Juan Torres López

Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla

“Las crisis tienden a ser cada vez más peligrosas”

“El seguro de crédito es mucho más necesario en esta coyuntura de subidas de tipos de interés, incertidumbre y problemas de precios"

Por Javier Labiano

Acaba de publicar “Más difícil todavía”, donde afirma que hemos llegado a un tiempo de incertidumbre permanente y de riesgo continuo. ¿Qué desequilibrios está provocando esta situación en la economía mundial y qué consecuencias tendrá?

Desde el segundo semestre de 2019 se venía percibiendo el inicio de una importante crisis industrial en todo el mundo. En el libro expongo las voces de alarma que se fueron lanzando y sus manifestaciones. La pandemia fue, en realidad, un revulsivo. Es cierto que provocó un grave daño, pero permitió que se pusieran en marcha programas de reactivación que, por decirlo de una manera gráfica, cambiaron el terreno de juego. A partir de ahí se aceleraron las respuestas a la crisis previa. Pero, desgraciadamente, no se tomaron medidas que corrigieran los factores estructurales de perturbación. Sí se ha puesto en marcha una respuesta generalizada a las deficiencias y problemas que plantea la globalización, tal y como se había dado en las últimas décadas. De hecho, hay centenares de empresas reubicándose y tratando de encontrar nuevos modos de aprovisionamiento y desarrollo del negocio. Pero no se han abordado, sin embargo, o no se ha hecho con fuerza suficiente, otros factores de desequilibrio, como los que tienen que ver con el cambio climático, las finanzas, la deuda y la desigualdad.

 

En ese contexto, ¿qué errores se han cometido para que las subidas de precios más altas de los últimos cincuenta años hayan vuelto a poner en aprietos a las economías?

Fundamentalmente cuatro. El primero, no darse cuenta o no abordar correcta y rápidamente los problemas de oferta que provocó la pandemia. El segundo, poner en marcha grandes programas de impulso de la demanda sin resolver lo anterior. El tercero, no limitar el poder de mercado de las grandes empresas, que siempre impulsan la subida de precios en estos procesos, y no frenar la especulación en los mercados. Y, el último, haber creído que los bancos centrales son los únicos que pueden frenar la inflación porque ésta es de origen monetario. Su papel en estos últimos años no puede haber sido más aciago: tienen dos competencias básicas, evitar la inflación y garantizar la estabilidad financiera. Es evidente que en su etapa de guardianes ha habido el mayor número de crisis financieras de toda la historia y, ahora, la subida de precios más rápida y elevada de las últimas décadas.

 

¿Qué efectos se han derivado de la globalización en los últimos años?

El efecto positivo ha sido la interconectividad, la accesibilidad, la rapidez, la universalización de los intercambios que, yo creo, es un hecho positivo en sí mismo. Lo negativo es que se ha descuidado algo que es esencial, como se ha puesto de relieve en muchísimas ocasiones: las respuestas locales son las más adecuadas frente a problemas locales. Y, con independencia de ello, lo peor de la globalización ha sido su falta de resiliencia, su incapacidad para enfrentarse al riesgo, a la incertidumbre y a lo inesperado. En medio de esta globalización hay tremendas lagunas, zonas o espacios de subprovisión y carencia. Quizá un solo ejemplo lo dice todo: ¿de qué sirve globalizar el comercio, la comunicación, la cultura... si no somos capaces de vacunar como se debe a toda la población mundial en medio de una pandemia global, o si no se dispone de bienes y servicios básicos, desde mascarillas o respiradores hasta hospitales o residencias bien atendidas, para hacerle frente?

 

¿En que se basa para afirmar que la próxima crisis económica será diferente y más difícil todavía?

La economía global es un sistema complejo y éstos se hacen especialmente críticos, inestables o propicios al colapso cuando los factores de shock, los riesgos y las fracturas se acumulan. Y eso es justamente lo que a mí me parece que está ocurriendo en la economía mundial. Los problemas estructurales que señalé antes se agravan y superponen, pues están todos relacionados. Y eso es lo que hace que las crisis tiendan a ser cada vez más peligrosas, pues comportan una probabilidad mayor de provocar un auténtico colapso. Cada día somos más los analistas que lo estamos advirtiendo.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Si siempre ha sido necesario, en esta coyuntura de subidas de tipos de interés, de incertidumbre y problemas de precios creo que lo es mucho más. 

 

¿Qué debilidades estructurales sigue teniendo la economía española?

A pesar de nuestras deficiencias, desde mayo de 2019 vengo escribiendo que España tiene una oportunidad única en esta coyuntura, y que saldrá fortalecida y en mejores condiciones que las economías de nuestro entorno. Tenemos justamente los recursos, la posición estratégica y las condiciones que mejor garantizan enfrentarse a los problemas que está sufriendo la economía mundial. Dicho eso, desgraciadamente no terminamos de arreglar problemas esenciales. El primero, carecer de un proyecto de país porque nuestra economía está demasiado oligarquizada y en manos de grupos tan reducidos y poderosos como miedosos y conservadores, adversos al riesgo y a la innovación, más hechos al negocio de pelotazo que al beneficio empresarial en sentido puro. Eso sigue haciendo que no seamos capaces de generar mecanismos de generación de valor añadido endógeno, que nos apropiemos nosotros. Tenemos una administración pública anticuada e ineficiente, y un mercado interno infradesarrollado a causa de la desigualdad que nos impide proporcionar suficiente alimentación o combustible autóctono a nuestras empresas.

 

¿Qué escenarios económicos contempla en nuestro país para 2023? 

Soy optimista y lamento que la batalla política se ensucie, impidiendo ver que nuestro país ha sido capaz de combatir los desafíos más graves de las últimas décadas con un éxito que nadie hubiera augurado al iniciarse. Es un año electoral y todos sabemos que, en lugar de que eso suponga debate sereno, reflexión y explosión de inteligencia, lo que nos vamos a encontrar es mucho ruido y polarización. Justo lo contrario de lo que se necesitaría para que la economía vaya mejor. Pero, como he dicho, soy optimista y creo que España terminará siendo un referente positivo para toda Europa.