España quiebre o tenga que ser rescatada? Todo depende de que España pueda restaurar su credibilidad. Lo que ha sucedido en España e Italia es básicamente una cuestión de confianza, de tener una agenda de mejoras en la que los inversores puedan creer. Una agenda política clara. Cuando España dé señales evidentes de que está acometiendo seriamente cambios estructurales y cuente con una agenda de crecimiento, entonces se notará la respuesta de los inversores y el país podrá empezar a respirar. Si la tesitura actual se prolonga mucho tiempo, España estará en riesgo de ser rescatada o ayudada con un paquete de medidas similares al aplicado en Grecia. El país está en una situación de urgencia y la salida pasa, no por las medidas de extrema austeridad y recortes que se están aplicando, sino por liberalizar el sector empresarial. España puede recuperar todo el potencial que tenía, pero las reformas tienen que continuar profunda y seriamente. Al igual que en los Estados Unidos, España atraviesa por un momento crucial, en el que debe optar por el modelo ideológico que quiere seguir: el que le lleva a ser un país moderno con mucha libertad individual, más competitividad y menos regulación gubernamental, o el que le conduce hacia un país a la vieja usanza. En Estados Unidos sucede lo mismo y lo vamos a decidir muy pronto, en las elecciones del próximo mes de noviembre. En realidad, toda Europa se encuentra actualmente en ese mismo punto. Crédito y Caución enfatiza en sus análisis el hecho de que los polos económicos mundiales se trasladan de Europa a las regiones emergentes del norte de África, América Latina, Oriente Próximo, China y Rusia. ¿Cómo ve el futuro de la Europa de los Veintisiete? ¿Perderá su pujanza de las últimas décadas? Encuentro un poco difícil hablar de la Europa de los 27 en general, ya que existe una gran diversidad entre países. Algunos se hallan en la dinámica de la economía global y otros se muestran asustados de seguir ese camino. Europa tiene además un problema demográfico. Una de las razones por las que Asia parece tan prometedora es porque, excepto Japón, los países que la conforman se caracterizan por poblaciones jóvenes. De todos modos, no soy pesimista: a la gente le gusta la libertad. Hay un hambre en el espíritu humano por el autodescubrimiento y esa es una fuerza muy poderosa que va en contra de gobiernos con demasiadas normas que no promueven el crecimiento. No veo a los jóvenes del siglo XXI aceptando las limitaciones que los gobiernos con viejos modelos quieran imponer. En menos de cinco años, según algunos expertos, se producirá un hecho insólito hasta hoy: China se colocará en el lugar de Estados Unidos como la primera potencia planetaria. ¿Qué le parece? ¿Está entrando América, como sugieren algunos analistas, en un proceso de declive? Para Estados Unidos las elecciones del próximo noviembre van a ser cruciales, ya que vamos a decidir qué camino tomar. ¿Queremos un Gobierno que sea una especie de niñera que cuide de nosotros y nos evite arriesgarnos o queremos ser libres? Respecto a China, no pienso que su evolución vaya a ser lineal. Aunque desde luego lo está haciendo muy bien, su modelo económico no deja de ser dirigido y regulado. ¿Va a ser capaz el país de hacer una transición hacia un modelo democrático? Creo que China seguirá jugando un papel importantísimo en la economía global, pero tiene muchos asuntos que solucionar para llegar a ser la primera potencia mundial. Es una buena conocedora de la realidad de América Latina. ¿Cómo valora la pérdida de la seguridad jurídica que se vive en algunos países? ¿Es el populismo el principal peligro hoy en América Latina? No podemos generalizar sobre la región. Hay países como México, Chile, Perú, Colombia y Brasil que siguen un buen camino de política económica y que se han abierto a la economía global. Perú es un ejemplo de ello. Venezuela tiene una situación horrible, igual que Ecuador, Bolivia y Argentina. Estos países persisten por una senda equivocada y va a ser muy difícil salirse de ahí. Creo que los grandes peligros que acechan a América Latina son el populismo, el proteccionismo y el narcotráfico. El comercio mundial continuó creciendo al 8 por ciento en 2011 pese a la crisis. ¿Qué papel pueden jugar las exportaciones como antídoto frente a la crisis? Más que de exportación, prefiero hablar en términos de comercio en el mundo. Exportación e importación van unidos, porque una cosa conlleva la otra. En este intrincado escenario en el que las relaciones son complejas y los riesgos están omnipresentes, ¿qué valor tienen los seguros de crédito? Creo que son los mercados quienes tienen que responder a esa pregunta. |
Manténgase informado.Únase a nuestra Newsletter