Luis Vicente Muñoz

CEO en Capital Radio, periodista y emprendedor

“España sigue siendo una economía con capacidad de sorprender”

"El seguro de crédito aporta visibilidad y conocimiento a empresas que, de otra manera, tendrían muy difícil alcanzar determinados mercados o crecer en ellos"

Por Javier Labiano

Ha seguido muy de cerca la actualidad económica de las últimas décadas. ¿Qué hechos han marcado la evolución de nuestro país?

El cambio más profundo se ha producido por el fuerte impacto de la reciente crisis financiera y algunas decisiones políticas previas desacertadas. La parte positiva es cómo se ha transformado el modelo económico de España, en el que las exportaciones han ganado peso frente al tradicional del consumo interno. La más negativa, el crecimiento del endeudamiento público y privado, aunque este último se ha corregido en buena medida en los últimos años. Desde luego, he tenido una gran oportunidad de reflejar estos cambios constantemente en mi decano programa de radio. Lo que más nos marca como país creo que es el problema endémico de la alta tasa de paro. España sigue siendo una economía con capacidad de sorprender, tanto en lo bueno como en lo malo. Tiene un componente explosivo, relacionado con su parte de economía sumergida y con el carácter de los españoles. Y, si pensamos en algo que ha marcado mucho la evolución, ha sido nuestra incapacidad por aumentar la productividad.

¿Cómo han contribuido los medios de comunicación a elevar el conocimiento financiero de los españoles?

De forma limitada. La prensa económica tiene una escasa penetración. En la radio es cierto que España ha disfrutado de una radio económica pionera, y de algunos contados espacios dedicados en las radios generalistas. Y en la televisión, el efecto incluye cierta contribución negativa, por el uso demagógico habitual que se hace de la información financiera.  Así que, aunque es cierto que el debate económico se ha extendido, no me atrevería a decir que lo ha hecho en la misma medida la cultura financiera. Sigue habiendo un profundo desconocimiento sobre el funcionamiento de la economía, del Estado o de las empresas. La mayoría de los trabajadores no sabe cuánto cuesta su puesto de trabajo y que condiciones son las que hacen sostenible su empleo, ahora que se habla tanto de sostenibilidad.

De cualquier manera, ¿el mayor conocimiento ha derivado en una mayor exigencia hacia los productos y servicios de las empresas?

No ligaría ambas cosas tan claramente. Si los consumidores somos hoy más exigentes tiene más que ver con la competencia y con el acceso a la información que propician los comparadores de internet, que con nuestro conocimiento. Tengo la impresión de que los ciudadanos estamos hoy más interesados en tener más cosas, en lugar de que las cosas que realmente necesitamos sean mejores.

Al menos, ¿se está produciendo una mayor exigencia de compromiso y responsabilidad social y medioambiental?

Esta una exigencia que nos trae con fuerza la cultura millenial. Es un argumento poderoso, difícilmente discutible. Es evidente que esta consciencia sí que va aumentando. Cuando vemos que los efectos del cambio climático afectan directamente a nuestras vidas, comenzamos a preocuparnos y a pensar que quizá sí influimos con nuestras decisiones de compra o de inversión. Sin embargo, lo que más se sigue valorando es el precio o el rendimiento de las cosas que adquirimos.

¿Qué opina sobre el tejido empresarial de nuestro país formado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas?

Ser pequeño o mediano tiene ventajas, entre ellas la agilidad. Pero también muchas desventajas, como la dificultad para crecer o para exportar. Las pymes son más vulnerables a cualquier impacto y suelen ahogarse a menudo con la enorme burocracia que padecemos en España. Yo veo a una mayoría de ellas a merced de las ineficiencias del sistema, que facilita a las muy grandes el reparto del mercado. Son víctimas de continuos abusos económicos, como por ejemplo tener que financiar a las grandes o a las administraciones públicas aceptando retardos en los pagos que saltan la ley.

¿Por qué aún hay muchas pymes que no se atreven a salir de España?

Por falta de músculo financiero, y también de visión. Salir necesita inversión, cobertura de riesgos, y tiempo para gestionarlo. Muchas pymes viven al día, como los estudiantes, “no les da la vida”. Pero todas saben que su futuro depende de ser transfronterizas, de vender en cualquier lugar del planeta. Así que, las que no se atreven, salvo las que tengan un mercado verdaderamente local, sufren de una fuerte ansiedad por ello. En este sentido, conocer herramientas como el seguro de crédito puede hacer mucho por ellas.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la crisis?

El seguro de crédito siempre juega un papel esencial en la economía. En tiempos buenos aporta seguridad, y en las crisis un colchón que evita desastres mayores. Y no sólo el producto en sí, sino el extraordinario trabajo de estas aseguradoras que aportan visibilidad y conocimiento de mercados a empresas que, de otra manera, tendrían muy difícil alcanzar determinados mercados o crecer en ellos. Estoy seguro de que, si utilizaran más la información de calidad que generan equipos como el que trabaja en Iberinform, las empresas mejorarían en su estrategia y su táctica.

Entre sus especialidades se encuentran los mercados financieros. ¿Cómo cree que evolucionarán en 2019?

Es un momento tan apasionante como difícil para los mercados financieros. Estamos justo en un punto de desajuste entre los estadounidenses, en plena subida de tipos de interés, y los europeos, supuestamente acercándonos a ese momento. Hay dos factores cíclicos que preocupan; el primero es que la economía de Estados Unidos, los crecimientos de los beneficios de sus empresas hayan hecho pico. Y el otro es la desaceleración que estamos sintiendo en Europa. Y luego están los riesgos globales, como la tensión comercial que ha generado Donald Trump con China, la complicada situación de países emergentes o el cisne negro que puede aparecer en cualquier lugar, por ejemplo, en Arabia Saudí. Conseguir rentabilidades es casi imposible sin asumir riesgo.