¿Qué grandes retos esperan a la economía española en 2020?
Fundamentalmente, controlar la pérdida de dinamismo a la que estamos asistiendo. La economía española dejó hace dos o tres años los máximos de crecimiento y ahora estamos en esa pérdida de dinamismo, que no debemos dejar que se intensifique. Tenemos que tratar de que se siga creando empleo, que crezcan los salarios, la inversión empresarial y la construcción. Y mirando siempre al sector exterior, que es la gran clave del crecimiento de los últimos años y que se ha visto afectado negativamente por la caída del comercio mundial. Hay que intentar que esa caída del comercio mundial no nos siga afectando en exceso. El otro gran reto es tratar de moderar el déficit público, que no termina de ajustarse al ritmo que nos gustaría. Con una deuda sobre el PIB del 100%, tiene que haber un compromiso claro de reducirlo.
A su juicio, ¿existe peligro inminente de que comience una nueva crisis o de que se produzca una recesión?
No veo ese escenario. Aunque todo puede pasar, las previsiones de crecimiento del PIB en torno al 1,8% no son compatibles con una recesión, ni aquí ni en Estados Unidos ni en China, ni siquiera en el área euro. Estamos muy lejos de un escenario de recesión para cualquiera de las grandes economías; las únicas que igual están tonteando con ella son Alemania e Italia.
¿Cómo evolucionará el comercio mundial después del Brexit y de la relajación de tensiones entre China y Estados Unidos?
Esa es la gran clave. Si la economía mundial ha perdido dinamismo en los dos últimos años, y con ello también la española, se debe a las tensiones geopolíticas, que han provocado una ralentización de las decisiones de inversión empresarial y una caída del comercio mundial. Gran parte de la responsabilidad en la pérdida de dinamismo la tiene la geoestrategia. Con la reducción de las posibilidades de un Brexit duro y el acercamiento de las posturas entre Estados Unidos y China hay menos riesgo geoestratégico, lo que permite pensar que la pérdida de dinamismo de la economía mundial no se intensificará en los próximos meses. Por eso, la prima por riesgo geoestratégica se está moderando ya desde los máximos de agosto.
¿Cómo cree que empezarán el nuevo año los mercados financieros?
En 2019 han tenido una evolución extraordinariamente positiva, que ha sido la compensación de un 2018 muy negativo. En 2020 la bolsa seguirá subiendo, pero a tasas más débiles, del orden del 5 o 6%, y poco a poco los tipos de interés irán aumentando, aunque de forma muy lenta y paulatina. Tal vez sea en el mercado de divisas donde podamos asistir a un mayor movimiento, especialmente en el dólar. Si se cumple este escenario de menor riesgo geoestratégico y menos temores, el dólar debería perder parte de la sobrevaloración que tiene. Según nuestros modelos, tendría que estar cotizando más en la zona de 1,25 o 1,26 y, por lo tanto, ahí sí que podría haber mayor volatilidad en el mercado de divisas y asistir a una depreciación de esta moneda. Al hilo del Brexit, también podría haber más volatilidad de la libra y de las divisas de los países emergentes, como el real brasileño o el peso mexicano. En definitiva, en el mercado bursátil y en el de renta de tipos de interés esperamos estabilidad, pero advertimos de que el de divisas puede mostrar una mayor dosis de volatilidad.
¿Es el momento de asumir más riesgo en las inversiones?
Claramente sí, por dos motivos. El primero, porque si no asumes riesgo no ganas. Y el segundo, porque el entorno macroeconómico es moderadamente favorable para hacerlo. Aunque los tipos estén bajos, si se ve miedo en la economía mundial es mejor no asumir esos riesgos, pero, como digo, el entorno macro no es malo. Nosotros empezamos a asumir más riesgos un poco pronto, en 2018, y en ese momento sufrimos. Pero en 2019 no solo no los hemos reducido, sino que los hemos aumentado y nos ha ido bien. El paso de 2019 a 2020 no implica un cambio en la economía mundial, que probablemente seguirá igual el 15 de diciembre que el 15 de enero. Por lo tanto, hay que mantener riesgo en las carteras, fundamentalmente en renta variable y, dentro de la fija, en aquellos segmentos con más riesgo.
¿Qué tipo de ahorrador es más frecuente en España?
Es verdad que en España las familias son más ahorradoras que inversoras. Y, por lo tanto, han tenido tradicionalmente un perfil de riesgo muy defensivo. Aunque aquí también se ha dado una combinación de dos extremos: o invertíamos en depósitos o comprábamos acciones del Ibex. Ahora se está producido un cambio favorable, que consiste en que el ahorrador está pasando a ser un poco más inversor, en el sentido de que está asumiendo más riesgo. Lo hace de una forma más profesional, con una mayor participación en fondos de inversión, ya sean mixtos, perfilados o de renta variable. Aunque el perfil sigue siendo defensivo, vamos en una dirección correcta. Además, no solo estamos asistiendo a una creciente asunción de riesgos y a una profesionalización, sino también a una mayor diversificación internacional. El inversor ya no compra solo acciones del Ibex, sino que adquiere más renta variable; y, además, ésta es de Estados Unidos, de países emergentes y de megatendencias, como tecnología, robótica y sectores globales. Por lo tanto, estamos haciendo un proceso de convergencia hacia lo que se ve en otros países con una cultura financiera más desarrollada, como Estados Unidos.
¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la última crisis?
Lo conozco bien. Nuestra firma tiene muchos negocios y uno de ellos es la ayuda a las empresas españolas en la cobertura de riesgos de todo tipo. Siempre decimos a las empresas que han hecho muy bien internacionalizándose, incrementando las exportaciones a otros países y creciendo, pero también que eso implica asumir riesgos. Y mientras que a los ciudadanos les animamos a que asuman más riesgos en la gestión de carteras, a las empresas les aconsejamos lo contrario, que en ese proceso de crecimiento e internacionalización se cubran de los riesgos relacionados con los suministros, de los financieros y los comerciales. Y en éstos el seguro de crédito es la herramienta más adecuada.