Afirma que los datos permiten tomar buenas decisiones y obtener beneficios. ¿Cuáles son los más importantes?
En estos momentos, aparte de los datos médicos, los relacionados con la sociedad y la economía. Para un país como el nuestro, ahora es muy importante monitorizar los datos que tienen que ver con los desplazamientos nacionales e internacionales, para saber quién, por qué zonas y en qué momento está viajando. Esto permite anticipar flujos de posible riesgo y adoptar decisiones de cara a prevenir efectos tanto sanitarios como económicos. Otro tipo de datos importantes son los comerciales, saber qué está comprando la gente, cuándo lo hace, y a través de qué página web, por ejemplo. Esto permite conocer cuáles son las tendencias en cualquier sector o actividad económica, preparar ofertas y hacer previsiones para evitar roturas de stock, como las que se produjeron el pasado mes de marzo con las mascarillas, cuando todo el mercado se lanzó de golpe a comprarlas y no había posibilidad de encontrarlas. Esos flujos de datos correctamente tratados permiten a empresas, gobiernos y administraciones responder antes, mejor y con más precisión a las necesidades de la población.
¿Pueden las empresas españolas reducir costes y maximizar beneficios manejando bien sus propios datos?
Pueden conseguir unos ingresos más limpios, rápidos y mejores, con menos esfuerzo. Por ejemplo, si los cuadros de mando extraen la información correcta de sus ventas podrán focalizar mucho más estas ventas en clientes de determinados segmentos, códigos postales… y maximizar los ingresos. Por otra parte, el coste es un elemento fundamental, y una de las revoluciones que se ven a corto plazo para reducirlo es el uso de los datos. Por ejemplo, es posible que el volumen de tiendas al que estamos acostumbrado se reduzca en el futuro, y esto hará necesario que la gestión del stock tenga que ser mucho más eficaz que ahora. En este sentido, cada vez hay más avances tecnológicos que permiten una rotación de stock mucho más rápida, avisando a los proveedores de forma inmediata y sin intervención humana.
¿Qué ocurrirá con la atracción de talento en las organizaciones?
Es un tema fundamental, como pone de manifiesto el hecho de que los antiguos departamentos de recursos humanos de las grandes empresas son ahora de atracción de talento. En este sentido los datos también juegan un papel fundamental ya que, por ejemplo, la información que obtenemos de un candidato a través de las redes sociales que utiliza es cada vez más importante.
¿Qué papel debe jugar la formación en todos estos procesos?
Este es uno de los retos de muchos centros educativos, generar un volumen suficientemente importante de formación en muy diversos ámbitos, que no tienen por qué ser únicamente los tradicionales, sino también otras áreas y niveles. Por ejemplo, los ejecutivos no tienen por qué saber programar, pero sí conocer de dónde vienen los datos e interpretarlos. Es necesaria una formación mucho más intensa y extensa, con distintas áreas y niveles de expertise, porque cada vez más serán más los profesionales de diversos ámbitos que necesiten manejar datos y extraer conocimiento de ellos.
¿Qué aporta la ciencia de los datos a la sociedad y al comportamiento humano?
Estamos avanzando también en esto. Por ejemplo, cuando llevamos una pulsera o un reloj digital en la muñeca nos estamos monitorizando, y los datos que obtenemos nos permiten plantearnos retos que hace cinco años eran prácticamente imposibles. Eso es ciencia de datos en acción, utilizada por el usuario de forma pasiva. El uso de la tecnología y la ciencia de los datos está cambiando nuestra vida de forma radical. Existen dispositivos electrónicos que miden en tiempo real el azúcar en la sangre y que me permiten conocer, por ejemplo, qué me ha supuesto un almuerzo en términos de glucosa; además, me dicen si es conveniente o no que coma un alimento determinado en función de mi situación particular. Todo esto permite llevar unos hábitos de vida saludables.
En este contexto, ¿cómo está evolucionando la información y la transparencia en el mundo económico?
La gente pide cada vez más transparencia, precisamente por los problemas de privacidad. Lo estamos viendo ahora con los bancos, que nos informan de cómo van a utilizar nuestros datos y piden nuestro consentimiento, y otras empresas que están cambiando sus políticas por las exigencias de privacidad.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
En una situación como la que estamos, el seguro de crédito es absolutamente esencial para las dos partes. Saber que detrás de tus operaciones hay una entidad que va a estar pendiente de lo que pueda ocurrir da una gran confianza. Por eso, este seguro me parece esencial y creo que estamos en su gran momento.
Sectores como el financiero, el turístico o el del automóvil, ¿cómo cree que evolucionarán tras la pandemia?
El financiero tiene un problema derivado de los márgenes, cada vez más estrechos, por la política económica existente ahora mismo. Sobre todo, por la política monetaria de los bancos centrales, que restringen los márgenes a niveles que hacen muy difícil el negocio bancario tradicional. Mientras que la recuperación del turismo va muy ligada a la evolución de la pandemia, y la del automóvil a las expectativas económicas de los usuarios.
A su juicio, ¿qué papel jugará la sostenibilidad y la economía circular en los proyectos empresariales que se desarrollen en España en 2021?
La creación de conciencia social acerca de la circularidad y la sostenibilidad es evidente; y, por otra, tenemos el estímulo que suponen las políticas europeas. En los países avanzados, la gente está cada vez más concienciada con estas cuestiones y avanzará más en cada generación.