Las personas son lo más importante para conseguir una gestión eficiente de los fondos europeos. Se necesita gente muy preparada y buenos equipos para realizar esta tarea, que no es fácil, y para ello se requiere una correcta gestión de los recursos humanos y unos adecuados incentivos de retribución, formación… Además, la gestión se va a llevar a cabo entre distintas administraciones, con equipos muy diversos, por lo que todos deben estar alineados.
Obviamente, estamos ante una situación en la que el seguro de crédito es fundamental. Su papel es reducir el riesgo, lo que en un momento de incertidumbre como el actual es muy importante. Su función ha sido clave para que muchas empresas hayan podido sortear los problemas.
La tecnología siempre juega un papel importante y, en un mundo donde está decidiendo quien está ‘in’ y ‘out’, no apostar por ella sería comprometer el futuro del país. Tiene que estar ahí, pero también hay que ser razonable, y no apoyar únicamente a los sectores tecnológicos, sino también a otros como, por ejemplo, el hotelero o la industria agroalimentaria. Cuando hablamos de cambio tecnológico tenemos que pensar en términos transversales, no solo en las start ups más avanzadas, sino también en la modernización del tejido productivo para que sea más eficiente. Por ejemplo, en un hotel conectado o en una explotación agraria que utilice el big data para saber exactamente cuándo tiene que regar, fumigar o recoger sus productos. En todo ello, la formación de los trabajadores también es fundamental.
Como sucede siempre, los cambios tecnológicos van acompañados de una dinámica en la que unos empleos desaparecen y aparecen otros nuevos, y la sociedad termina ajustándose a ello. Lo que hay que procurar es que las personas que se incorporarán al mercado laboral en el futuro se vayan preparando ya para un trabajo diferente. Y, por otra parte, facilitar la transición de aquellos trabajadores que se están viendo actualmente en fuera de juego, lo cual no es fácil.
Como todo, tiene pros y contras en función de su uso. Mi experiencia de ocho años en redes sociales es que hay que saber trabajarlas bien, con lo que se convierten en una fuente de información infinita. No he aprendido más en mi vida que en estos últimos ocho años gracias, en mi caso, a un acceso muy democrático a la información académica. Ahora bien, las redes sociales también se pueden convertir en una cacofonía de sesgo ideológico y sectarismo que hay que saber evitar. En la medida de lo posible, la labor que tenemos que hacer algunos es objetivar e intentar informar a la gente para que tenga más herramientas con las que hacer análisis crítico de la realidad.