¿Qué desafíos económicos tendrá España en 2025?
El desafío económico más evidente a corto plazo de la economía española, aunque no el más importante, es el de la vivienda y su precio, tanto para la compra como para el alquiler. Se puede resumir en que no se construye suficiente vivienda nueva desde hace más de una década. El problema más grave a medio y largo plazo es el envejecimiento de la población, que supondrá más gasto público en pensiones, sanidad y dependencia, y que limitará el crecimiento económico. Los flujos migratorios, si son ordenados y legales, y, sobre todo, si los inmigrantes se integran, pueden paliar este problema. Por supuesto, si no es así, generarán problemas adicionales. Con independencia del envejecimiento, España afronta retos fiscales y territoriales importantes. La situación fiscal española en déficit y deuda no es la mejor, y el proyecto del cupo catalán sólo puede agravar y mucho nuestros problemas fiscales, territoriales y de crecimiento. Por último, el entorno económico exterior es cada vez más desafiante. Para una economía abierta como la española, el regreso de las políticas proteccionistas es una mala noticia.
¿Qué efectos tendrá en la economía de nuestro país la inmigración?
La inmigración supone, a muy corto plazo, un saldo fiscal positivo, puesto que la mayor parte de los inmigrantes se integra en el mercado laboral, y esto supone más ingresos por IRPF y cotizaciones. El saldo a largo plazo es más discutible. En España nos estamos beneficiando de que buena parte de la inmigración ya habla el idioma y tiene mucha afinidad cultural, lo que facilita la integración. Un efecto evidente y que se ha olvidado es que, si hay un aumento de población de 500.000 o 600.000 personas al año, se estarán formando, como mínimo, 250.000 hogares nuevos. Si sólo se construyen, todos los años, la mitad de esas viviendas, todas las que hay disponibles, subirán de precio. La solución a esto, en mi opinión, no es limitar la inmigración legal, sino reformar la política de vivienda, liberalizando suelo y permitiendo construir más en las zonas donde hay demanda. Por supuesto, hay que mejorar la seguridad jurídica de los propietarios. La actual política de vivienda es un desastre.
¿Qué reformas exige el envejecimiento de la población?
El envejecimiento de la población es el principal desafío de la economía española. Por eso, necesitamos medidas que incentiven la natalidad, aunque lógicamente sólo tendrán efectos a muy largo plazo. La consecuencia fundamental del envejecimiento es el empeoramiento de la situación fiscal, tanto por reducción de ingresos y falta de crecimiento, como especialmente por aumento de los gastos. En general, un país que envejece se hace más pobre y eso es muy complicado de revertir. Esto nos va a llevar a reformas dolorosas que reduzcan gasto en pensiones y prestaciones relacionadas, así como mayores cargas sobre la renta y el trabajo. Cuando antes empecemos, menos dolorosas serán. Me gustaría ser más optimista, pero no creo que sea honesto.
La economía española es cada vez más abierta, ¿qué consecuencias positivas y negativas se pueden desprender de ello?
La apertura de la economía española tiene efectos positivos y negativos. Entre los beneficios, está la mayor diversificación de mercados, lo que reduce la dependencia de la demanda interna y permite a las empresas acceder a nuevas oportunidades de crecimiento. Además, la competencia internacional impulsa la innovación y la eficiencia productiva, lo que mejora la competitividad de nuestras empresas. En general, la inmensa mayoría de la población se ha beneficiado de vivir en una economía más abierta y competitiva. Sin embargo, esta dependencia del exterior también nos hace más vulnerables a shocks globales, como crisis financieras, guerras comerciales o disrupciones en las cadenas de suministro. La volatilidad del mercado internacional puede afectar negativamente a sectores clave, como el turismo o las exportaciones industriales. Además, una economía abierta exige políticas fiscales y laborales más flexibles para adaptarse rápidamente a los cambios globales, algo en lo que España todavía tiene margen de mejora.
¿Cómo afectarán los aranceles de Estados Unidos a las exportaciones españolas?
Los aranceles de Estados Unidos pueden afectar de manera significativa a determinados sectores de la economía española, especialmente aquellos con un alto grado de exposición al mercado norteamericano, como el agroalimentario y el automovilístico. En el caso del vino, el aceite de oliva o los productos cárnicos, un aumento de aranceles supone una pérdida de competitividad inmediata frente a productores de otros países. La experiencia nos dice que los aranceles no solo encarecen los productos, sino que también afectan a la relación comercial a largo plazo. Sin embargo, la economía española está bastante diversificada y las empresas han mostrado capacidad de adaptación. La clave estará en buscar nuevos mercados y en mejorar la eficiencia productiva para mitigar el impacto. En un mundo cada vez más proteccionista, la estrategia debería centrarse en acuerdos comerciales que refuercen nuestra posición en otras regiones.
¿La inteligencia artificial impulsará la competitividad de las empresas españolas?
Sin duda, la inteligencia artificial tiene el potencial de aumentar la productividad y la competitividad de las empresas españolas, pero su impacto dependerá de la velocidad y calidad con la que se adopte. En sectores como la banca, la logística, la sanidad o la industria manufacturera, la inteligencia artificial permite automatizar procesos, mejorar la toma de decisiones y optimizar los recursos. No obstante, el verdadero reto está en la capacitación del capital humano. Si las empresas no invierten en la formación de sus trabajadores y en la adaptación de sus procesos productivos, la inteligencia artificial podría beneficiar más a las multinacionales que a las pymes, ampliando la brecha de productividad, y empeorando los saldos de las balanzas comerciales y por cuenta corriente, es decir, empeorando la competitividad global de la economía, lo que, a largo plazo, nos empobrece. Además, no podemos obviar las implicaciones fiscales y laborales: ¿cómo se compensará la posible pérdida de empleo en ciertos sectores? La tecnología por sí sola no es una solución mágica, pero su aprovechamiento estratégico puede marcar la diferencia en la economía española, para bien o para mal.
¿Qué reformas necesita el sistema fiscal de nuestro país?
El sistema fiscal español necesita una reforma integral que aborde tanto la estructura de ingresos como la calidad del gasto público. En primer lugar, es fundamental reducir la complejidad normativa y aumentar la seguridad jurídica. Las constantes modificaciones fiscales generan incertidumbre y desincentivan la inversión. En segundo lugar, es imprescindible mejorar la eficiencia del gasto público. En lugar de subir impuestos indiscriminadamente, habría que revisar en qué se gasta el dinero público y eliminar partidas ineficientes. Además, el sistema fiscal debería incentivar la actividad productiva, reduciendo la carga sobre el trabajo y apostando por una tributación más equilibrada del consumo y la propiedad. Por último, se requiere un pacto fiscal a largo plazo que garantice estabilidad y evite que cada cambio de gobierno suponga una reforma improvisada que ahuyente la inversión. Necesitamos también una reforma de las pensiones y de la financiación autonómica, ambas en sentido opuesto a las que se están implementado, es decir que la carga del envejecimiento de la población no recaiga exclusivamente en los asalariados, especialmente los más jóvenes, y que garantice su sostenibilidad en el largo plazo. En el ámbito territorial habría que reducir desigualdades y privilegios y hacer el sistema de financiación más transparente. Tristemente, el gobierno está yendo en dirección opuesta, pretendiendo extender los privilegios forales a Cataluña, y fragmentando, de paso, la Agencia Tributaria. Creo que es un enorme error.
¿Qué otras reformas urgentes son necesarias?
Más allá de la reforma fiscal, territorial y de pensiones, España necesita una reforma laboral que fomente la creación de empleo estable y reduzca la segmentación entre trabajadores temporales e indefinidos. La rigidez del mercado laboral sigue siendo un problema estructural que afecta a la productividad y la competitividad. Además, es necesario un plan de simplificación administrativa para reducir la burocracia, que supone un freno para las empresas y los emprendedores. Finalmente, la política de vivienda requiere un cambio radical como comentábamos antes.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
El seguro de crédito desempeña un papel clave en momentos de incertidumbre económica, ya que permite a las empresas protegerse frente a impagos y reducir el riesgo en sus operaciones comerciales. En un contexto de alta inflación y posible desaceleración económica, el acceso al crédito se encarece y el riesgo de morosidad aumenta. Esto hace que el seguro de crédito sea una herramienta fundamental para mantener la estabilidad financiera de las empresas, especialmente de las pymes, que suelen tener menos capacidad de absorber impagos. Además, contribuye a mejorar la confianza en el comercio internacional, permitiendo a las empresas expandirse a nuevos mercados con mayor seguridad. Sin embargo, para que su impacto sea efectivo, es esencial que las aseguradoras adapten sus productos a las nuevas necesidades del mercado y que las empresas integren estas herramientas dentro de una estrategia de gestión del riesgo más amplia.