John Müller

Columnista en ABC y Radio Pauta

"Casi toda la historia del siglo XXI es pura crisis y sus secuelas"

La labor del seguro de crédito me parece fundamental, puro valor añadido, para una economía como la nuestra".

Por Javier Labiano

Su libro “Leones contra dioses”, que resume la historia económica de España durante la crisis de la prima de riesgo, se ha convertido en un referente sobre ese periodo. ¿Cuál es su conclusión principal?

Que España perdió una oportunidad única de haber efectuado una serie de reformas que la hubieran situado entre los mejores países del mundo. Va a ser muy difícil que se vuelvan a repetir las condiciones de la crisis que favorecían un cambio. Los leones, que en mi libro son los políticos y funcionarios que gestionan el país, ya no sienten la presión de los mercados -los dioses- que les obligaba a tomar decisiones óptimas.

Hoy me doy cuenta de que era imposible que un equipo de personas como las que Rajoy llevó al gobierno (todos altos funcionarios o cuadros del PP) hicieran las reformas que España necesitaba. Los funcionarios son conservadores, no innovan, están habituados a cumplir normas fijas, seguras. Para hacer reformas hay que transgredir. Quizás los únicos que realmente daban la talla eran Guindos y quizá García-Margallo, dos personalidades que no tienen nada que ver entre sí, pero que tenían una agenda propia que desarrollar. El resto son altos funcionarios que llegaron para ser mandados y cumplir aseadamente con lo que Rajoy les mandara. Eso, por ejemplo, fue lo que acabó sacando del Gobierno a Ruiz-Gallardón.

¿Qué espera de la evolución económica en 2016?

Espero una desaceleración que quizá se agrave por circunstancias externas. Sin duda que la incertidumbre política española va a influir en el crecimiento, pero es peor un mal gobierno que un no gobierno. Es muy importante lo que está pasando con las políticas monetarias, con la energía y con el crecimiento de China. En España, creo que va a ser un año perdido, como tantos últimamente. El balance que España haga en 2020 va a ser muy duro. Casi toda la historia del siglo XXI es pura crisis y sus secuelas.

El problema es que el tiempo perdido en 2016 va a ser como las sequías, que sus efectos durarán mucho tiempo en el campo institucional.

¿Qué ha sido del cambio de modelo productivo del que tanto se hablaba en los peores años de la crisis?

Sonrío cuando oigo hablar del modelo productivo, no creo que exista una receta que permita moldear a gusto la economía de un país en un contexto de libertades individuales. Nadie, por muy infantil que sea, puede presumir que es un dios que va a jugar al SimCity con un país. Siempre nos quejamos del modelo económico basado en el turismo, porque parece que eso nos obliga a ser camareros o sirvientes. Eso es un error. El turismo es uno de los drivers de España porque las características geográficas y geopolíticas lo permiten.

En la primera temporada de House of Cards, el protagonista, Frank Underwood, repetía cuál era el secreto de su éxito. “Ubicación, ubicación y ubicación”. Y el plano de la cámara se abría y se le veía a él y a su esposa en la primera fila durante la toma de posesión del presidente de los Estados Unidos. Bueno, en España ese debería ser el lema de nuestro país. España es como es por su situación geográfica. Su posición ha sido privilegiada en el planeta. Está situada en el ombligo de Occidente y es el cruce de todos los caminos que van y vienen de América, de Asia, de África y del Norte de Europa.

Esto define ciertas cosas. Por ejemplo, si la ubicación es valiosa, el terreno será valioso. Que el respeto al derecho de propiedad esté bien garantizado es importante, porque eso acrecienta el valor de los terrenos y de las cosas ubicadas ahí. Nuestra posición nos plantea como un desafío ser un hub de comunicaciones. Nos impone tener excelentes medios de comunicación y transportes, pero también nos sugiere que podemos ser una gran plataforma de atracción de capitales internacionales. Por otro lado, nos impone unas capacidades militares y de seguridad en las que estamos hoy muy justitos.

¿Cómo se debería estimular la recuperación y qué riesgos tendremos que evitar en los próximos años?

Creo que el mejor estímulo económico son reglas claras, duraderas y respetadas que permitan que la gente despliegue su creatividad. También me parece muy importante un Gobierno que garantice un manejo responsable de las finanzas públicas, que mantenga a raya el déficit y la deuda, y que no permita que se malverse el dinero público.

Acabamos de conocer que la economía brasileña cerró 2015 con un retroceso del 3,8%, con lo que registra su peor resultado desde 1981. ¿Qué repercusión tendrá el frenazo de los emergentes en Europa?

El impacto en España será mayor que en Europa. Dado que las cinco empresas más grandes del Ibex están muy comprometidas en Brasil, mientras éste país no salga de su crisis, la bolsa española que es muy estrecha no va a mejorar. El problema es que en Brasil aún nos queda por ver algo peor. El país todavía no ha rebotado, al menos desde el punto de vista de su crisis institucional.

¿Cómo influirá la tecnología y la progresiva digitalización en el impulso de la industria española?

Es curioso cómo la población española ha ido asumiendo los cambios tecnológicos sin apreciar el enorme impulso y la mejora de productividad que ha supuesto. No es raro que esto ocurra porque estamos acostumbrados a plantear una serie de exigencias y que se cumplan. Los incrementos de productividad de los años 90 se trasladaron rápidamente a las rentas por distintas vías. Son esos incrementos notables de la era de internet los que permitieron crear el Estado de Bienestar que disfrutamos. Esos incrementos también nos han hecho creer que ese Estado es sostenible.

No tengo tan claro que en el corto plazo asistamos a una revolución tecnológica que traiga incrementos de productividad tan fuertes como ocurrió con internet a finales del siglo XX. La robotización será una etapa importante, pero mi impresión es que va a servir para suplir o sustituir la mano de obra menguante (como en Japón) o la inadaptada (como en España). Muchos países van a copiar el modelo japonés que usa la productividad de los robots para compensar a sus jubilados, y se van a equivocar. Ese modelo sólo sirve en un país cerrado sin natalidad y sin migraciones. España tiene que pensarse desde otras bases.

¿Qué consejos daría a los inversores que dudan de dónde colocar sus ahorros?

Que se dejen asesorar por un profesional. Si vamos al dentista para arreglarnos la boca o al asesor fiscal para que nos lleve los libros de la empresa, ¿por qué no vamos a acudir a un experto? Y si tiene tiempo, pues que se dedique a la gestión activa de sus inversiones. Se acabaron los tiempos en que dejabas que el director del banco te hiciera la cartera y esperabas sentado. La represión financiera que están desarrollando los bancos centrales y los gobiernos, donde el dinero pierde su valor y no hay donde protegerlo, es un desafío demasiado importante como para enfrentarlo en soledad. Se acabó esperar sentado. Ahora hay que correr detrás de la rentabilidad. ¡La rentabilidad para el que se la trabaja!

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que está jugando en esta crisis?

¿Recuerda que hablaba de la necesidad de reforzar las garantías sobre el derecho de propiedad en un país como España? Pues el seguro de crédito hace exactamente eso: introduce elementos de garantía adicionales, no sólo jurídicas, sobre ciertas transacciones. Me parece una labor fundamental, que es puro valor añadido, para una economía como la nuestra. Sé que es una de las áreas que más duro golpeó la crisis, pero también tengo noticias de que ha sido capaz de adaptarse y ha acabado saliendo reforzado.