Juan Ramón Rallo

Economista, decano de la Universidad de las Hespérides, profesor en IE University y colaborador de El Confidencial

“Los problemas de liquidez pueden ser devastadores”

Las crisis son periodos donde hay impagos masivos de crédito. Las aseguradoras de crédito constituyen un factor importante"

Por Javier Labiano

Usted advierte de que endeudarse a corto para invertir a largo constituye una estrategia financiera muy arriesgada. ¿Es una práctica común hoy en día?

No es algo que los ciudadanos o las familias suelan hacer, sino más bien las empresas y, sobre todo, los bancos. El modelo de negocio bancario desde hace décadas es justamente ese, captar depósitos, deuda a corto plazo, para conceder créditos a largo. Es una anomalía que se haga a tan gran escala y con unos niveles de apalancamiento tan brutales. La única explicación para ello es la protección que les proporcionan entidades como el Banco Central o el Tesoro, prometiendo el rescate de los acreedores. Por desgracia, eso no ha cambiado. Lo que sí sucede ahora en España es que, debido a los altos niveles de endeudamiento previos, aún no está habiendo un auge crediticio desbocado. Y, por tanto, en la medida en que el crédito interno no se está disparando, los bancos españoles todavía no están recurriendo a esa estrategia de financiarse a corto para prestar a largo de una manera masiva.

¿Qué otras lecciones no hemos aprendido de la última crisis económica?

Relacionado con esto último, una lección fundamental es que los problemas de liquidez cuando se manifiestan de manera simultánea pueden ser devastadores. Si uno mira solo su propia liquidez o iliquidez, en un contexto de financiación fluida en los mercados, puede pensar que no se está exponiendo a un riesgo muy elevado. El problema es que si hay muchos en la misma posición de iliquidez los mercados se terminan cerrando de golpe para todos. Y en ese momento es cuando se producen liquidaciones generalizadas de activos, que conducen a agravar notablemente la recesión. La otra lección, que creo que ni siquiera nos la hemos llegado a plantear durante la crisis, es que esos procesos de iliquidez generalizados no son algo fortuitos o que tenga lugar de manera aleatoria, sino el resultado de un esquema de protección estatal, que es lo que genera el riesgo moral al incurrir en esa iliquidez.

Cada vez se acumulan más datos que sugieren que la economía española se está ralentizando. ¿Por qué motivos está sucediendo?

La ralentización es consecuencia de una aceleración previa que no respondía a fundamentos de la economía española. Es decir, no es que España haya crecido mal durante los últimos años ni que se hayan acumulado desequilibrios, sino que crecíamos auxiliados por factores externos que tan pronto como desaparecieran impactarían negativamente sobre nuestro crecimiento. Eran los famosos vientos de cola, bajo precio del petróleo, bajos tipos de interés, bajo tipo de cambio y ventaja competitiva turística debido a la inestabilidad de nuestros competidores. Y si todo eso se va agotando, nuestro crecimiento potencial, que según el Banco de España está entre el 1% y el 1,5% al año, terminará imponiéndose, ya que no ha habido reformas estructurales ni fiscales de ningún tipo.

¿Por qué nuestras exportaciones de bienes y servicios no turísticos están creciendo a su ritmo más reducido desde mediados de 2016?

Nuestras importaciones petroleras se están encareciendo y, por tanto, estamos perdiendo competitividad. La economía mundial se está frenando, por lo que la demanda exterior es capaz de tirar menos de las exportaciones españolas. Y parece que internamente estamos en una fase de empujar alzas salariales. En la medida de todo ello, es bastante previsible o factible esta tendencia a que las exportaciones no crezcan como hemos visto en periodos anteriores. Es decir, que ya las exportaciones no tiran tanto como antes de la recuperación económica... Estamos viendo que la evolución de la economía se está frenando básicamente por el sector exterior. De hecho, lo que ha habido en los últimos trimestres ha sido una cierta recuperación de la demanda interna que ha reemplazado la exterior, pero poco más.

En este contexto, ¿ve posible una nueva crisis a corto o medio plazo?

En el caso de España no veo que se estén acumulando desequilibrios de ningún tipo, salvo la deuda pública, que es la gran amenaza que aún no estamos solucionando; no vamos a peor pero tampoco hacia mejor. Es verdad que el resto de las economías en el mundo, sobre todo emergentes y también Estados Unidos, están bastante recalentadas porque han abusado del crecimiento del crédito, y eso sí que constituye una amenaza que nos puede impactar indirectamente. Pero no tanto para que el modelo de crecimiento que tenemos vaya a desmoronarse, no sería una crisis como la que hemos atravesado hasta la fecha. En definitiva, no es descartable que haya una crisis, sobre todo en momentos de restricción de la oferta monetaria que siempre son los más complicados. Pero, en lo que respecta a España, sería más un efecto arrastre que un problema generado internamente.

¿Qué espera del comportamiento de la economía española en 2019?

Que se acentúe la desaceleración. De hecho, prácticamente ya viene sucediendo desde 2015, aunque es verdad que parece que ahora estamos asistiendo a una desaceleración un tanto más acentuada de lo que cabría esperar inicialmente. No anticipo ningún cambio de tendencia en este sentido.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la crisis?

Las crisis son periodos donde hay impagos masivos de crédito. Y el hecho de que haya aseguradoras que garanticen el recobro de aquellos deudores menos solventes o con menor capacidad de pago supone una garantía o un respaldo de liquidez para el acreedor, que le ayuda a no descapitalizarse y a atender sus propios compromisos de deuda. Hay que tener en cuenta que muchas empresas pagan deudas con lo que cobran de otros deudores. Las aseguradoras de crédito que mantengan una posición financiera sólida para atravesar las recesiones, sin quebrar ni desparecer, y que respondan de sus pólizas de crédito constituyen un factor importante para dotar de liquidez al sistema y para la estabilidad económica.