Miguel Sebastián

Profesor de Economía de la Universidad Complutense de Madrid e investigador del ICAE

“El IPC va a ir descendiendo y acabaremos el año por debajo del 3%”

“El papel del seguro de crédito siempre es importante en momentos de incertidumbre, tanto geoestratégica y geopolítica como de la política monetaria”.

Por Javier Labiano

¿Qué le parece el dato del 3,66% del PIB en el déficit de las administraciones públicas para 2023? 

En principio parece un dato positivo, porque se esperaba una cifra cercana al 4%. Pero no lo es, por varios motivos. En primer lugar, porque si se hace la comparación internacional con la zona euro, España sigue estando mal, tanto en déficit como en deuda. Se encuentra por encima de la media en déficit y, sobre todo, muy por encima en deuda, con un 107,7% del PIB, frente a un 88,6% de la eurozona. Nuestro país es el cuarto en peor situación, solo por detrás de Grecia, Italia y Francia. Incluso hemos superado a Portugal que, gracias a su superávit fiscal en 2023, ha conseguido reducir su ratio de deuda por debajo del 100%, ya que estaba en 112,4% en 2022 y en 134,9% en 2020, mientras que España se situaba en 111,6% y 120,3% respectivamente. El ejemplo de Portugal muestra que, aunque se acumule deuda en momentos de crisis, si hay voluntad política, se puede reducir con rapidez, en este caso 35 puntos del PIB en apenas tres años.

 

Usted advertía sobre la situación fiscal española en el arranque de 2024. ¿Cuáles están siendo las principales dificultades?

Hay que tener en cuenta que no haber superado el 3,66% de déficit se debe exclusivamente al Estado, ya que la Seguridad Social ha empeorado y eso tiene que ver con la reforma que se ha hecho, que es difícilmente sostenible. Pero lo más importante es que las comunidades autónomas, aunque no todas, están desmadradas y tienen un déficit del 0,9% cuando éste debería ser cero. Si no fuera por ellas, el déficit global estaría por debajo del 3% y contaríamos con una carta de presentación ante Europa y los mercados distinta de la actual, que es mala sobre todo por la ratio de deuda y el déficit, que está peor que la media.

 

¿Cómo valora el último repunte del IPC?

Creo que el IPC va a ir descendiendo y estabilizándose, y acabaremos el año por debajo del 3%, aunque hay repuntes puntuales porque, por ejemplo, se ha recuperado el IVA de la electricidad. Y en abril, aunque ha repuntado un décima el IPC general hasta el 3,3% por la evolución del petróleo y la situación de Oriente Medio, la inflación subyacente ha descendido por debajo del 3% por primera vez desde enero de 2022 (casi dos años y medio). Y la tendencia principal es a decrecer. Algunos de los elementos de la cesta de la compra están bajando, por ejemplo, el aceite de oliva, que fue uno de los que más subió en su momento y que ahora tiene una tendencia a la baja, que puede ayudar mucho al componente de los alimentos elaborados, que es donde tenemos el núcleo de la inflación. Por su parte, los salarios se están comportando muy bien. Es verdad que este año hay ganancia de salario real, pero el pasado hubo pérdida. Para que no se produzca una espiral inflacionista, los salarios tienen que aguantar una cierta pérdida de poder adquisitivo en el año del shock de oferta y luego recuperarlo una vez finalizado el shock. Y eso es lo que ha pasado en la economía española. Se trata de un buen comportamiento salarial.

 

¿Qué opinión le merecen las últimas previsiones de crecimiento e inflación del Banco de España para este año?

Son muy buenas y ya era hora. El Banco de España se ha avenido a los optimistas en términos de PIB, con un crecimiento en torno al 2%, tanto este año como el que viene. Es nuestra tasa media de crecimiento desde que estamos en el euro, por lo que no podemos hablar de que sea un ejercicio excepcionalmente bueno ni excepcionalmente malo. Un 2% es un crecimiento razonable, pero creo que vamos a estar por encima. En cuanto a la inflación, la evolución de sus previsiones ha sido sorprendente y ha desbordado a todos. Hace un año las previsiones del Banco de España eran de más del 5% y ahora anuncian un 2,7% para 2024. Pero, además, para el año que viene ya pintan un 1,9%, que es muy buena señal. Aquí la clave es enfriar las expectativas de inflación, que es algo muy positivo y lo que ha hecho ahora el Banco de España.

 

¿Cuáles son sus propuestas para abordar la nueva realidad económica post-pandemia?

Volver a retomar la agenda, que está abandonada desde que entramos en el euro, de todas las reformas estructurales que mejoren el crecimiento de la productividad, que está por los suelos. Es verdad que las exportaciones de bienes y servicios van muy bien y esto corresponde a una economía que tiene cierta competitividad, lo que no casa con la caída de la productividad que refleja el INE. Pero, aunque ésta no esté disminuyendo, tampoco aumenta porque desde que estamos en el euro su crecimiento es cero y eso es muy preocupante a largo plazo. Por eso, hay que retomar la agenda de modernización de la economía, que ya era el eje principal y el espíritu de los fondos New Generation, los PERTE y los planes de reconstrucción, que incluían la digitalización, las energías renovables, etc. Pero todo esto no se puede hacer solo con fondos europeos, porque éstos tienen sus límites, sino que debe producirse un auténtico cambio de chip por parte de todos los gobiernos, tanto del Estado como de los autonómicos, para dar un giro hacia la mejora de la productividad.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Es verdad que, afortunadamente, no estamos en una situación como la de la crisis financiera de 2008, con todo lo que supuso de aumento de la morosidad, pero en cualquier caso el papel del seguro de crédito siempre es importante en momentos de incertidumbre, tanto geoestratégica y geopolítica como de la política monetaria, en el que nunca se sabe del todo hacia dónde se va a evolucionar.