A su juicio, ¿cuáles son los signos de recuperación más claros de la economía española tras la pandemia?
Quizás el mas explicito sea el empleo, pero también el crecimiento de las exportaciones es muy esperanzador.
¿Qué dependencias y vulnerabilidades arroja todavía nuestro país?
La más importante es la restauración de los daños de la pandemia, especialmente en términos de confianza de las familias y de algunas empresas de menor dimensión. En la medida en que Europa consolide sus indicadores de recuperación, también confío en que ocurra en España, especialmente entre las pequeñas empresas. Los fundamentos de la economía española, en términos de dotación de capital físico, tecnológico y humano, deberían permitir aprovechar ese horizonte de intensificación de la inversión. El sistema financiero está en mejor posición que en la anterior crisis y la estructura financiera de las empresas ha mejorado, al socaire de las todavía vigentes condiciones de financiación muy favorables.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
Es una pieza importante para asegurar el normal funcionamiento de los flujos de crédito y la ausencia de tensiones financieras en las empresas con ideas de crecimiento.
¿Los fondos Next Generation han convencido a muchos incrédulos de que el compromiso europeo es rentable?
Sin duda. Aun cuando la gestión de los mismos no sea la óptima, el hecho de que se inviertan en Europa 800.000 millones de euros, más las incorporaciones del sector privado, en un horizonte de cinco o seis años, es una señal importante. Si, además, la gestión que hagan los gobiernos de esos fondos es acertada, el aumento del crecimiento potencial será evidente.
Usted asegura que la colaboración público-privada es necesaria para la transformación de la economía española. ¿En qué temas principales debería centrarse esta colaboración?
En general, en la canalización de los proyectos de inversión derivados del Next Generation EU, en transición energética e intensificación digital. Ya hay exponentes de que el sector privado, español y extranjero, entra en asociación con los fondos europeos cuando los proyectos están bien planteados.
¿Qué cambios estructurales necesitará el país para afrontar con mayor solidez las próximas crisis?
Desde luego, definir una senda plurianual de saneamiento de las finanzas públicas es una prioridad. También satisfacer las exigencias europeas en relación con la agenda de reformas estructurales, previas a los desembolsos del Next Generation EU, reforma de las pensiones, y reforma laboral, entre ellas.
¿Qué pasos deberían darse para aumentar el fortalecimiento empresarial y el tejido industrial?
El fortalecimiento de la competitividad empresarial está avanzando. La dimensión media, en especial de esa parte absolutamente mayoritaria del censo empresarial, es una exigencia, aunque también estamos observando cierto dinamismo exportador en las pequeñas empresas.
¿Cómo afectarán a nuestra evolución económica, a corto y medio plazo, los vaivenes geopolíticos y la falta de suministros?
Son quizás una de las grandes amenazas. Condicionan suministros, inflación y clima de confianza. Son especialmente relevantes para mantener el dinamismo exportador.