Rafael Galán del Río

Economista y analista financiero en perpe.es

La presencia de empresas españolas en los mercados asiáticos aún es bastante limitada

"En un mundo global hay que asegurar los riesgos de la mejor manera posible"

Por Javier Labiano

Como gran conocedor del mercado asiático, ¿cómo cree que evolucionará el pulso comercial entre Estados Unidos y China tras el primer acuerdo que se acaba de alcanzar?

Aunque ahora hemos visto un acuerdo en una primera fase, creo que seguir avanzando todavía va a ser complicado. De momento, en China hay un efecto sustitución, de manera que las exportaciones en 2019 se han mantenido constantes, con un 0,5% de crecimiento. Sigue exportando, sobre todo, a la región asiática, con crecimientos de dos dígitos. En cuanto a las importaciones, China ha sido más dura con Estados Unidos, con una reducción del 21%, frente al 12% que China ha exportado al país norteamericano. Con el acuerdo firmado, China se compromete a aumentar las importaciones en 200.000 millones de dólares en los próximos dos años, pero diría que, si la ralentización es algo más fuerte, habrá que ver si esto se llega a cumplir en su totalidad finalmente. Como en otros muchos casos, la estrategia de China es esperar porque, aunque Donald Trump continúe durante otro mandato, el gobierno chino no tiene prisa ya que va a seguir ahí, y esa espera les favorecerá a medio-largo plazo.

¿Podría hacernos una primera valoración del impacto económico del coronavirus?

Aún es pronto para cuantificar el impacto económico que el coronavirus tendrá en la economía china, si bien algunos analistas aseguran que podría restar hasta un 2% del PIB sólo en este primer trimestre, quedando el crecimiento en un 4,5%. Pero lo que sí está claro es que esta semana adicional -como mínimo- de parón después del Año Nuevo Chino ya ha tenido un efecto negativo que se suele mostrar primero en el sector servicios, en concreto en transporte y turismo. Comparando con el estallido del SARS en 2003, el sector servicios representaba un 42% del PIB, pero ahora alcanza alrededor del 54%, de manera que la amplificación de este efecto será mayor. Y por supuesto en el sector industrial también veremos unas cifras decepcionantes el mes de marzo cuando se publique la clásica batería de datos macro, que ya venían siendo relativamente débiles durante 2019, destacando un descenso del 8% tanto en la producción de automóviles como smartphones o un 6% en los robots. Por la parte del consumo, que creció un 8% el año pasado, yo no esperaría ahora más del 7% para el conjunto de este año. En lo que se refiere al crecimiento del PIB en 2020, en mi opinión ya iba a ser complicado alcanzar el objetivo “alrededor del 6%” que ya habían indicado algunas provincias como Shanghai y Beijing. Presumiblemente, el gobierno pretendía fijarlo el próximo mes. Muy probablemente quedará por debajo, más cercano al 5,5%. Más aún, y que ahora queda como un importante interrogante, es la parte del acuerdo comercial alcanzado entre China y Estados Unidos hace sólo un par de meses, porque va a ser difícil que se cumpla ese aumento de las importaciones por parte del gigante asiático.

Independientemente del pulso con Estados Unidos, ¿qué supondrá para el resto del mundo la ralentización progresiva en el crecimiento de la economía china?

Los temores que había desde hace tiempo a un aterrizaje forzoso no se han materializado, y el gobierno ha estado presionando y apoyando mucho más las inversiones. Este año el motor ha sido el consumo, las ventas minoristas han crecido un 8% y el comercio online ha crecido a doble dígito, en torno al 18%, representando ya una cuarta parte del volumen total. Es cierto que existe un impacto exterior, pero es bastante reducido. La caída en el crecimiento económico superior al 7% a menos del 6% que se espera para este año se ha producido gradualmente. Lo que sí se constata es que hay una mayor cautela en las inversiones, debido básicamente al importante componente psicológico de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que podría frenar la ejecución de muchos proyectos.

¿Cómo contempla la evolución de otros países emergentes?

En Asia la situación de los emergentes aún es positiva, sobre todo en algunos países como Vietnam, Bangladesh o Filipinas, que son muy relevantes y tienen cerca el motor chino. De hecho, en algunos estudios casas de análisis u otros organismos, como Nomura, Council on Foreign Relations o incluso UNCTAD de Naciones Unidas, dan como principal beneficiado a Vietnam, que desde hace cinco años ya se sitúa como el primer exportador a Estados Unidos entre los países de ASEAN. Además, este año las expectativas para los emergentes serán ligeramente mejores que el pasado, según señalaba recientemente el Banco Mundial. La situación en América Latina es algo peor, por los problemas políticos y las revueltas que se han producido, por ejemplo, en Chile y Bolivia, que no favorecen el crecimiento de estos países. En Brasil, en cambio, la evolución económica será mejor por el repunte de las materias primas, un comportamiento que se manifestó también en la bolsa durante el año pasado.

¿Qué sucederá en África y Europa?

En África, una región muy interesante para China, vamos a ver crecimientos aún muy importantes, con mucha inversión y financiación entrando en países como Kenia o Tanzania. La costa este, sobre todo, está creciendo a ritmos fuertes, en torno al 6%. Mientras que los emergentes europeos van a estar condicionados por la situación de Europa occidental, que va a registrar un menor crecimiento económico, empezando por Alemania, que acaba de presentar un 0,6% en 2019. El crecimiento del conjunto de Europa va a ser muy leve, lo que constituirá un lastre para emergentes como Polonia o Hungría.

¿Qué otras amenazas a la economía mundial podrían aparecer en 2020?

Hay bastante preocupación por la deuda, con incrementos también en los países emergentes, incluida China. En el caso de los países desarrollados, sobre todo en el sector público, el desapalancamiento no se ha producido, y lo constatamos por ejemplo en el caso de España. Aunque no veamos una crisis, sí pueden aumentar las preocupaciones que afectarían primeramente a los mercados de valores.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la última crisis?

Efectivamente, es muy importante. Las empresas dedicadas a la internacionalización deben hacer uso de este seguro, al jugar en mercados que conocen poco y aunque se alíen con socios locales. Y para las dedicadas a la exportación es más que conveniente. En un mundo global hay que asegurar los riesgos de la mejor manera posible.

¿Cómo valora la presencia de las empresas españolas en los mercados asiáticos?

Aún es bastante limitada. Los esfuerzos de internacionalización deberían dirigirse no solo a China sino también hacia el resto del continente asiático, donde hay muchas oportunidades. Además, veo a las empresas con mucha cautela y, como comentaba antes, existe un importante efecto psicológico relacionado con la guerra comercial con Estados Unidos por el que, desde el pasado verano, muchos proyectos que se iban a ejecutar en China se han parado. En el sector de alimentación, hay empresas muy importantes que están desarrollando su negocio en Asia, pero siempre se pueden hacer más, ya que el consumo doméstico en toda la región va a tener crecimientos importantes en los próximos años. Algunas compañías podrían dejar de centrarse tanto en América Latina, que tiene riesgos políticos y de tipo de cambio, y dedicarse más al mercado asiático. Algo para lo que es conveniente aliarse con socios locales, a través de joint-ventures o acuerdos.

¿Estas alianzas con socios locales son también una buena fórmula para que los emprendedores españoles se adapten mejor a la mentalidad de las sociedades asiáticas?

Sin duda. A veces lo más complicado es elegir el socio local más adecuado al tamaño y a la filosofía de empresa y trabajo de cada uno, para que luego no haya sorpresas negativas, que también en muchos casos las hemos visto. Las empresas tienen que dedicar tiempo a ello y trabajar con consultorías que les ayuden a encontrar al socio que les acompañe en el desarrollo de su negocio. Hay que tener en cuenta que este mercado es muy complicado y competitivo, porque en un mundo globalizado los consumidores conocen todas las marcas y son muy exigentes.

¿Cómo espera que se comporten los mercados financieros este año?

Creo que los mercados van a ser más difíciles que el año pasado, en el que prácticamente vimos subidas en todas las bolsas del mundo. A pesar de que a principios de 2020 hemos tenido algún sobresalto con Irán, van a seguir subiendo a corto plazo, aunque a partir del segundo trimestre esa tendencia se va a revertir. Habrá más incertidumbre a medida que el crecimiento global no vaya cumpliendo sus expectativas iniciales y se producirá una mayor volatilidad.