Carlos Rodríguez Braun

Economista y analista en Onda Cero Radio

"No me extrañaría que ya se esté incubando la próxima crisis"

El valor del seguro de crédito se aprecia al máximo en circunstancias de crisis, como las que hemos vivido en estos últimos años"

Por Javier Labiano

¿Considera suficientes las medidas regulatorias que se han tomado en los últimos años para evitar una nueva crisis económica y financiera?

Son insuficientes. De hecho, no me extrañaría que ya se esté incubando la próxima crisis. El desajuste fundamental se produce en la política monetaria y el sistema financiero, aunque puede ser multiplicado por la política fiscal y regulatoria. Lo que se ha convertido en el centro del consenso es que la capitalización de la banca conforme a la ponderación de los riesgos del crédito ha sido insuficiente para soportar una sacudida como la que vivimos hace diez años. De ahí que las nuevas normas de Basilea giren en torno a una mayor capitalización. Sin embargo, todo indica que los nuevos coeficientes tampoco serán suficientes para asegurar la situación si vienen mal dadas. Que vendrán.

¿Qué objetivo se ha planteado en su último libro, Diez ensayos liberales II?

Es una colección de ensayos que recogen preocupaciones mías permanentes, y algunas otras más coyunturales. Entre estas últimas destaco el auge del populismo, que durante mucho tiempo se pensó que era una suerte de peculiaridad latinoamericana. Ahora, ante el estupor de muchos, parece haber sido exportado al norte de América y a Europa. Una antigua afición que cultivo es la historia del pensamiento económico, y en tal sentido incluyo un ensayo sobre Adam Smith, que procura contrarrestar una tendencia que ha reflorecido en tiempos recientes: la idea de que Smith en realidad no era liberal. Mi ensayo presenta las dos caras de Smith, porque efectivamente tuvo planteamientos liberales y antiliberales, y concluye que en balance el viejo economista y filósofo escocés fue efectivamente un pensador liberal. Con matices, pero liberal.

¿Qué otros contenidos destaca?

Por fin, el libro recoge otra de mis propensiones: analizar la cultura desde la óptica de la economía, la política y la libertad. En ese sentido presento un ensayo sobre Shakespeare y otro sobre el Quijote y la libertad. También me ocupo de un texto reciente, la novela Una fortuna peligrosa de Ken Follett, un libro con numerosas referencias a la historia de la banca en el siglo XIX, y son referencias en su gran mayoría acertadas.

Por último, abordo al economista de moda, el francés Thomas Piketty, y lo critico desde un ángulo original: sostengo que las referencias que hace a la gran escritora inglesa Jane Austen están equivocadas. La visión que tenía Austen de la Inglaterra de hace dos siglos era de una sociedad mucho más abierta, próspera, flexible y móvil que la imagen que nos brinda Piketty.

A su juicio, ¿cuáles han sido los errores de la economía con peores consecuencias en la última década?

Los dos más graves, y con peores consecuencias para el futuro, son uno de diagnóstico y otro de solución. El gran error de diagnóstico ha sido creer que la crisis se debió a una libertad excesiva. En segundo lugar, y vinculado con lo que acabo de decir, el error de recomendación ha sido creer que la intervención pública nos va a garantizar una economía estable y que crezca sin sobresaltos. Me llama la atención el hecho de que la gente que cree eso es aún más numerosa que la gente que cree que Elvis Presley está vivo.

¿Alguno de estos dos errores se ha solucionado definitivamente y cuál podría repetirse en cualquier momento?

Ninguno y ambos, respectivamente.

¿Aún quedan dogmas irrenunciables en economía y política o está ganando peso la relatividad?

Un respeto a Einstein. No es lo mismo la relatividad que el relativismo, al que define así el DRAE: “Teoría que niega el carácter absoluto del conocimiento, al hacerlo depender del sujeto que conoce”. El relativismo disuelve toda noción objetiva de verdad y es, por tanto, enemigo del conocimiento. Pero una cosa es reconocerlo y otra cosa es la soberbia que exhiben tantas personas en economía y política, desplegando un amplio abanico de dogmas irrenunciables. Más prudente y aconsejable es partir de la debilidad de nuestra capacidad intelectual, y manejarnos siempre con mucho cuidado a la hora proclamar ideas supuestamente incuestionables.

Al contrario, el cuestionamiento constante de nuestras teorías es la única garantía que tenemos de poder aproximarnos, a tientas, como decía Popper, a ese ideal regulador que denominamos verdad. Esa prudencia, por cierto, es parte esencial del liberalismo, porque los socialistas siempre están muy seguros de que saben cómo organizar y reorganizar la sociedad. Los liberales, en cambio, no, y por eso prefieren dejar a la gente en paz y no violar sus derechos en aras de la persecución de plausibles objetivos de carácter colectivo.

¿Cómo ve el futuro de la economía europea después del Brexit y de la era Trump?

No sabemos qué pasará con el Brexit, y la era Trump acaba de empezar. Me permito sólo confiar en que la insensatez británica y europea no conduzca a la voladura de los puentes entre la UE y el Reino Unidos. Y también confío en algo que sospecho que es bastante razonable y verosímil, a saber, que Trump va a ser un presidente mejor de lo que parece.

¿Qué opina de la evolución española en 2017?

Ha sido una evolución relativamente buena en economía y en política. Podemos mirar al futuro cercano todavía con optimismo.

¿Qué sabe del seguro de crédito y del papel que ha jugado en la crisis?

Si, como dicen en inglés, the proof of the pudding is in the eating, la prueba del sabor de los seguros es cuando se produce el evento o el siniestro contra el que nos protegen. Así, si el seguro de crédito es un instrumento valioso en general, su valor se aprecia al máximo en circunstancias de crisis, como las que hemos vivido en estos últimos años. Las razones de su valor van desde la información que brinda hasta la protección concreta que proporciona ante situaciones de morosidad e impago, como muchas que han padecido nuestras empresas desde 2007. La internacionalización ha sido una herramienta de gran valor para las empresas españolas, y el seguro de crédito las ha protegido en ese proceso, cubriendo posiciones y riesgos de insolvencia.