¿Qué posibles escenarios económicos se plantean en España para 2022?
Desde marzo de 2020, la Covid-19 nos ha demostrado que vivimos en una etapa de gran incertidumbre. La evolución de la economía dependerá de la de la pandemia. No obstante, creo que hay dos contextos más probables que otros: la atenuación de la enfermedad en abril y su regreso en octubre, y la conversión en el segundo trimestre de la pandemia en endemia. El primer escenario nos llevaría a un contexto muy similar a 2021. No obstante, por ser el año previo mucho que mejor que 2020, el crecimiento sería inferior y dudo mucho que superara el 4%. La única posibilidad para exceder dicha cifra sería un regreso masivo del turismo extranjero en temporada alta. El segundo escenario haría que viviéramos el mejor ejercicio desde la llegada de la democracia. Incluso, podría exceder del 6,5% si se cumplieran dos metas bastantes difíciles de lograr: unos ingresos por turismo extranjero superiores a los de 2019 y un porcentaje de ejecución de los fondos recibidos entre 2021 y 2022 por encima del 50%.
Con la inflación disparada, ¿qué elementos deberán conjugarse para que los españoles recuperemos poder adquisitivo durante los próximos ejercicios?
En el conjunto de 2020 y 2021, el PIB probablemente haya bajado un 5%. Sin duda, una cifra muy elevada. A pesar de ello, en dicha etapa los trabajadores no habrán perdido poder adquisitivo, sino ganado un poco. Hace dos años la ganancia fue del 2,05% y en el pasado ejercicio la pérdida llegó al 1,61%. Por tanto, el resultado final ha sido un incremento del 0,44%. En el ejercicio de 2022 los empleados perderán renta real. La inflación superará el 3% y la subida media salarial registrada en los convenios probablemente no exceda del 2,5%. Una pérdida que deberían recuperar en los siguientes años, con incrementos de alrededor del 2,75% en un entorno en el que la inflación probablemente sea un poco más elevada del 2%. La recuperación del poder adquisitivo vendrá principalmente generada por una gran creación de empleo, que permitirá a numerosos trabajadores negociar alzas personales en sus empresas y disponer de la oportunidad de cambiar de ocupación para mejorar su remuneración. No obstante, también por una reforma laboral que les permitirá pasar de un contrato temporal a uno fijo. Soy partidario de que en los convenios firmados en 2022 se asegure que los trabajadores obtienen una determina ganancia durante su vigencia. En su último año, si no lo han conseguido en los previos, los trabajadores deberían poder elegir entre una mayor subida de sueldo, una reducción del tiempo de trabajo o una combinación de ambas.
¿España ha puesto ya las bases de su modelo de crecimiento para el futuro?
Ni las ha puesto ni las pondrá. Previsiblemente, iremos a golpe de impulso y de copiar lo que han planificado otros países. No veo a ninguno de los principales líderes del PSOE y el PP con la capacidad para diseñarlo. Si por poner las bases de futuro alguien entiende juntar a una serie de académicos para redactar un collage llamado España 2030, apaga y vámonos. El nuevo modelo de crecimiento de España debería caber en un folio, pues son simplemente unas ideas a las que los técnicos deben darles forma. No obstante, nuestros líderes políticos adolecen de ellas. Son unos grandes tácticos y unos fatales estrategas. Le pondré un ejemplo de aplicación de la frase de Baltasar Gracián “lo bueno, si breve, dos veces bueno” y de una norma con una gran repercusión: el decreto Boyer de 1985. En dos páginas puso las bases de una gran liberalización económica.
¿Sobre qué sectores económicos debería basarse ese nuevo modelo?
Lo importante no son los sectores, sino la estrategia. Ésta consiste en responder a algunas preguntas como las siguientes: ¿basaremos nuestra competitividad en los bajos salarios o en la productividad?, ¿reformaremos la Administración Pública para que deje ser un freno al crecimiento económico?, ¿daremos más importancia a la demanda interna o externa?, ¿aumentaremos la concentración de la población en una pocas áreas metropolitanas o la diversificaremos? o ¿nos dotaremos de capacidad para seleccionar la inmigración o nos conformaremos con la que nos llegue? No obstante, para no escurrir el bulto, le diré que el país debería centrar sus esfuerzos en generar innovación tecnológica. La tecnología no es un sector, lo es todo. Afecta a la medicina, la farmacia, la energía, el turismo, la construcción, la cultura, la educación… Si el país innova triunfará, pues tendrá la capacidad para aplicar la innovación a cualquier de los sectores más rentables del próximo futuro.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Antes de la Covid-19, el seguro de crédito era muy necesario, ahora es imprescindible por la gran incertidumbre global. Si las empresas valoran sus beneficios y su coste, el resultado es abrumadoramente positivo.
¿Cree que las empresas españolas aumentarán su competitividad en el mercado internacional una vez superada la crisis del coronavirus?
Lo conseguirán si los fondos europeos son utilizados de manera adecuada. No obstante, es una incógnita, pues me da la impresión de que el Gobierno no tiene muy claras sus prioridades. Los fondos son maná caído del cielo y una oportunidad única que nos ha ofrecido indirectamente la Covid-19. Es todo una enigma si los aprovecharemos un poco, bastante o mucho.
En este escenario, ¿qué nuevas oportunidades se abrirán para las empresas españolas en los mercados internacionales?
Muchas. La progresiva sustitución del neoliberalismo por un nuevo keynesianismo hará que los países desarrollados crezcan bastante más que en la última década. También que la inflación sea superior. Sus principales oportunidades vendrán de un gran aumento de la clase media en numerosas naciones.
¿Cómo podría evolucionar la crisis de suministros global en los próximos meses?
En la última década, la oferta fue abundante y la demanda escasa. En el pasado ejercicio, sucedió exactamente lo contrario, pues las empresas no previeron el elevado aumento de los deseos de compra de las familias. Dicho aspecto, junto a la operatividad a medio gas por la Covid-19 de algunos de los principales puertos del Sudeste Asiático, llevaron a un déficit de suministros y contribuyeron decisivamente a aumentar la inflación. En 2022, existirá un mayor equilibrio entre la oferta y la demanda. No obstante, si para impedir un aumento de los contagios, China hace operar a sus principales puertos al ralentí, la crisis de suministros continuará. La evolución de la Covid-19 nos indicará si aquélla ha terminado o sigue vigente.