Entre sus numerosos libros e informes destaca “La gran mentira de la economía”. ¿A qué se refería con este título tan rotundo?
A que se alarga la crisis de manera artificial para cambiar el modelo de sociedad. Cuando se produce una crisis por falta de demanda lo que hay que hacer es incrementar la demanda, no reducirla. Y lo que se ha hecho aquí es reducir la demanda en vez de aumentarla, es decir se han producido recortes, con el objetivo de que la gente se encuentre tan desesperada que acepte cualquier cosa para salir de la crisis.
De esta manera, creamos una sociedad en la que a algunos les vaya muy bien, ganen mucho, y a otros les vaya muy mal. Es lo que estamos viendo en la actualidad en España: la economía mejora pero los salarios no suben.
¿Son exclusivamente responsables de ello las administraciones públicas españolas?
El impulsor de esta estrategia es Alemania. A diferencia de lo que hizo Estados Unidos a la salida de la crisis, Alemania ha establecido que hay que reducir la deuda y el déficit público y que lo demás no importa. Y eso es una barbaridad económica porque hay cosas que son más importantes como el bienestar de los ciudadanos, la reducción del paro, etc. Quería una sociedad en la que la clase media se debilitara y lo ha conseguido. Y luego se queja de la aparición de grupos de extrema derecha e izquierda en Europa.
Alemania quería aplicar la receta de la austeridad, mientras que cualquier manual de economía dice que en las crisis en las que falta la demanda porque no hay crédito lo que hay que hacer son dos tipos de políticas: por un lado, la administración pública debe gastar más para compensar la situación; y, por otro, hay que poner los tipos de interés a cero y comprar deuda. Esto último no lo llevó a cabo hasta el 2015.
Según sus cálculos la economía sumergida mueve en nuestro país más de 22.000 millones de euros. ¿Tiene alguna fórmula para que aflore al menos parte de esa cifra?
El porcentaje medio de economía sumergida en Europa es del 18,5% y en España del 18,6%. Y la manera de reducirlo sería evitar las transacciones en efectivo, para que todo pase por el banco y deje rastro. Pero tampoco puedes decirle, por ejemplo, a mucha gente mayor que está acostumbrada a pagar en efectivo que deje de hacerlo de la noche a la mañana, ya que sería una opción bastante radical. Lo que sí se hace para evitar la economía sumergida es poner unas multas fiscales espectaculares. Hay que tener en cuenta que el país con menor economía sumergida en Europa es Francia, y tiene el 10,5%, seguido de Suecia con el 14%.
En realidad, acabar con la economía sumergida por completo es solo un deseo. Cuando los partidos políticos no saben qué hacer afirman que acabarán con ella, con lo que recaudarán mucho más y no les hará falta subir impuestos. Pero, como digo, no se trata de una medida económica sino de un deseo.
¿Seguimos teniendo en España menor presión fiscal que en otros de los principales países europeos?
Sí. En 2015 el porcentaje de ingresos en relación al PIB en España era del 38,6%, y en la zona euro del 46,8%. Eso significa que si nosotros ingresáramos lo mismo que la media europea la administración pública tendría 90.000 millones de euros más para gastar, por lo que estaríamos mucho mejor en pensiones, sanidad, educación, asistencia social…
Pero, ¿qué opinan los partidos políticos? el PP dice que la presión fiscal que existe es excesiva y que los ingresos en relación al PIB han de situarse en alrededor del 37%, que es hacia lo que iremos en este 2017; mientras que la opinión del PSOE depende muchas veces de si aplica un enfoque más socioliberal o más de izquierdas.
¿Cómo cree que evolucionará la economía española en lo que resta de 2017?
Bien. La gran duda es si creceremos el 2,2% o el 2,3%. Prácticamente estamos casi al final del año, hemos tenido un gran boom turístico y las circunstancias de la economía internacional continúan siendo muy buenas. Creo que no solo 2017 evolucionará bien, sino que también lo harán el 2018 y el 2019, y si no cambian las condiciones internacionales, hasta el 2021.
No obstante, hay un problema: que los beneficios suben mucho pero los salarios no. En 2015 y 2016 el poder adquisitivo de los asalariados no ha subido nada, mientras que los beneficios promedios en una empresa en 2015 se elevaron un 16,5% y en 2016 un 22,1%. Por lo tanto, tenemos un gran problema de reparto de la renta.
Usted dirige un máster de asesoría y consultoría inmobiliaria en la Universidad de Barcelona. ¿Cree que hay peligro de nuevas burbujas inmobiliarias en España?
El peligro siempre existe porque el capitalismo genera burbujas en un momento u otro. Pero yo creo que en este caso estamos muy alejados de ello. Puede ser que los precios empiecen a estar pasados de rosca y probablemente se estabilicen en 2019 en lugares como Palma de Mallorca, Madrid y Barcelona. Pero en el resto del país, comparativamente con Europa y con 2007, el precio es muy bajo. Por lo tanto, de burbuja nada.
Hay un dato que lo dice todo. En 2006 se vendieron 955.000 viviendas y se dieron 1.280.000 hipotecas, es decir muchas más hipotecas que viviendas. Y en 2016 se vendieron 401.000 viviendas y se dieron 280.000 hipotecas. Para que haya una burbuja inmobiliaria el sector financiero debe generar una burbuja de crédito y ésta no la tenemos para nada. Lo que existe es una escasez de crédito, porque el año pasado por ejemplo el crédito neto inmobiliario bajó el 4%.
¿Qué recomendaciones daría para invertir con éxito en el mercado inmobiliario?
La primera sería invertir allá donde no han subido los precios o no lo han hecho significativamente. Por ejemplo, Valencia, Alicante, Zaragoza son grandes ciudades y están a un precio relativamente bajo. En segundo lugar, diría que en las grandes capitales es mucho mejor invertir en la periferia que la propia ciudad, porque tiene mucho más recorrido. En tercer lugar, la vivienda turística -excepto Palma, Alicante y Málaga y Canarias- no ha subido prácticamente nada por lo que les queda un recorrido importante.
También diría que el mercado inmobiliario no solo va a subir en las grandes capitales sino que experimentará una subida progresiva en el tiempo que afectará a todo el país. Y ello se debe a que la situación que se da para este mercado es muy buena: hay entre 400.000 y 500.000 nuevos empleados, unos tipos de interés en mínimos históricos, un incremento muy elevado de beneficios empresariales y una cada vez mayor facilidad de crédito.
Por todo ello, el sector inmobiliario acabará recuperándose de forma vigorosa. Aunque a esta ecuación le pondría dos peros: la subida de los salarios y que los españoles se crean de verdad que hemos salido de la crisis. El problema es que España ha salido de la crisis pero muchos españoles no, porque no han visto aumentar sus salarios.
¿En qué tipo de productos financieros merecerá la pena invertir en los próximos años?
La bolsa la veo muy clara, porque el ibex en España mejorará sustancialmente. El sector que más importa en la bolsa española es el financiero y éste tendrá más beneficios por varias vías: el margen por crédito otorgado aumentará porque se elevarán los tipos de interés; y una gran parte de su cartera inmobiliaria hará plusvalías porque cobrará por la venta de solares y edificios más del valor que tiene en libros. Otro sector que tiene buenas perspectivas es el inmobiliario y, por el contrario, veo peor al eléctrico
¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la crisis?
El seguro de crédito es básico para cualquier empresa que exporte. Para una compañía exportadora no tener uno es, prácticamente, jugársela. El papel que este seguro ha jugado en la crisis ha sido fundamental, ya que las empresas tenían que asegurarse sus exportaciones.