La pandemia y sus efectos posteriores crearon múltiples disrupciones en el comercio que pusieron en relevancia como problemas estratégicos y geopolíticos, cierre de pasos marítimos, escasez de capacidad productiva e incluso no poder asumir picos de demanda de algunos productos, incidían en las cadenas de suministro de forma más recurrente de lo que se pensaba. Esto es especialmente relevante si se depende de una sola ruta o de un único modo de transporte.
Frente a ese escenario se han desarrollado toda una serie de estrategias que buscan disminuir esta dependencia, una de ellas es el Dual-Track. Esta se basa en operar a partir de dos rutas o métodos de transporte en paralelo para un mismo flujo de mercancías o segmentos distintos de la cadena de suministro. El objetivo no es duplicar gastos, sino repartir el riesgo, acortar los tiempos de reacción y optimizar el coste total a la vez que se protege el nivel de servicio y la continuidad del negocio.
Qué es el Dual-Track y por qué encaja en una cadena moderna
El Dual-Track, por tanto, es una estrategia logística que combina, al menos, dos alternativas activas, nunca residuales, para mover mercancía en un tramo de la red o para cubrir diferentes segmentos (materia prima o producto terminado, por ejemplo). Cada vía se utiliza de forma continua o semi-continua, con un porcentaje objetivo y criterios que determinan qué se envía por cada una de ellas.
Para comprender su aplicación, pensemos en dos rutas: una eficiente en costes, por ejemplo, marítima o por carretera, y otra rápida o más fiable en contextos de riesgo, como aérea, por ferrocarril o incluso una ruta alternativa marítima sin riesgo de cuello de botella. Ambas están precontratadas, monitorizadas y parametrizadas de modo que el sistema logístico y los gestores deciden qué pedido va por qué vía.
Beneficio estratégico
Adoptar dos vías activas requiere de una gestión activa del coste total que debe centrarse en la tarifa, el inventario en tránsito, el riesgo de rotura de stock, las penalizaciones por incumplimiento y el coste de urgencias.
Al poder distribuir volúmenes y evitar paradas o faltas de stock, aunque el coste puede ser mayor, el Dual-Track tiende a conseguir beneficios, especialmente en sectores críticos como farmacia, automoción, o semiconductores.
Esto se resume en ventajas clave:
Mejora de la resiliencia: dos vías reducen la dependencia de una única forma de transporte que puede tener problemas de cuello de botella.
Protección del servicio: si una ruta sufre, la otra amortigua el impacto.
Optimización dinámica: cada semana, o incluso diariamente, se puede asignar el flujo a la opción más conveniente en coste-tiempo-riesgo.
Flexibilidad comercial: permite sostener promesas exigentes, como lanzamientos de productos, campañas, disminuyendo riesgos y controlando costes.
Sostenibilidad: posibilita priorizar la disminución de la huella de carbono controlando el coste y la calidad del servicio.
Diseñar un Dual-Track: criterios, reglas y métricas que importan
Para que el Dual-Track funcione, hay que diseñarlo adecuadamente en un proceso basado en elegir bien las dos vías, definir reglas de asignación y medir los resultados con KPIs que reflejen la calidad del servicio y coste total, no solo la tarifa aplicada.
Los criterios de selección no son genéricos, dependen del producto, la demanda, la exposición a riesgo y la trazabilidad. Algunos de los criterios clave son la regulación y aduanas, la huella de carbono y reputación o la Capilaridad en el tramo final del envío, porque para mercados clave, disponer de dos o más operadores o modelos evita saturaciones.
Sobre estos criterios se deben aplicar unas reglas predefinidas, documentadas y parametrizadas. Medir es clave para verificar que el Dual-Track no encarece sino que protege el servicio, los ingresos y los márgenes de beneficio.
Coste total y riesgos
Para evaluar con rigor el coste y poder compararlo antes y después debemos analizar estas variables:
Tarifa de transporte: puede subir al usar modos rápidos.
Inventario en tránsito: un tiempo más rápido de envío o más estable libera capital y reduce obsolescencia.
Coste de rotura de stock: ventas perdidas, penalizaciones, afectación de reputación; aquí suele estar el ahorro oculto.
Costes de coordinación: más proveedores y documentos pueden compensarse, al menos parcialmente, con inversión en digitalización.
Riesgos y cómo mitigarlos
El Dual-Track no está exento de una serie de riesgos variados, que como hemos señalado, deben ser mitigados, o al menos controlados, en el desarrollo de su estrategia, como la complejidad operativa, disminuir economías de escala y descuentos o problemas de gobernanza, si no se toman decisiones ágiles.
Ejemplos exitosos de Dual-Track
El Dual-Track sí debe ser una alternativa importante en sectores críticos, en los que la falta de uno o más componentes puede amenazar la cadena de producción como ocurre con los chips en automoción, aquellos más expuestos a cuellos de botella, como la dependencia de canales marítimos como el de Panamá y Suez, o que estén sujetos a plazos rígidos.
Algunos ejemplos son el Transporte Asia a Europa de bienes de consumo, donde la base suele ser marítima pero también cada vez más se usa el aéreo para mercancías de alto valor en comparación con su tamaño y peso, o la Automoción (just-in-sequence). En este caso, se combinan varias formas de transporte, aunque la base sea el marítimo.
Por todo lo visto, el Dual-Track no consiste en “gastar el doble”, sino en diseñar una red logística con dos vías activas y riesgos poco correlacionados, reglas claras de asignación y apoyo tecnológico para poder decidir la política de envío según la relación de coste, tiempo y riesgo.
En un mundo donde la disrupción ya no es la excepción, sino una variable estructural, las cadenas de producción y logística que operan con Dual-Track pueden convertir esta estrategia en una ventaja competitiva, protegiendo los ingresos, reduciendo urgencias, respondiendo mejor a picos de demanda y mejorando la satisfacción del cliente final.