Juan Ramón Rallo

Economista y profesor universitario

“En un complicado contexto europeo es difícil aventurar si España mantendrá su inercia positiva”

“Siempre hay que tener presente que el perfil crediticio y el ritmo de pagos puede cambiar de manera muy súbita, según varíe el contexto macroeconómico”.

Por Javier Labiano

¿Cómo está evolucionando la economía europea y qué impacto tienen en ella los últimos acontecimientos internacionales? 

Ahora mismo la economía europea está atravesando un momento débil. De hecho, están bajando los tipos de interés a un ritmo mayor de lo que se esperaba hace un año para tratar de que se recupere, reanimar la demanda a crédito e impulsar el crecimiento. Pero hay problemas evidentes. Por un lado, está la ruptura que se ha producido durante los últimos dos años con Rusia, que era una fuente de energía barata para Europa. Y, por otra parte, mercados europeos tradicionales como Estados Unidos y, sobre todo, China están pasando por un momento peculiar. En el caso de China hay una debilidad de la demanda interna y las autoridades están tratando de reanimar el crecimiento con planes de estímulo. Y, en cuanto a Estados Unidos, la posible victoria en las próximas elecciones de Donald Trump, que ahora mismo es el escenario más probable para las casas de apuestas, supondría aranceles contra la Unión Europea y, por lo tanto, dificultad de colocar nuestras mercancías en su mercado.

 

¿Una victoria de Trump frente a Kamala Harris introduciría un mayor proteccionismo económico en Estados Unidos?

Es difícil decirlo porque esto es lo que, probablemente, habríamos afirmado también en las últimas elecciones, que si ganaba Trump habría un giro más proteccionista que si lo hacía Biden. Y al final, Biden ha sido más proteccionista de lo que lo fue Trump en su primera legislatura. Quizás por eso, ahora Trump tiene que redoblar la apuesta y volverse aún más proteccionista que Biden. Pero nada nos garantiza que Kamala no redoble también esa apuesta. En muchos campos hay bastante consenso entre los dos grandes partidos estadounidenses y, por desgracia, el giro proteccionista es claramente uno de ellos. Trump ha manifestado claramente sus intenciones de poner aranceles y, además, lo hizo en su primera legislatura. Kamala no lo ha hecho, pero sí su gobierno, con lo cual parece que de alguna manera sí que está en su agenda.

 

¿Qué efectos económicos globales tendrá la persistencia de los conflictos en Oriente Medio y Ucrania?

Depende de cómo evolucionen. Si se quedan en la situación actual, parece que los efectos económicos están ya incorporados; y si las cosas empeoran y se produce una escalada, el precio de la energía se puede encarecer aún más, y Europa es muy sensible a ello. Por su parte, una desescalada del conflicto y una pacificación sería positivo para la economía, sobre todo si esa pacificación va seguida de una normalización progresiva de las relaciones comerciales; aunque esto es probablemente lo más dudoso en el caso de Rusia, porque su decisión geopolítica de distanciarse parece que ya está tomada y será firme al menos durante varios años.

 

¿Qué rumbo podría tomar el Banco Central Europeo en lo que queda de 2024?

Básicamente bajar tipos, yo creo que vamos esencialmente hacia eso. Además, si gana Trump en Estados Unidos, también apostará por un dólar más débil, según ha manifestado. Y si Europa no quiere que el euro se aprecie para impulsar las exportaciones que están debilitadas tendrá que bajar tipos aún con mayor intensidad que Estados Unidos.

 

¿Cómo cerrará este año la economía española?

Está claro que el año va a terminar en torno al 3% de crecimiento del PIB. Otra cosa es la renta per cápita, que ya veremos cuánto aumenta. Durante los últimos años hemos tenido crecimientos importantes del PIB, no tanto de la renta per cápita, más que nada porque se crece con un uso más intensivo del factor trabajo, pero no con mayor productividad. Es la asignatura pendiente para que las cifras sean verdaderamente positivas que, aun así, lo son en términos comparativos con respecto a otros países europeos cuyo PIB o decrece, en el caso de Alemania, o está estancado, en el caso de Francia.

 

¿Qué se espera en nuestro país para el próximo ejercicio económico?

Si continúa esta inercia, el 2025 será desde luego positivo. Pero en un contexto tan complicado como el europeo es difícil aventurar si España será capaz de mantener esa inercia. Más que nada porque, por ejemplo, depende mucho del turismo. Y si la situación se estanca los gastos turísticos podrían empezar a recortarse y eso nos afectaría. Por otra parte, la subida en su momento de los tipos de interés nos perjudicó menos que al resto de Europa, por lo que probablemente ahora la bajada también tienda a beneficiarnos menos. Pero, en todo caso, constituirá un flujo positivo de abaratamiento del crédito y, por lo tanto, de mayor gasto a crédito, lo cual a corto plazo tiene influencia positiva en el PIB, pero a medio largo plazo depende de lo que se haga con ese endeudamiento.

 

¿La falta de competitividad será un problema en España en 2025?

Yo no creo que estemos mal en términos de competitividad. Lo que diría es que no ganamos competitividad por aumentos fuertes de la productividad sino por mantener precios a raya frente a los del resto de Europa, al menos en las exportaciones. Pero el saldo exterior es positivo y, por lo tanto, no veo ahí un grave deterioro de nuestra competitividad.

 

¿Cómo valora la reactivación del crédito al consumo en España desde la pandemia del covid?

El hecho de que se haya reactivado el consumo con crédito no es la mejor de las noticias, pero aun así tampoco se ha reactivado tanto. A la espera de como cierre este año, el consumo privado en 2023 todavía seguía por debajo del nivel pre-pandemia. 

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Ahora los riesgos de crédito parece que son bajos, pero justamente también por eso el aseguramiento de crédito sea relativamente más barato que en otras coyunturas donde los riesgos se perfilan más altos. Pero siempre hay que tener presente que el perfil crediticio y el ritmo de pagos puede cambiar de manera muy súbita, según varíe el contexto macroeconómico. Por lo tanto, tener cobertura frente a esa contingencia por lo que pueda llegar a pasar no está de más.