¿Cómo ha afectado la pandemia del coronavirus a la globalización de las compañías españolas?
La actividad económica mundial quedó súbita e inesperadamente paralizada, con especial impacto sobre las empresas que ejercen su actividad en el ámbito global. La repercusión inicial en nuestras exportaciones en los meses de marzo y abril de 2020 fue brutal, llegaron a registrarse caídas históricas superiores al 37%. Sin embargo, su recuperación está resultando espectacular. Los índices de crecimiento vuelven a la senda iniciada en 2010, al salir de la crisis anterior, batiendo de nuevo récords históricos como venía ocurriendo hasta finales de 2019. La recuperación de nuestras exportaciones es la avanzadilla del resto de actividades económicas de carácter nacional.
¿La internacionalización debe ser una de las prioridades en el proceso de recuperación de las empresas tras la pandemia?
Sin duda. Estamos en la tercera década de la era digital en la que la actividad empresarial no puede restringirse a ámbitos locales. La globalización es imparable y cualquier empresa debería nacer global si pretende subsistir: su mercado hoy es el mundo. Analizando las consecuencias del impacto de la pandemia, las teorías que vienen cuestionando la globalización empresarial son inconsistentes. Cabría señalar, como ejemplo, la fortaleza que durante la pandemia están mostrando de las cadenas globales de valor, como pilar sólido de desarrollo internacional futuro a prueba de impactos y accesible a todo tipo de empresas. La internacionalización de nuestras empresas es una necesidad básica e imperativa para ellas y para el sustento de nuestra economía, a la que aportan alrededor del 35% del PIB, al tiempo que dan lugar a 4,6 millones de empleos.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Cualquier actividad empresarial está sujeta, en mayor o menor grado, a la incertidumbre en toda circunstancia, y el seguro de crédito a la exportación es un instrumento básico a la hora de salvaguardar los riesgos naturales de la salida a los mercados exteriores. Pero en las circunstancias actuales en que la crisis económica derivada de la pandemia –cuyos efectos globales aún desconocemos en dimensiones de intensidad y tiempos de recuperación, en su caso- ha multiplicado la incertidumbre, la cobertura de esos riesgos se convierte en una exigencia prácticamente indispensable. Su papel, por tanto, es actualmente fundamental a la hora de desarrollar cualquier operación de comercio exterior.
¿Qué estrategias deben adoptar las empresas cuando salen de su país?
El tratamiento debe ser individualizado en función de las características particulares de la empresa. Y solamente tras su análisis cabría conformar la estrategia más adecuada para cada una de ellas. Hay que resaltar una consideración importantísima sobre nuestra particular situación española: la elevada participación –el 99,9%- de nuestras pymes y microempresas en la composición de nuestro tejido empresarial aporta un 50,6% de nuestras exportaciones de productos y un 93,7% de nuestros exportadores. Centrándome en esa cantera quisiera resaltar la importancia del uso de Programas de Inicio y Proceso de Exportación sustentados por teorías avanzadas actuales, más allá de las ya obsoletas de Uppsala que siguen utilizándose sistemáticamente, para lograr que esos nuevos exportadores salgan a los mercados exteriores con estrategias mucho más eficaces de lo que hasta hoy vienen siendo. Citemos, como ejemplo, las basadas en los conceptos Effectuation de Saras D. Sarasvathy con las que, antes del inicio del proceso, el potencial exportador debería plantearse tres preguntas clave: ¿qué sé hacer?, ¿a quién conozco? y ¿cuánto estoy dispuesto a perder?
¿Qué ventajas competitivas pueden garantizar un adecuado desarrollo internacional?
Las ventajas competitivas, per se, no garantizan el éxito en la internacionalización, pero son condición previa indispensable para iniciar el camino exterior con mayores probabilidades. Hay, no obstante, algunas que en la tesitura mundial actual podrían representar un punto de partida ventajoso: todas las que van asociadas a la innovación aplicada en el área de producción, en el equipo humano en todas las áreas de la empresa, en la gestión avanzada comercial o administrativa y, siempre, en la información e inteligencia de mercados igualmente avanzada y eficaz.
¿Qué medios y herramientas son imprescindibles para afrontar los nuevos mercados?
Enfocándonos siempre en quienes comienzan, asumiendo la existencia del producto o servicio exportables y su capacidad competitiva -¿qué sé hacer?- habríamos de contar con recursos mínimos suficientes para comenzar, tanto humanos, a nivel interno y externo, especialmente en los mercados de destino, -¿a quién conozco?- como económicos, de carácter propio o de acceso financiero público o privado -¿cuánto estoy dispuesto a perder?- y generales: organizativos, culturales, logísticos, comerciales, productivos y de marketing. Recursos que, reunidos y preparados, precisan la elaboración de un plan de internacionalización que coordine el modus operandi a desarrollar.
¿Qué obstáculos se pueden encontrar?
La consecución de recursos financieros y humanos suele ser lo más problemático al comenzar. A ellos hay que añadir los naturales relativos al acceso en destino, siendo los más notables el análisis de mercados, y la localización de partners, clientes, aliados, y centros de producción y logística in situ. Para superarlos, las oficinas comerciales ya hacen una buena labor, que debería potenciarse al máximo.
¿Qué sectores están más adelantados en su proceso de internacionalización?
De acuerdo con los datos de resultados proporcionados periódicamente por el Servicio de Aduanas de la AEAT, la Secretaría de Estado de Comercio y Eurostat, nuestros sectores de bienes de equipo, alimentación, bebidas y tabaco, automoción y productos químicos conformarían lo más avanzado de nuestra capacidad exportadora tradicional, con uno de ellos – el del automóvil – que viene acusando especialmente el impacto de la pandemia tras un inicio de declive previo a ella. En todos ellos, la innovación tecnológica va a resultar clave de su mantenimiento futuro.