Diego Barceló

Director general Barceló & asociados

“Lo peor para las empresas es la incertidumbre, porque no se puede calcular”

“No puede concebirse la internacionalización de las empresas sin contar con un seguro de crédito”

Por Javier Labiano

¿Qué importancia tiene el análisis integrado de la evolución geopolítica y económica en la toma de decisiones empresariales y de inversión?

Hay empresarios que dicen: “no me ocupo de lo que no puedo controlar”. Yo les digo que ellos tampoco controlan el clima y, sin embargo, todos los días miran el pronóstico del tiempo para ver cómo se visten, si llevan abrigo o chubasquero, etc. Quiero decir que es importante tener en cuenta los elementos geopolíticos que puedan incidir en nuestro negocio y tener planes contingentes preparados para actuar. Por supuesto que esto exige equilibrio. Hay muchísimas cosas que, potencialmente, podrían ocurrir, pero es evidente que hay que seleccionar los temas que más nos pueden impactar. Hacer un análisis excesivo, ver fantasmas por todos lados, sería un desperdicio de tiempo y recursos. Por supuesto que estos temas son más importantes cuanto mayor es el tamaño de la empresa.

 

¿Los últimos conflictos geopolíticos y el establecimiento de nuevos aranceles han cambiado la estrategia internacional de muchas empresas?

El mayor problema es que fue un tema inesperado, que añadió una alta dosis de incertidumbre de manera súbita. Luego, hubo muchos cambios. Lo peor para las empresas es la incertidumbre, porque no se puede calcular. Al final, se han ido firmando acuerdos comerciales, más o menos razonables, que creo que es un problema, en general, de menor envergadura de lo que se temió al comienzo. Por supuesto que, dentro de ese marco, puede haber variaciones sectoriales relevantes.

 

¿Cómo se ha comportado la economía española en 2025 y qué espera para el próximo año?

La economía española avanza mejor de lo previsto, pero sobre bases que no son sólidas. El gobierno ha venido impulsando la demanda a través de la contratación de empleados públicos, un aumento insostenible en las pensiones y otras prestaciones. Alrededor de un tercio del incremento de la demanda tiene origen en el sector público. Pero si tenemos en cuenta que hace 18 años que España paga todos los intereses de la deuda pública con más deuda pública y que ésta sigue creciendo todos los días, en términos de euros, es claro que el modelo de crecimiento actual no puede mantenerse indefinidamente.

 

¿Continúa siendo la baja productividad uno de los grandes lastres de nuestra economía?

Claro, ese es el problema clave. La productividad, que yo mido como PIB por persona ocupada pues no creo en el cálculo de las horas trabajadas, es ahora similar a la de 2019, que a su vez era parecida a la de 2015. Es decir que, en diez años, la productividad no ha crecido. Muchas veces no se entiende la importancia crucial de la productividad, pero es la variable clave que permitió a España desarrollarse. Sin aumento de la productividad no puede haber un incremento permanente del salario real, por eso mismo es que ha crecido tan poco, y las empresas pierden competitividad frente al exterior.

 

¿Qué receta recomienda para sanear el gasto público y frenar el crecimiento de la deuda? 

Eliminar el déficit fiscal es una decisión política. Y la decisión política de Pedro Sánchez ha sido no dar prioridad a ese tema. En una situación mucho más complicada, la decisión política de Javier Milei fue eliminar el déficit fiscal como prioridad absoluta. En un mes, el primer mes de su gestión en enero de 2024, acabó con un déficit fiscal de 5% del PIB. 

Entonces, lo primero que se necesita, es un gobierno que reconozca la necesidad de unas cuentas públicas ordenadas. Luego, hay muchas formas de llevarlo a cabo. Yo sugiero, por ejemplo, que mientras el sistema de pensiones esté en déficit las pensiones se ajusten según el IPC o el aumento del salario medio, lo que sea menor. También habría que terminar con la ayuda al exterior (se acaban de aprobar créditos blandos a Egipto para financiar obras del metro de El Cairo, por 340 millones de euros), limitar la contratación de empleados públicos, reducir la publicidad oficial, y mil ejemplos más.

 

¿En qué sectores económicos es más urgente estimular la inversión privada?

No soy partidario de que el gobierno estimule a unos sectores y no a otros. Primero, porque se presta a corrupción y decisiones interesadas. Pero también porque distorsiona la asignación de recursos; los políticos no tienen un conocimiento superior que les permita saber qué sectores merece la pena estimular. 

Más que estimularlos, a los empresarios hay que quitarles trabas. Tenemos un tamaño medio de empresa más pequeño que los principales países europeos porque aquí, en la práctica, está “prohibido” crecer. Hay decenas de regulaciones laborales, contables, tributarias, ambientales que castigan el crecimiento. Por lo tanto, las empresas eligen no crecer. 

La principal reforma económica que se debería llevar a cabo es reducir de manera significativa el Impuesto sobre Sociedades. Eso aumentaría la rentabilidad de todos los proyectos de inversión, de todos los sectores, por lo que aumentaría la inversión y la creación de empleo productivo. Si se controla el gasto, esa rebaja del Impuesto sobre Sociedades “se paga sola”.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

El seguro de crédito siempre es una herramienta de gestión fundamental. No puede concebirse la internacionalización de las empresas sin contar con un seguro de crédito. Por lo tanto, creo que, sobre la base de que siempre es importante, el seguro de crédito es aún más relevante en momentos de incertidumbre que, al fin de cuentas, más que una cuestión de “momentos” aislados, es la realidad económica permanente.