José Moisés Martín

Director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación

“Los Next Generation generarán tracción en el conjunto de la economía”

“El seguro de crédito es esencial en situaciones de incertidumbre como las que vivimos”

Por Javier Labiano

En uno de sus últimos trabajos, usted hablaba de Next Generation, intervención pública y reestructuración productiva. ¿Cuál es la fórmula para enlazar todos estos conceptos?

El Next Generation es un gran programa de modernización, pero también es un instrumento muy potente en manos de los gobiernos. Si las instituciones no funcionan bien y no gestionan adecuadamente los fondos, los resultados serán contraproducentes. Por eso creo que es necesario afinar bien los objetivos del plan y mejorar la calidad institucional para asegurar una buena gestión de los fondos. 

 

¿Cómo se puede hacer frente a la crisis sin repetir errores del pasado?

Creo que la respuesta a esta crisis es sustancialmente diferente de la de 2008, entre otras cosas, por las lecciones aprendidas. Los errores cometidos entonces costaron mucho en términos sociales, pero afortunadamente sacamos conclusiones con la idea de que nunca más volvamos a enfrentarnos a una crisis sin revisar antes nuestros dogmas. Afortunadamente ha sido así: se suspendió el pacto de estabilidad, se habilitó el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, en el que la Unión Europea ha mutualizado riesgos, y el Banco Central Europeo actuó rápidamente con su programa de compras. Los resultados están ahí: la Eurozona ha tardado cuatro trimestres en recuperar los niveles previos a la crisis. En la crisis de 2008, tardó 24 trimestres. 

 

¿Qué asimetrías y desequilibrios existen, actualmente, en el mercado de la eurozona?

Los precios de la energía son el principal desequilibrio, y pueden afectar al conjunto de la economía rápidamente y de manera persistente. Otro desequilibrio es la abultada deuda pública de los países del sur, que se ha incrementado notablemente durante la crisis del Covid-19, y que muestra las vulnerabilidades de estos países frente a un eventual shock de tipos de interés, que probablemente se dé a lo largo de 2022. 

 

En 2022 finaliza el periodo de gracia establecido por la Comisión Europea para la suspensión del Pacto de Estabilidad, que ha permitido superar los límites de deuda y déficit público sin someterse a los mecanismos correctores. A su juicio, ¿deberían reformarse las reglas fiscales de la Unión Europea?

Se van a reformar, sin duda. Son fruto de una concepción de la política económica que ya no comparte nadie mínimamente informado. Las reglas actuales son demasiado complejas y eso dificulta su cumplimiento y su seguimiento. Así que probablemente iremos a nuevas reglas ficales. Pero esta reforma no significará una barra libre. Sean cuales sean las normas, más sencillas, más entendibles o más flexibles, la responsabilidad fiscal y el mantenimiento de un marco fiscal apropiado seguirá siendo una obligación de política económica. Las normas sólo suponen un marco de disciplina. Puede haber reforma, pero desde luego que la disciplina debe seguir siendo una regla de la política fiscal en el medio plazo. 

 

¿Qué factores de inestabilidad económica seguirán vigentes en 2022?

El elemento más preocupante es la inflación, que parece que ha venido para quedarse. Lo que parecía un episodio transitorio, parece que va a ser persistente y vamos a tener unos meses con muchas tensiones en precios, máxime si tenemos en cuenta los riegos geopolíticos. A los mercados no les gustan las situaciones de inestabilidad geopolítica y la situación con Rusia está haciendo que el precio del gas y del petróleo esté escalando enteros. Esto es peligroso si no sabemos gestionarlo, y la verdad es que no tenemos muchas herramientas, pues la respuesta requiere de unas reformas estructurales que necesitarán tiempo para poder ejercer un efecto sobre la economía. 

 

¿Cómo espera que se comporte la inflación a lo largo de 2022?

Seguirá alta durante el primer semestre para moderarse después, a espera de la evolución de los precios de la energía y de no iniciar una espiral inflacionaria que lleve a una subida de salarios y una subida de precios adicional. Si esto ocurre, el riesgo de que la inflación se mantenga es muy alto. 

 

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

Es esencial. En situaciones de incertidumbre, como las que vivimos, el recurso al seguro de crédito es una vía importante para garantizar transacciones comerciales que permitan generar seguridad y favorecer la inversión y la audacia en la apertura de nuevos mercados. Es bastante probable que, en sus diferentes modalidades, estos seguros de crédito se amplíen durante 2022 y los próximos años.

 

Según algunos medios, se prevé movilizar en el primer semestre de 2022 cerca de 25.000 millones de euros relacionados con los fondos europeos Next Generation, de los que más de 16.000 millones irán al sector empresarial. ¿Qué proporción cree que podrían acabar en las pymes? 

De alguna manera u otra, una gran parte terminará en las pymes, bien porque reciban los fondos, bien porque los fondos destinados a las grandes empresas generarán tracción en el conjunto de la economía. No se trata de quién recibe la subvención, sino del impacto de esta subvención en la economía a través de las ventas, salarios y compras de producto y servicios. Si entendemos el NextGen como una inyección en la economía, desde ese punto de vista hay que ser optimista. El problema es que debería ser mucho más, debería promover cambios estructurales y estos son los que es difícil anticipar. Tenemos que recordar que los fondos europeos tienen un objetivo, que es el de mejorar el crecimiento potencial de nuestra economía, mejorar la productividad y asegurar la transición ecológica y digital. Lo peor que nos podría pasar es que gastásemos los fondos y dentro de unos años, viéramos que hemos perdido la oportunidad porque no ha pasado nada, porque los proyectos no fueron buenos y porque no generaron el efecto deseado. Este es el verdadero riesgo que tenemos: que, en 2030, España sea igual que en 2020. Eso sí sería un gran fracaso de país.