¿Qué impacto está teniendo la ralentización de la economía china en las relaciones con Estados Unidos y otros países?
Aquí hay que decir varias cosas. La primera es que el modelo anterior de crecimiento de China está llegando a su límite y uno de los motores del nuevo crecimiento debe ser el mercado interior, su demanda doméstica. Pero ésta, después de la apertura postcovid, no está siendo tan vigorosa como debería. Para justificarlo, existen diversas teorías, entre ellas que el gobierno chino fue muy duro durante la pandemia, que la gente tiene miedo, que hay demasiada presencia del estado en la economía... Todo esto es verdad, pero lo que yo intento argumentar es que también existe una política de contención de Estados Unidos hacia China para que ésta no siga avanzando. La política del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ido en esa línea, sobre todo en el ámbito de la alta tecnología, manteniendo los aranceles que ya había impuesto el anterior presidente, Donald Trump. Todo esto está haciendo que China se vea acosada y acorralada, y que su gobierno tenga temor a abrir la economía. El Partido Comunista Chino tiene miedo de que pueda producirse inestabilidad interna, por lo que está ejerciendo más control e intervención de la economía, por lo que hay menos posibilidad de que el sector privado y los ciudadanos aumenten la confianza y el consumo. Y al no contar con el motor de la demanda doméstica, el país sigue apostando por la inversión y las exportaciones. En este sentido, muchas de las inversiones que hasta ahora iban al sector inmobiliario se está encaminando hacia el sector industrial y las manufacturas, lo que le está llevando a una cierta sobrecapacidad.
¿Hacia dónde podrían derivar las tensiones arancelarias entre China y la Unión Europea?
En este contexto que comentaba, Europa sigue siendo un mercado clave para absorber esa sobreproducción de China y un buen lugar a donde ésta puede exportar muchos de sus productos, por ejemplo, en el ámbito de los coches eléctricos, la energía eólica... Pero Europa lo ve como una amenaza y está poniendo cada vez más barreras, tanto a la inversión como a los productos chinos. La situación está derivando en que o bien China abre más su mercado para que la Unión Europea pueda exportar allí y reducir el déficit creciente o bien Europa será cada vez más proteccionista y levantará más aranceles y barreras.
¿Qué puede cambiar en el panorama económico internacional tras las elecciones de Estados Unidos de noviembre?
Desde el punto de vista de China no va a haber grandes diferencias porque, gane quien gane en Estados Unidos, la tensión y la rivalidad geopolítica entre las dos superpotencias continuará. Pero desde el punto de vista europeo sí que puede haber cambios porque Trump es más disruptivo y crítico con la Unión Europea y podría subir aranceles. Europa es capaz de permitirse un déficit tan grande con China porque tiene un superávit muy importante con Estados Unidos. Pero si al final Estados Unidos pone barreras y aranceles a los productos europeos, éstos estarán en dificultades, y seguramente entonces Europa intentaría mejorar las relaciones con China porque no podría quedarse entre la espada y la pared.
¿Por qué Europa está perdiendo competitividad en el ámbito mundial?
Mario Draghi, el ex presidente del Banco Central Europeo, acaba de presentar su informe sobre la competitividad con un diagnóstico muy acertado y con 170 propuestas. En Europa existe consenso en que tenemos que ponernos las pilas y ahora está por ver si realmente las medidas se implementan. Hay una falta enorme de inversión en los sectores más innovadores y es necesaria una política industrial que merezca ese nombre. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, haría bien en tomarse, prácticamente, el informe de Draghi como un plan de gobierno para los próximos cinco años.
¿Cuáles son los principales obstáculos que limitan la innovación y la productividad de las empresas en España?
Uno de ellos es el sistema educativo, que sigue insistiendo demasiado en la memorización y las clases magistrales, pero no suficientemente en otros factores como las habilidades, la resolución de problemas, las capacidades analíticas y el pensamiento crítico. Además, hay una carencia de estudiantes en carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). Por otra parte, existen barreras burocráticas y administrativas que impiden el crecimiento de las empresas y, normalmente, la productividad está asociada al tamaño de la compañía. También hay un elemento de regulación a nivel europeo que lastra la competitividad de muchas empresas. Finalmente, nos encontramos con disrupciones en las cadenas de valor y de ensamblaje por las tendencias proteccionistas que hacen más difícil la eficiencia de las mismas.
¿En qué momento se encuentra la transición digital del sector empresarial europeo?
Existe una importante brecha entre las grandes empresas que han incorporado la digitalización en mayor medida que las medianas y pequeñas, que tienen menos recursos, información y, quizás, presión para hacerlo. También es verdad que en el sur de Europa el tamaño de las compañías es muy pequeño, por lo que cuesta más. Dentro del marco de las Next Generation EU, tenemos el kit digital, con una importante inversión para ayudar a las pymes a digitalizarse, no solo con páginas web sino incorporando capacidades internas y servicios de consultoría permanente para que se produzca un cambio estructural en su dinámica de funcionamiento.
¿Qué importancia tiene la diversificación en el futuro de nuestras empresas?
En el mundo de hoy todo lo que sea diversificar es positivo, y hay que intentar hacerlo tanto en proveedores como en mercados. La diversificación es tan importante o más que la digitalización porque te hace más resiliente a los posibles cambios, tanto políticos como económicos y estructurales.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Me parece que es importantísimo. En estos momentos de incertidumbre y cambios estructurales y coyunturales, donde en muchos casos el sector privado no quiere asumir los riesgos, que el seguro de crédito lo haga es vital.