Juan Ignacio Crespo

Analista económico

"Tratar de adivinar los efectos del Brexit es un brindis al sol"

"La evolución del crédito comercial, industrial y de consumo da una idea muy precisa de por dónde va la actividad económica"

Por Javier Labiano

¿Qué datos o situaciones suelen anticipar las recesiones y los largos periodos de crecimiento económico?

Existen numerosos indicadores, la mayor parte de ellos muy útiles, para intentar adivinar la deriva que va a tomar el ciclo económico; pero cada vez han ido tomando más peso los que se llaman índices de opinión, que no son otra cosa que opiniones de empresarios, inversores o consumidores recogidas por medio de una encuesta y organizadas de manera que la diferencia entre las diferentes percepciones recogidas -por ejemplo, si los empresarios van a contratar o no más empleados en los próximos meses- den una idea de si el ambiente económico apunta a una expansión de la economía o, por el contrario, a una contracción o decaimiento. A este tipo de resultados obtenidos de las encuestas se les suele llamar datos soft. El uso de estos indicadores trata de superar las dificultades que tiene el hacer previsiones económicas con lo que eran los datos más tradicionales, los que en la jerga anglosajona se llaman datos hard, que suelen llegar a analistas,  economistas y medios de comunicación con considerable retraso, dado el período de recogida y elaboración de la información que algo tan trabajoso requiere.

¿Qué otro tipo de datos pueden utilizarse convenientemente para elaborar predicciones económicas?

Entre mis preferidos está la evolución del crédito comercial e industrial o del crédito consumo que, aunque se obtienen con algo de retraso, dan una idea muy precisa de por dónde va la actividad económica en general y la evolución de la inflación en particular. También entre mis preferidos está la evolución del precio de las materias primas, ya que movimientos muy bruscos o prolongados de éstos, al alza o a la baja, pueden (junto con otros elementos concomitantes) respectivamente provocar una recesión o ser síntoma de que una desaceleración económica ya está en marcha. El incremento o caída de los beneficios empresariales es otro elemento básico a tener en cuenta para atisbar si lo que viene es una desaceleración, una recesión o un período de fuerte expansión económica.

¿A cuál de esos escenarios nos acercamos más en estos momentos?

En la actualidad estamos, probablemente, en un momento que se podría considerar excepción a alguna de las reglas establecidas en el punto anterior. Desde 1950 (tiempo para el que los datos son fiables) la economía de Estados Unidos ha entrado en recesión siempre que había un período prolongado de caída de precio de las materias primas y/o en que caían los beneficios de las empresas. Con una sola excepción: el período 1986-1987. En ese período no se produjo una recesión, aunque sí algo insólito y casi único en la historia conocida: un crac súbito de Bolsa, sin mayores consecuencias en términos de caída fuerte de la actividad económica. Pues bien, parece como si esa experiencia se fuera a repetir en la actualidad: tras uno de los períodos más largos conocidos de caída de precio de las materias primas y, también, con caída del ritmo anual de los resultados empresariales, es decir, una recesión de beneficios, la recesión en la economía de Estados Unidos no aparece, de momento, por ningún lado. Lo que es un alivio muy grande para la economía europea y, por ende, para la española que están viviendo un momento dulce desde hace tres años.

¿Qué efectos tendrá el Brexit para el comercio en Europa?

Tratar de adivinarlo es un poco un brindis al sol: se supone que, por una argumentación básica, debería ser muy negativo, pero los efectos de su solo anuncio no han provocado nada de eso: el comercio mundial crece; la devaluación del 13% de la libra esterlina ha reducido el déficit de la balanza comercial británica, pero no en la medida esperada; la huida de capitales que pareció esbozarse inicialmente, sobre todo en el sector de los fondos inmobiliarios, no tuvo continuidad... Nada de lo esperable se ha producido a corto plazo. Quizá esos efectos se notarán cuando el Brexit sea una realidad, si es que llega a materializarse.

¿Qué amenazas acechan al sistema financiero internacional?

El excesivo apalancamiento es la principal de las amenazas. Como en 2007, pero esta vez menos concentrado, pero mucho más distribuido entre los diversos agentes económicos y financieros. Algunas estrategias de gestión de activos podrían resultar peligrosas por ese apalancamiento. Se nota en que, de nuevo, las emisiones de deuda empresarial con muy escasas garantías y baja calidad crediticia están proliferando, a la vez que proporcionan rentabilidades muy poco por encima de las del Tesoro de Estados Unidos.

¿Qué factores macroeconómicos afectarán en mayor medida a los mercados en 2018?

La subida de los tipos de interés en Estados Unidos, la desaceleración del crédito en China, junto con el intento de sus autoridades de cerrar industrias muy contaminantes, el tapering o reducción de las compras de deuda por el BCE y la bajada del ritmo de aumento de los beneficios empresariales en Estados Unidos también. De manera favorable, la eventual aprobación de la reforma fiscal que ahora debate el Congreso norteamericano.

En su etapa en la Administración Pública, usted se especializó en temas de financiación exterior. ¿Cómo ve ahora la situación en este ámbito?

En realidad, tras mi experiencia en el Tesoro estuve muchos años dedicado ya a la gestión de activos. España necesitaba financiación exterior, en divisas extranjeras, cuando no existía la libertad de movimiento de capitales, tenía una moneda débil y, en algunos momentos, escasez de reservas centrales en el Banco de España. Ahora todos esos elementos han desaparecido: la pertenencia a la zona euro permite financiar en la moneda propia sin dificultades tanto el déficit público como los eventuales déficits de la balanza por cuenta corriente cuando los hay. Solo los dos o tres años que duró la crisis del euro, de 2010 a 2012, pusieron todo ello transitoriamente en cuestión.

Como experto en gestión de activos, ¿cómo debe combinarse la evaluación macro con el chartismo para optimizar la exposición a un valor?

Acotando el margen de duda para decidir la compra o venta de un valor, una moneda u otras clases de activos con esos diferentes enfoques para que, finalmente, la selección entre ellos se haga en un terreno mucho más limitado. Así, excluyendo las divisas que no tienen madurez suficiente ni un ciclo identificable. O los valores que no pueden ir bien en un ciclo económico de bajo crecimiento.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la crisis?

Algo tan necesario como el seguro de crédito se vio pervertido por la existencia y abusos relacionados con los Credit Default Swaps. Ellos fueron los que tuvieron un papel público destacado y mediante su uso en otros productos -CDOs sintéticos, al cuadrado…- provocaron la quiebra de compañías de seguros emblemáticas.