¿Qué sectores cree que están aguantando mejor la crisis en nuestro país?
Los sectores que mejor aguantan son la agricultura, la ganadería, la industria agroalimentaria, el farmacéutico y los indispensables para vivir. Pero otros como la automoción o la siderurgia están tocados. La situación se refleja claramente en la actividad inmobiliaria, ya que los locales comerciales están hundidos y las oficinas viven una crisis estructural, pero las naves logísticas prácticamente no se han enterado de la crisis porque la menor compra presencial ha sido compensada por la compra online. Así, el transporte de mercancías también es uno de los menos afectados, a diferencia del de viajeros, que está destrozado.
Una vez que llegue la recuperación, ¿el aumento del PIB se producirá en paralelo al incremento del poder adquisitivo de las familias?
La situación actual es más igualitaria que la de la anterior crisis de 2008. En aquel momento hubo una serie de medidas que hacían pagar a los más humildes lo que estaba sucediendo. A las autoridades europeas les importaba un bledo cuál fuera el nivel de paro de un país, el nivel de vida de la gente y la distribución de la riqueza. Lo que les importaba básicamente era que se redujera el déficit público. Por eso, los gobiernos hicieron recortes del gasto que afectaban a los menos pudientes y, después, subidas de impuestos indiscriminados, principalmente del IVA. Si recortas el gasto social, subes los impuestos y permites a la banca que haga desahucios, el sector más humilde sale muy perjudicado. Y eso mientras que en España aumentaba, entre 2008 y 2015, un 40% el número de millonarios, de gente con más de un millón de euros. Sin embargo, la crisis actual ha afectado a muchos profesionales liberales, y no solo a los trabajadores sino a una barbaridad de empresarios, a los que ha hundido sus negocios. Los trabajadores han contado con una ventaja que en la pasada crisis no tuvieron: una serie de medidas sociales, en forma de ertes y moratorias hipotecarias, que impiden que lo pasen tan mal como la vez anterior. Por lo tanto, mi impresión es que la salida de la crisis va a beneficiar de una manera relativamente similar a unos y otros, igual que les ha perjudicado hasta ahora. Incluso, yo diría que el principal perjudicado será aquel que ha perdido su negocio. De todas formas, no tengo ninguna duda de que saldremos de esta situación más rápido y fuertes que los demás países de Europa.
¿A qué niveles de morosidad podrían llegar las empresas españolas, como consecuencia de la crisis?
Este es un tema clave. Hay que impedir que lleguen a un nivel de morosidad elevado, y hay que hacerlo dándoles las máximas facilidades para que puedan puentear la situación actual. El primer gran salto adelante, o al vacío, de la economía española se dará en abril de 2021. Si en ese momento se obliga a las empresas a devolver capital en los créditos ICO, muchas van a no poder pagarlos. Como consecuencia, el incremento de morosidad para las entidades financieras sería muy importante y, también, se dejarían de pagar muchos impuestos a la administración pública. Lo más inteligente por parte de ésta y de los bancos sería dar a las empresas un año más de carencia. Yo estoy convencido de que, prácticamente, tres meses después de que haya una vacunación masiva de la población la crisis se habrá acabado, por lo que hay que intentar ganar tiempo.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Una de las principales salidas que van a tener las empresas en los próximos meses es exportar, y sin seguro de crédito no hay exportación, sobre todo en unos tiempos tan convulsos como los actuales. Cada vez que va mal, la economía española se defiende intentando aumentar las exportaciones. Por eso, mi recomendación a los que quieran exportar, sobre todo a los que empiecen ahora, es que no se olviden del seguro de crédito.
En su opinión, ¿en qué deben aplicarse las ayudas europeas?
Europa ya ha dicho que casi el 70% van a dirigirse al medio ambiente y a la digitalización. Está muy bien apoyar a sectores emergentes, pero también hay que tener en cuenta que casi el 25% de nuestro PIB corresponde al turismo, el comercio, la restauración, el ocio y la industria cultural, por lo que, si no dedicamos una parte importante de dinero a esto, ya sea a través de endeudamiento o de esas ayudas europeas, será difícil que nos recuperemos rápidamente.
¿Cuándo alcanzaremos de nuevo el nivel de empleo anterior a la pandemia?
Mis previsiones iniciales se han retrasado todo un año por el resurgimiento del coronavirus. Ahora, yo diría que el nivel de PIB anterior a la pandemia lo conseguiremos en 2023 y el de empleo, entre el cuarto trimestre de 2024 y el primero de 2025.
¿Está influyendo más la crisis del coronavirus en los mercados emergentes que en las economías desarrolladas?
Lo que sucede es que las economías desarrolladas pueden intentar remediar el problema más fácilmente con incrementos del gasto público, pero si los países emergentes hacen esto posiblemente caigan en quiebra. Dicho esto, hay muchos países emergentes menos afectados por el Covid-19 que los europeos, por ejemplo, los de África, pero el problema es que su capacidad de gasto es muy inferior. En los próximos tiempos, si no hay un organismo internacional que lo impida veremos que, aunque ningún país desarrollado va a quebrar, muchos emergentes sí lo van a hacer, entendiendo por quiebra en este caso el impago de la deuda pública.
¿De qué manera pueden afectar estas quiebras a las inversiones españolas en esos países?
Pues francamente mal, y así lo demuestra la bolsa, ya que algunas empresas están penalizadas por dos cuestiones. La primera es que a España la pandemia le afecta más que a otros países por ser una economía más cíclica y depender en mayor medida del turismo y de las pequeñas y medianas empresas. Y la segunda, por tener inversiones en Latinoamérica o en Turquía. Por una parte, ingresan menos en estos países y, por otra, ingresan menos en euros porque las monedas locales se devalúan considerablemente. El peligro de invertir en mercados emergentes es que las devaluaciones o la mala gestión provoquen unos ingresos en euros inferiores. Pero la ventaja es que el potencial de crecimiento es muy superior al de Europa, porque hay más posibilidades de incorporar nuevos clientes.
¿Cree entonces que las empresas españolas siguen teniendo gran capacidad de desarrollo en los países emergentes?
Sin duda. El territorio emergente por naturaleza en estos momentos es África, pero este continente es escasamente rentable para la gran mayoría de empresas que no son productoras de materias primas, porque los riesgos no compensan las expectativas de rentabilidad. Pero en América Latina sí que lo hacen desde que en 1990 se aplicó el Consenso de Washington, cuyas políticas implicaron principalmente la adopción del liberalismo.