Luis Vicente Muñoz

CEO en Capital Radio, periodista y emprendedor

“Los mercados interiores son demasiado pequeños para cualquier empresa”

"Disponer de la cobertura del seguro de crédito puede ser la diferencia entre la supervivencia o la muerte de un negocio"

Por Javier Labiano

En estos tiempos de coronavirus, ¿cómo debe enfocarse la dicotomía entre libertad y seguridad?

Creo que no debemos olvidar que la seguridad debe servir a la libertad como valor ético esencial de progreso y dignidad de la especie humana. Es cierto que la libertad no existiría sin la seguridad para ejercerse, pero también es verdad que una seguridad exagerada puede ahogarla. Hoy debemos vigilar que las restricciones excepcionales no sean más que medidas temporales, agotadas en sí mismas. Como ciudadanos libres, no deberíamos aceptar la implementación automática de esas restricciones sin un estudio y discusión previas y, mucho menos, sin un control democrático permanente. La historia nos ha enseñado la tentación continua de las personas autoritarias para aprovechar los momentos de debilidad de las sociedades para ocupar el poder.

 

La pandemia ha introducido cambios en el mundo laboral y empresarial, ¿cuáles son eventuales y cuáles han llegado para quedarse definitivamente?

Es posible que una gran parte de los cambios tengan más que ver con la gran transformación tecnológica y digital que trae la Cuarta Revolución Industrial, que con la propia pandemia. Estoy de acuerdo en que una parte de esta transformación puede haberse acelerado, al sentirse las economías tan acosadas por el dramático riesgo de contagio de la Covid-19, en particular el teletrabajo o la digitalización y automatización de muchos procesos. Para los trabajadores, una enseñanza experimentada es que el puesto de trabajo en el hogar puede servir para emplearte en varias empresas simultáneamente. Las empresas han elevado el valor que tiene para una organización un buen plan de contingencia, un buen comité de riesgos y una buena protección de las tecnologías en las que sostienen sus procesos.

 

¿Qué consecuencias traerán a la economía y al consumo la falta de certezas a largo plazo?

Hemos visto cómo se ha contraído el consumo en los hogares este año con la pandemia. Jamás habíamos anotado una caída del 24% de golpe, desde que tenemos el actual sistema de medidas. Tampoco habíamos visto dispararse el ahorro hasta el 31% de la renta disponible, y menos con el propio hundimiento de estas rentas, provocado por la reducción drástica de la actividad en muchos sectores. Los datos dicen lo que sabemos: hemos parado radicalmente de consumir, en parte porque no era muy fácil en determinados casos, y en parte porque hemos decidido ahorrar al máximo anticipándonos a lo que pueda venir aún. Ahora sentimos la desconfianza, directamente vinculada por la incertidumbre. No olvidemos que la confianza es el ‘espíritu animal’ esencial en el funcionamiento de la economía. Y, como animal asustadizo, es previsible. Lo mismo que huye, vuelve cuando se dan las circunstancias. Y eso es lo que creo que ocurrirá. Que cuando las vacunas corran, volverán las ganas de vivir.

 

¿Cree que la globalización ha dado paso a un mayor proteccionismo comercial en todos los países?

No tenemos aún perspectiva suficiente para asegurar que hemos superado la globalización, y pensar en una nueva etapa más proteccionista. El movimiento ha sido defensivo primero, por estrategia política, en un intento de corregir desequilibrios endémicos. Es el caso de la guerra comercial desatada en su momento por Donald Trump con China. Luego vino la pandemia, y sufrimos rupturas en algunas cadenas de suministro, lo que llevó a gobiernos a plantear una nueva estrategia de menor dependencia exterior. Sin embargo, el mundo sigue siendo redondo, conectado e interdependiente. Los mercados interiores son demasiado pequeños para cualquier empresa. Donde una puerta se cierra, otra se abre. Acabamos de ver la firma del RECEP, un nuevo y enorme tratado de libre comercio que agrupa un tercio de la economía y la población del planeta, aunque no esté dentro Estados Unidos. Las fuerzas de la globalización siguen vivas.

 

Y en este contexto, ¿en qué situación ha quedado la internacionalización de las empresas españolas?

Cuando hablamos de internacionalización de las empresas españolas, debemos guardar cuidado por los términos en que pensamos. Vender en Francia o en Alemania, no debería interpretarse ya como internacionalización. Y el espacio comercial europeo supone mucho más de la mitad del negocio en el exterior para los españoles. El reto es exportar al resto del mundo. Y ahí las empresas españolas han demostrado en los momentos más difíciles, como en la anterior crisis financiera, que son innovadoras y consiguen éxitos importantes. Su vocación creo que sigue intacta y es creciente. Su preocupación está en las trabas burocráticas interiores, como los impuestos o regulación, y exteriores con las que se pueden tropezar.

 

¿Qué espacio queda para la innovación empresarial?

Ese espacio es infinito, y cada día se renueva. Al menos, tal y como se entiende la innovación en la mayoría de las empresas, que es la búsqueda de maneras distintas de hacer las cosas con mayor eficiencia. La presión que sienten casi todas ellas por encontrar su lugar en la economía sostenible, por ser más transparentes, por producir impactos positivos con su actividad en la sociedad, también empuja en esa dirección.

 

¿Qué consecuencias tendría para la economía española un mayor confinamiento antes de que termine el año?

Como dice el refrán, “llovería sobre mojado”. Es decir, la recesión profundizaría aún más este año. Y, lo que es peor, sería muy destructivo para el tejido productivo de pymes, que no podría aguantar el nuevo envite. Numerosas organizaciones están realizando estimaciones, todas ellas muy dramáticas. Podía ser peor si no existiera el recurso de los ERTE, que sostiene artificialmente a muchos trabajadores. Pero no olvidemos que también puede estar contribuyendo a dar aire a empresas “zombies”, que morirán después por falta de viabilidad.

No perdamos de vista que la sociedad y sus empresas están inmersas en un cambio mayor, al que nos referíamos antes, y que requiere actuaciones contundentes en el campo de la educación para facilitar habilidades nuevas a los ciudadanos. Todos estamos viendo ya cómo la automatización avanza y cancela puestos de trabajo tradicionales. La industria que no ha parado es aquella en la que no hay trabajadores que confinar.

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

En este momento necesitamos empresas sólidas en este ámbito asegurador. Pocas veces hemos llegado a este extremo de necesitar tanta información de máxima calidad como hoy. Disponer de esta cobertura puede ser la diferencia entre la supervivencia o la muerte de un negocio. Me atrevería a decir que, junto con la liquidez, un buen seguro de crédito son los dos tesoros que hoy debería custodiar bien una empresa.