John Müller

Columnista en ABC y Radio Pauta

“Tardaremos menos en recuperar los niveles de crecimiento que la riqueza destruida”

El seguro de crédito es fundamental para dar garantías a la recuperación económica ante las dudas e incertidumbres"

Por Javier Labiano

En estos momentos de incertidumbre ante la pandemia, ¿maneja alguna certeza económica para 2021?

Está claro que 2021 será el año de las vacunas. Además, en algún momento volverá el crecimiento económico sostenido, puede ser a finales de año o antes. Dependerá precisamente de las vacunas. Y hablo en plural porque pienso que vamos a tener varias vacunas, con tecnologías diferentes, en un plazo muy reducido de tiempo. Nos pasaremos el año vacunando gente porque se necesita un alto porcentaje de inmunización para que sea eficaz. Como en todo, habrá optimismo y amargura. Habrá fracasos marginales, pero será un gran momento para la ciencia y la tecnología. En cuanto a la economía, creo que nos vamos a hacer cargo de hasta dónde nos hemos descapitalizado. Lo sufrirá el pequeño empresario que no va a tener recursos para reabrir su bar, pero también las grandes empresas. Va a ser un año de desafíos para la banca. Y también notaremos el empobrecimiento que se ha producido en el capital humano. Empezaremos a notar los vacíos provocados por la ausencia de las aulas y empezaremos a ver mejor los efectos negativos del teletrabajo en las operaciones.

¿Qué estrategias espera por parte del Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense antes de que finalice 2020?

No espero cambios. Los comunicados de ambas entidades indican que hemos entrado en una fase de tipos de interés bajos que será larga y, aunque veamos que aparecen signos inflacionarios, la política de compensaciones que han asumido los va a llevar a mantener los tipos. De hecho, vienen preparando el discurso hace meses. El objetivo del 2% no es un techo, es un promedio. Por lo tanto, se tiene que producir un aumento sustancial del nivel de precios para que el promedio a largo se acerque al 2%. El cambio que se está produciendo de manera más rápida es la asunción por parte de los bancos centrales de la necesidad de avanzar ya hacia el dinero digital.

¿Cuánto tiempo hará falta para que España se recupere y vuelva a los crecimientos anteriores a la crisis?

Tardaremos menos en recuperar los niveles de crecimiento que la riqueza destruida. Me interesa poco el nivel, me interesa más la forma que tendrá ese crecimiento, porque es en esa forma donde se va a expresar el porvenir de la economía española. Quiero ver qué va a pasar con ese tejido de medianas y pequeñas empresas, qué sucederá con el comercio, con la hostelería y restauración, con el entretenimiento. Quisiera saber qué efecto a largo plazo va a tener el hecho de que el sector primario sea uno de los que mejor ha aguantado. ¿Vamos a dejar de ser un país de camareros y pasaremos a ser uno de jornaleros? ¿Se disparará el precio de las tierras productivas? Y antes que eso tengo una duda mayor: ¿tendrán los españoles la paciencia suficiente para emprender esta travesía sin que se produzca una alteración notable de nuestra vida social? ¿Serán los políticos capaces de generar las señales adecuadas?

¿Cuántos años se retrocederá en la lucha contra la pobreza en las regiones más desfavorecidas del mundo?

Las cifras indican que volveremos a una situación parecida a la de la década de 1990. En julio, la Comisión Económica para América Latina, calculó que la llegada del coronavirus había provocado un retroceso de diez años en el valor del PIB regional. Pero julio y agosto fueron extraordinariamente malos en la región. En una intervención reciente, Rebeca Grynspan, la secretaria general iberoamericana, afirmó que 50 millones de personas caerán por debajo del umbral de la pobreza. En África, que es un área más resiliente que Iberoamérica porque su situación de partida era peor y porque tiene más experiencia en pandemias, la ONU calcula que 29 millones de personas caerán bajo el umbral de la pobreza. En síntesis, esto significa retroceder a niveles de los años 90, es decir, se habrán perdido 30 años de desarrollo y mejoramiento de los índices. No hay que olvidar que Iberoamérica y África no tienen las relaciones fuertes entre países que tiene Europa, no tienen una zona euro que les permita un banco central creíble y van a tener problemas de falta de capitales porque la mayoría de los países carecen de ellos o están tomando medidas que los van a descapitalizar.

Al menos, ¿la pandemia adelantará la digitalización y tecnologización de la sociedad y las empresas?

Sí, la aceleración de esos procesos está descontada. Hay un elemento que me preocupa mucho y es la polarización. Hay una que es natural, inducida por la política. Recordemos cuando Zapatero le decía a Iñaki Gabilondo que “nos conviene que haya tensión”. Bueno, Sánchez hace lo mismo cuando desentierra a Franco o agrede al castellano o pacta con Bildu o amenaza con reformar el Poder Judicial por las bravas.

El problema es que estamos en una situación en que la gente se ha hecho mucho más dependiente de las redes sociales y los medios electrónicos para juzgar la realidad porque hemos tenido que reducir nuestros contactos físicos. Antes, te bajabas al bar y al hablar con otras personas te dabas cuenta de que las preocupaciones de Sánchez y su equipo no eran generalizadas, ni siquiera compartidas, y relativizabas la situación. La realidad moderaba a las redes sociales. Ahora, hemos llegado a una situación en que cada uno escoge su propia realidad para vivirla a través de las redes sociales o de sus series favoritas.

¿Qué efectos se producirán sobre el comercio electrónico?

Ya lo hemos visto. Se ha convertido en un elemento de la cotidianeidad. Lo más interesante del comercio electrónico sigue siendo la parte analógica: el producto en sí y los mensajeros que te lo traen a casa. ¿Qué pasará con los raiders? California acaba de votar que no deben tener los mismos derechos que los empleados de plantilla, y que deben ser considerados contratistas. Pero hay una fuerte reacción, incluso en personas liberales, contra los abusos que se producen en este sector. Ya no hablo de seguros o de equipos. No es posible que no se les facilite un cuarto de baño o que deban esperar los pedidos a la intemperie. Eso, y su circulación agresiva, impacta en la vida urbana, y las ciudades tendrán que tomar medidas.

¿Qué otros retos esperan a la economía en la era post-covid?

Lo más importante va a ser reparar el capital humano. Hay gente que ha desarrollado enfermedades en este tiempo para ermitaños. Y va a ser interesante descubrir los límites del teletrabajo en términos de la creatividad de las organizaciones. Así como las ‘majors’ se guardaron muchas películas y dejaron de estrenar durante la pandemia, quisiera saber qué se han guardado las empresas. Seguro que hay innovaciones que están por ahí en las carpetas de los ejecutivos esperando a un mejor momento. Pero reparar el capital humano también consiste en evaluar lo que hicimos bien o mal con la formación online. Siempre digo que no basta con acumular conocimiento, hay que saber qué hacer con él. Y en eso creo que hemos salido perdiendo. Y ya dije antes que creo que un gran reto será que haya financiación disponible para el momento en que el tirón del emprendimiento lo haga necesario.   

¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?

En tiempo de crisis su papel es crucial para mantener en marcha la economía. Asegurar el cobro de los clientes es crítico, pero es que el seguro de crédito, además, es fundamental para dar garantías a la recuperación económica en un momento en que existirán muchas dudas e incertidumbres. Cuando empiece con fuerza esa demanda de capitales para restaurar el crecimiento, esto que digo será una obviedad.