Miguel Otero

Investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor en el IE School of Global and Public Affairs

“Vamos a tener sociedades más fragmentadas y polarizadas”

“Existe una mayor incertidumbre y, por lo tanto, una mayor necesidad de los seguros de crédito en el ámbito comercial”

Por Javier Labiano

¿Qué cambiará definitivamente en el mundo tras la guerra de Ucrania?

Existe toda una escuela de pensamiento que dice que hay un antes y un después de la guerra de Ucrania, pero yo soy un poco escéptico con esa noción. Creo que este conflicto es una continuación de lo que ya estábamos viendo en el siglo XXI, donde Estados Unidos ha sufrido un fracaso a la hora de exportar la democracia liberal a otras partes del mundo. Esto ha derivado en un menor intervencionismo de Estados Unidos que ahora también ha dicho que no se enfrentaría militarmente a Rusia, lo que ha abierto más espacio para que este país y China aumenten sus esferas de influencia, algo que nos conducirá hacia un mundo cada vez más multipolar. Una tendencia de las relaciones internacionales hacia un mundo menos liberal y más realista.

 

¿Cómo saldrán la Unión Europea y Estados Unidos de la guerra de Ucrania?

Por razones estructurales, Estados Unidos puede verse menos dañado en esta guerra. Está lejos de ella, al otro lado del Atlántico, y se encuentra menos expuesto gracias a su autonomía energética. El precio del gas es mucho menor allí y tiene capacidad para exportarlo al mercado europeo. En cuanto a Europa, el conflicto puede convertirse en otro elemento federalizante, continuando una tendencia que ya hemos visto con el Brexit, el mandato de Trump y el Covid. Con este último se han dado pasos de gigante en cuanto a la integración europea, incluso con la emisión de deuda conjunta, lo que constituye otro elemento más dentro de un nuevo orden geopolítico más realista y con múltiples amenazas de todo tipo, incluidas la propia pandemia y el cambio climático.

 

¿Se ha acabado entonces la etapa de globalización?

Este debate ya lo teníamos antes de la invasión de Ucrania, incluso cuando comenzó la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La idea de la globalización, el libre comercio, la competencia y los tratados de libre comercio tuvo un punto de inflexión en el que iba a ser el tratado entre Estados Unidos y la Unión Europea, qué fracaso en 2016 con la llegada de Trump, y en el Tratado del Pacífico, del que Estados Unidos se retiró. Ahí fueron evidentes las críticas a la globalización y las fuerzas que van en contra de una integración económica cada vez mayor. En el caso de Ucrania, se vuelve a poner de manifiesto el debate sobre la dependencia de la energía rusa y de los suministros chinos que veníamos discutiendo en los últimos cinco o seis años. 

 

¿Qué papel jugará ahora China en la resolución de la guerra?

China está en un momento delicado porque tiene que hacer un ejercicio de equilibrismo con su socio de los últimos años, en cuanto a mantener una visión multipolar y de rechazo a la universalidad del modelo de democracia liberal occidental y, a la vez, no involucrarse en un conflicto en el que tiene mucho que perder.  De cara a Occidente, dirá que no apoya la invasión y que no ofrece abiertamente ayuda comercial, económica ni militar a Rusia. En este punto, hay un detalle significativo. Se decía que las tarjetas de muchos bancos rusos podrían utilizar el sistema de pago internacional chino, pero éste lo ha negado. Es una buena muestra de que China no quiere presentarse formalmente como el salvador de Rusia en estas circunstancias, aunque por detrás hará todo lo posible por ayudarle para que su economía no colapse.

 

¿Cuáles serán las principales amenazas que tendrá que afrontar el mundo en los próximos años y qué modelos de sociedad se impondrán en el futuro?

Es difícil predecir el futuro y gran parte del mismo dependerá de lo que ocurra en Ucrania, porque la situación será muy diferente si la guerra se acorta o se alarga. De cualquier manera, vamos a tener sociedades más fragmentadas y polarizadas, en las que el nuevo contrato social será el objetivo de muchas de las occidentales para intentar cohesionarse internamente y defender sus valores y principios, el estado del bienestar y las libertades. Las sociedades más cohesionadas internamente estarán más preparadas para esta era de incertidumbre geopolítica y revolución digital.

 

¿Qué previsiones económicas maneja en España para 2022? 

Si el conflicto se mantiene en esta dinámica y no hay más sanciones a la energía rusa que precipiten un aumento en los precios de los hidrocarburos, creo que tendremos un crecimiento moderado, empujado por el turismo y por el hecho de que la pandemia va quedándose atrás. Ahora el gran temor es la inflación y que ésta pueda escalar aún más. Pero si tenemos más sanciones energéticas, mayores precios en la energía y mayor inflación, esta situación afectará a la capacidad de consumo e inversión y a la confianza, y el golpe será mayor. Mi escenario base es que vamos a tener ciertas tensiones muy localizadas en Ucrania y mucho ruido relacionado con que hay que aplicar más sanciones energéticas, pero la posición alemana de llevar a cabo una desconexión con la energía rusa de manera gradual va a ser la dominante. No obstante, puede haber todo tipo de posibilidades, desde un acuerdo que pare la guerra y que desescale la tensión, hasta los escenarios más pesimistas con el uso de armas nucleares tácticas.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Juega un papel muy importante, como estamos viendo ahora con el impacto que tienen las cuestiones geopolíticas, los desastres naturales, los fenómenos relacionados con el cambio climático y sus derivadas, y las tensiones sociales. Y no solo en Ucrania, Rusia, Estados Unidos y China, sino también en el resto del mundo, que se está viendo afectado por la subida de precios y los problemas de suministro de las materias primas. Existe una mayor incertidumbre y, por lo tanto, una mayor necesidad de los seguros de crédito en el ámbito comercial.