Daniel Lacalle

Economista, profesor del IE Business School, autor y economista jefe de Tressis

“2022 se presenta muy complicado para las empresas”

“El seguro de crédito es una herramienta imprescindible en un momento en que los problemas de solvencia a nivel global pueden aumentar muy rápidamente”.

Por Javier Labiano

La economía española se beneficia en estos momentos de importantes estímulos fiscales y monetarios. ¿Están dando estos estímulos los resultados esperados?

No. Si ponemos la economía española en el contexto del mayor estímulo fiscal y monetario de la historia reciente, el rebote del PIB es alarmante y decepcionante: la economía rebota solo un 2,5% en nueve meses con el BCE comprando el 100% de la deuda neta que emite el estado y un déficit de más del 8%, supuestamente usado como herramienta para crecer. Esto no es una recuperación robusta sino un rebote pobre, endeudado e improductivo, porque además la productividad está cayendo. El Gobierno ha despilfarrado el mayor estímulo fiscal y monetario de las últimas décadas y deja una economía débil y mucho más endeudada. De hecho, si eliminamos el efecto del enorme déficit acumulado, no existe la recuperación real.

 

La inflación en España se ha disparado al nivel más alto en 29 años. ¿A qué capas de la población afecta en mayor medida este problema? 

La inflación afecta desproporcionadamente a las capas más débiles, porque si analizamos los datos del INE, la cesta de servicios básicos que denominan Covid-19 se ha disparado un 16% en los primeros nueve meses. Esos servicios y bienes básicos, comida, combustibles, electricidad, pesan más en la cesta de los ciudadanos más pobres y las clases medias, que no tienen el mismo peso de tecnología y ocio en sus gastos diarios que tienen las personas con mayores salarios. La inflación es el impuesto de los pobres y el único que se beneficia inequívocamente de la misma es el Gobierno, que recauda mucho más por impuestos indirectos y además diluye parte de su deuda acumulada. Pero los ciudadanos que no tienen activos financieros ni deuda ven sus salarios reales caer, su ahorro disolverse y su coste de vida aumentar. 

 

¿Cómo cree que se comportará la economía española en 2022?

2022 va a ser un año difícil, porque el enorme espacio fiscal que nos ha concedido la Unión Europea va a reducirse de manera significativa y cerramos el año 2021 con una recuperación muy pobre. El gran problema de la recuperación española es que no tiene componentes estructurales, es puramente coyuntural. Nos cerraron la economía y ésta se desplomó, y se reabrió y comenzó una recuperación lenta y pobre. Nada de lo que estamos viendo es un cambio estructural que fortalezca la capacidad de la economía española de afrontar otras crisis. 2022 se presenta muy complicado para empresas y familias, con enormes subidas de impuestos y un Gobierno que pone al contribuyente al servicio de la administración y no al revés.

 

A su juicio, ¿qué sectores e industrias liderarán la recuperación?

Ya lo estamos viendo, el sector servicios y el turismo, la tecnología y la industria exportadora.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Absolutamente clave. Una empresa, hoy en día, debe considerar el seguro de crédito como una herramienta imprescindible en su gestión de un entorno incierto y contar con la empresa aseguradora como un aliado y un socio, en un momento en el que la volatilidad y los problemas de solvencia a nivel global pueden aumentar muy rápidamente.

 

¿Cuáles serán los principales escollos para el sector empresarial durante el próximo año?

Acabaríamos la entrevista antes si hablásemos de cuáles son los apoyos para el sector empresarial, porque son poquísimos y los escollos, muchos: aumento de impuestos y costes de contratación, aumento de trabas burocráticas, aumento masivo de impedimentos administrativos, se han aumentado los retrasos en concesión de licencias, y además toda la acción de gobierno va orientada a despreciar el esfuerzo empresarial. No hay más que ver su mal llamada Ley de Start-Ups que no contempla ninguno de los escollos más grandes que sufren los emprendedores, especialmente la fiscalidad al capital, que es casi confiscatoria.

 

Usted ha advertido de la euforia ante los fondos europeos. ¿En qué errores se podría incurrir en este tema?

Tenemos toda la experiencia del pasado para saber que el impacto de estos enormes fondos europeos es muy bajo. El Plan de la Unión Europea de Crecimiento y Empleo de 2009 es un ejemplo paradigmático. No solo no evitó una enorme crisis, sino que dejó al país con más paro y deuda. El Plan Juncker es otro ejemplo muy evidente. Se movilizaron decenas de miles de millones con un impacto en crecimiento y empleo inapreciable. En este caso, es peor, porque al menos esos dos planes estaban completamente orientados a la inversión. En este caso, el plan solo tiene un componente del 35% de inversión productiva real y un elevadísimo componente de dirigismo político, que hace casi imposible confiar en el efecto multiplicador y transformador. El propio documento del Gobierno anuncia que se crearán solo 12 puestos de trabajo por cada millón de euros invertido, lo que es una auténtica barbaridad de despilfarro y cualquier emprendedor estará alarmado ante semejante dato.

 

¿Qué consecuencias podría tener la amenaza de crisis energética en Europa y en nuestro país?

El riesgo de suministro es relativamente bajo, porque tenemos alternativas muy eficaces y flexibles, pero el riesgo de una subida muy fuerte de precios es casi inevitable, lo que reduce nuestra competitividad y capacidad de salir de la crisis.