Claudi Pérez

Director adjunto de El País

"La eurozona sigue obsesionada con la austeridad y las reformas"

"Veo el seguro de crédito como un elemento más que puede permitir una cierta racionalización de los riesgos"

Por Javier Labiano

En los últimos años, ha seguido muy de cerca la evolución de la economía internacional y la crisis del euro. ¿Cuáles son ahora las principales preocupaciones en Bruselas?

Grecia, la fundamental. Rusia, sin lugar a dudas. En el plano económico, los riesgos de deflación. Y en el medio y largo plazo la constatación de que las cicatrices de la crisis siguen ahí, y van a seguir por mucho tiempo, en términos de empacho de deuda, de falta de crédito, de aumento de las desigualdades y del riesgo de pobreza, y sobre todo, de lamentables datos de desempleo, que no termina de ceder. Hemos salido de la Gran Recesión, pero esto sigue siendo una gran crisis.

Pero, al menos, ¿se están tomando, a su juicio, las medidas adecuadas para encarar el futuro a largo plazo?

En una palabra: no. Se han puesto parches cosméticos. En algunos ámbitos incluso más que eso: se ha reforzado el edificio institucional del euro. Pero en resumidas cuentas la crisis no ha servido como catalizador institucional. La eurozona sigue obsesionada con la austeridad y las reformas, sigue empeñada en subrayar el relato moral –o moralina—de los manirrotos del Sur. La receta de política económica ha mejorado: ahora por fin hay política monetaria expansiva, y la política fiscal es más o menos neutra, y tenemos un plan de inversiones europeo en la parrilla de salida. Pero todo ello manchado por la maldición europea: tarde, poco y mal.

Estados Unidos zanjó su crisis financiera en una reunión entre los grandes banqueros, el secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal. Y después activó el QE en 2008. La respuesta europea ha copiado –insisto: tarde, mal y poco—la receta estadounidense, pero sin convicción, sin brillo. Así nos va.

A pesar de todos los esfuerzos que se han hecho, usted opina que habrá nuevas crisis financieras que sorprenderán por el flanco más inesperado. ¿Surgirán también nuevos riesgos? 

Desde luego. Bernanke dice en un libro reciente que las crisis financieras “siempre nos acompañarán”, porque “probablemente son inevitables”. Se ha reformado la regulación, pero generalmente las economías se equipan estupendamente para la crisis que ya pasó. El capitalismo sabe reinventarse. Para bien: lleva 200 años salvando match points. Y para mal: la esfera financiera, que se ha hipertrofiado, sabrá encontrar la manera de meterse en otro jaleo.

Quizá antes era relativamente más sencillo: solía tratarse de crisis bancarias. A partir de ahora las crisis tendrán una naturaleza institucional diferente: serán crisis de los mercados financieros, algo mucho más amplio, y por lo tanto más difícil de gestionar. Supongo.

¿Se ha amoldado bien la banca española al nuevo modelo de supervisión, en el que el Banco Central Europeo tiene “la sartén” por el mango?

Se ha amoldado como ha podido. La banca española sabe perfectamente quién manda. El último jaleo con los avales de los DTA demuestra que la crisis financiera en su versión española todavía dará algún que otro quebradero de cabeza. Sobre todo si vuelven los problemas, por ejemplo por el lado griego.

La eurozona acumula cuatro meses con caídas de precios, según la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostat). ¿Por qué continúa aún el continente en zona de peligro?

No hay un solo factor que explique ese síntoma de la crisis. Yo creo que es una combinación de mala gestión política, de aspectos más estructurales de la economía europea (envejecimiento, pérdida de vigor), de los problemas que persisten en el crédito, de la tardanza del BCE en reaccionar pese a que la inflación está por debajo del 1% desde noviembre de 2013.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que está jugando en esta crisis?

Lo veo como un elemento más que puede permitir una cierta racionalización de los riesgos. Decía Niall Ferguson, en ‘El triunfo del dinero’, que las sociedades más prósperas suelen ser las que tienen más desarrollado el sector asegurador. Dicho esto, los seguros puede que amortigüen los riesgos, pero no los eliminan. No hay más que ver el papel de AIG y sus CDS en esta crisis, por ejemplo.