¿Qué condicionantes e incertidumbres marcarán la economía y el comercio internacional en 2025?
Creo que se mantendrán muchas de las tendencias que hemos venido experimentando en los últimos dos o tres años con los efectos de los diversos conflictos geopolíticos, aunque en general las economías están siendo bastante resilientes y resistentes. Por ejemplo, a pesar del conflicto en Oriente Medio, que está implicando también a Irán, no se ha producido una subida intensa del coste de la energía, sobre todo en combustibles como el petróleo, que se mantienen más o menos a raya. Esto hace que la economía, a pesar de las graves convulsiones geopolíticas, esté resistiendo mejor de lo que podría parecer. Por otra parte, el entorno financiero se va a empezar a aliviar con la bajada de tipos generalizada, por lo que probablemente la economía mundial se reactivará, lo que afectará positivamente también al comercio a pesar de las dudas sobre algunos países como Alemania, que está en una situación complicada. Y como último condicionante tenemos los resultados de las elecciones en Estados Unidos, que marcarán la agenda de 2025 y más allá.
¿Cómo afectarán los resultados de Estados Unidos al comercio internacional con China y Europa?
No habrá tanta diferencia en cuanto a las políticas proteccionistas, como se ha demostrado con una de las últimas leyes aprobadas por Biden. Pero también es verdad que Trump es poco negociador y no le gusta la política multilateral, lo que lógicamente romperá lazos. Será más agresivo con China, lo que recrudecerá la pugna competitiva, geopolítica y tecnológica con este país y generará aún más tensión. Hay que tener en cuenta que China tiene problemas, no está creciendo como antes, y la fuente natural de ese crecimiento, la alta natalidad que alimentaba la mano de obra barata, ya no existe. Ese menor crecimiento y los problemas financieros aparentemente vinculados a la burbuja inmobiliaria pueden empezar a generar más descontento entre la población, aunque todo esto evolucionará lentamente. De cualquier manera, China seguirá siendo la gran amenaza de Estados Unidos. Por su parte, Europa se queda en terreno de nadie porque tampoco cuenta con un liderazgo tecnológico claro y tiene mucho por hacer para reducir su dependencia energética. Si no se crean gigantes europeos tecnológicos, financieros y energéticos, será muy difícil competir con China y Estados Unidos.
¿Es optimista sobre estos avances tan necesarios en Europa?
No lo veo muy fácil porque existen muchas resistencias nacionales, fundamentalmente de Francia y Alemania. En teoría todos se muestran de acuerdo en que hay que avanzar, pero cuando es una empresa de tu país la que se queda más débil en un proceso de fusión o integración, entonces la cosa cambia. Además, no va a ser fácil avanzar con fuerza en la carrera tecnológica global porque Europa lleva mucho tiempo ensimismada y no sé si habrá ambición para hacerlo. Ojalá se den pasos para reaccionar en este sentido porque si no disminuirá aún más su peso específico.
¿A qué se debe el fuerte crecimiento que está registrando la economía española en comparación con la zona euro?
A varios factores. Uno de ellos es el fuerte incremento de la población que, según los últimos datos migratorios de 2022, ha aumentado su saldo neto en más de 700.000 personas, muchas de las cuales ya están trabajando, contribuyendo a aumentar las afiliaciones a la Seguridad Social y potenciando la economía. Otro factor es nuestra especialización productiva, sobre todo en servicios como el turismo, pero también en otros sectores competitivos. Por otra parte, los fondos europeos Next Generation han contribuido también a impulsar en cierta medida nuestra economía. Y, finalmente, hay que tener en cuenta que nuestro mix energético es algo más barato con el mayor peso de las renovables. Estos cuatro componentes son los que explican, fundamentalmente, que España haya crecido más que otros países.
¿Qué sectores deben ser el principal motor del crecimiento de nuestro país en el futuro?
Aunque llevamos años diciendo que el turismo debería reducir su peso en la economía global, lo que hay que hacer realmente es intentar aumentar el peso de otros sectores. El turismo es uno de los grandes líderes de nuestro país en un contexto en el que sigue habiendo una gran demanda. Pero España cuenta con una economía bastante diversificada y con sectores como el de bienes de consumo que están tirando de la misma, aunque otros como el del automóvil afrontan más incertidumbres e interrogantes. No obstante, la economía española se está comportando bien en su conjunto.
¿Cómo está evolucionando el consumo privado y la inversión?
El consumo privado está siendo uno de los pilares de la economía y el gasto público también, pero la inversión doméstica no va bien, se ha quedado estancada. Sin embargo, España es uno de los países que más inversión extranjera recibe. En la inversión doméstica existe un problema de confianza y de no alineamiento con la situación económica, que debería resolverse con una mayor certidumbre de lo que va a pasar en materia de regulación, según dicen los responsables de las inversiones.
¿Qué presencia debe tener la investigación y la innovación en la creación de mejores políticas públicas?
La investigación y la innovación constituyen un motor que no solamente hace crecer cuantitativamente la economía y el PIB, sino que también genera cualitativamente mejores procesos, productos y metodologías que facilitarán el crecimiento en el futuro. El problema de las políticas públicas en España es que no han apostado decididamente por la innovación. Llevamos muchos años alejados de otros modelos como, por ejemplo, los escandinavos, en los que la ciencia y la innovación son más importantes y están integradas en los procesos. Nosotros tenemos aún mucho por hacer en este sentido. Los países que más crecen y con los que nos queremos comparar son los que tienen una buena innovación.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Siempre nos fijamos en los riesgos macroeconómicos y en los seguros de riesgo que ayudan a todas las empresas. Pero también hay que apoyar a determinados proyectos que, aunque estén en un contexto favorable, también pueden implicar riesgos significativos. El seguro de crédito tiene mucho valor y en situaciones de incertidumbre y convulsión mucho más, porque es una garantía para que los inversores se sientan más respaldados. Así, todos los que participan en el proceso empresarial, productivo y exportador se pueden sentir mucho más seguros e invertir con más comodidad. Desde que se creó, este seguro juega un papel muy importante en que los flujos comerciales y de actividad económica cuenten con una red de seguridad en un mundo convulso.