¿Mantendrá la economía española su velocidad de crecimiento en el último trimestre del año?
Los indicadores adelantados sugieren que el crecimiento en el tercer trimestre sigue a tasas robustas, y es probable que esta fortaleza se mantenga hasta final de año, aunque cabe esperar que el crecimiento se modere ligeramente respecto al 0,8% que vimos en el segundo trimestre.
¿A qué retos y problemas económicos se enfrentará nuestro país en 2026?
España se enfrenta a un entorno internacional adverso, con Europa aún creciendo a un ritmo lento, y tensiones geopolíticas y comerciales dominando el panorama global. Algunos de los motores de crecimiento como el turismo aportarán menos, por lo que se espera un crecimiento algo más suave. Pero más allá de los factores que condicionan el crecimiento del año que viene, España seguirá afrontado sus retos tradicionales. Por ejemplo, un modelo de crecimiento con productividad relativamente baja, un acceso a la vivienda cada vez más complicado, o el desequilibrio en las cuentas del sistema de pensiones seguirán siendo retos pendientes.
¿Cómo está evolucionando la inversión y el consumo público?
La reciente revisión de las cuentas nacionales ofrece un patrón de crecimiento mucho más equilibrado comparado con los datos antiguos, con más aportación de la inversión y menos del consumo público. Con las nuevas cifras, ahora vemos que la inversión ha contribuido al crecimiento económico mucho más que el consumo público durante la actual fase expansiva, algo que es deseable ya que suele ser el componente más relacionado con el crecimiento a largo plazo.
¿Qué hace falta para aumentar la confianza del consumidor?
La confianza del consumidor se ha desacoplado de los factores que tradicionalmente la movían: la inflación y el mercado laboral. Aunque el paro está cerca de tasas históricamente bajas, esto no está mejorando la confianza. De igual manera, la inflación está bajo control, pero la subida de los precios en los últimos años sigue pesando mucho. Dado que una bajada generalizada de precios es muy improbable, la única opción factible para mejorar el sentimiento de los consumidores es que los salarios sigan recuperando poder adquisitivo.
Por otro lado, la confrontación y la polarización política es también un gran determinante del ánimo, independientemente de la economía. En muchos casos, solo un cambio de gobierno va a ser capaz de mejorar la confianza de los consumidores que apoyan a partidos distintos a los del gobierno.
¿Cómo ha cambiado el panorama geoeconómico internacional durante los últimos años?
Estamos en una etapa donde las viejas alianzas y relaciones internacionales han saltado por los aires. Rusia presenta una amenaza real para la seguridad del continente después de la invasión de Ucrania y sus constantes intentos de desestabilizar Europa. Simultáneamente, Estados Unidos ya no es el paraguas protector sin condiciones que ha sido durante los últimos 80 años, y a su vez está también desmontando la arquitectura de cooperación y comercio que habíamos construido durante décadas. Con todo esto, Europa se encuentra en una situación muy complicada dado su tradicional papel de poder suave, y tiene el reto de alcanzar autonomía estratégica y de seguridad, a la vez que encontrar un nuevo modelo de crecimiento menos dependiente del comercio internacional, y con más protagonismo del mercado interior europeo.
¿Qué efectos tendrá en la economía europea el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos?
El principal beneficio es que aporta por fin algo de claridad para las empresas para poder realizar sus planes de medio y largo plazo. La reducción de la incertidumbre debería ayudar a la inversión en los próximos años, después de un periodo en el que la mayoría de las empresas estaban en pausa, esperando a saber cuales serían las condiciones finales de la relación comercial entre Europa y Estados Unidos. Ahora bien, hay que recordar que el acuerdo sigue suponiendo aranceles más elevados de los que teníamos antes, así que en sí mismo no supone un apoyo al crecimiento, simplemente rebaja el riesgo de materialización de los peores escenarios. También cabe recalcar que hay sectores sobre los que aún pesa mucha incertidumbre en tanto en cuanto cuales serán los aranceles aplicados finalmente, por lo que el panorama para muchas empresas sigue siendo incierto.
¿Qué nuevas medidas monetarias y fiscales son necesarias en Europa?
La política monetaria tiene poco margen de maniobra, y con la inflación en el objetivo del 2%, los tipos van a mantenerse estables. Su principal encargo ahora mismo es asegurarse que tanto el crecimiento como la inflación se mantienen en una trayectoria acorde con su mandato.
En política fiscal, necesitamos más inversión pública en transición energética, defensa y digitalización. La clave es evitar estímulos indiscriminados y priorizar el gasto productivo que aumente la competitividad. También es urgente avanzar en la unión fiscal europea, o al menos en instrumentos comunes de deuda, para que los países más endeudados no tengan que aplicar recortes procíclicos que frenen el crecimiento en la próxima crisis, a la vez que manteniendo el principio de prudencia fiscal, sobre todo en países donde los niveles de deuda siguen siendo altos.
¿Cómo deben prepararse las empresas para el nuevo ciclo económico?
Las empresas deben asumir que entramos en un ciclo de crecimiento moderado y costes financieros más altos de lo que vimos en la última década, y con una incertidumbre elevada. Eso significa que el acceso al crédito seguirá siendo más caro y selectivo. Algunas de las medidas en las que deberían centrarse son reforzar su posición financiera y de liquidez; invertir en productividad: automatización, digitalización y capacitación de la fuerza laboral son clave para mantener márgenes en un entorno de costes elevados; diversificar mercados y proveedores para no depender excesivamente de una región o un único socio comercial.
¿Qué papel cree que juega el seguro de crédito en este momento de incertidumbre y perturbación del riesgo de crédito?
La palabra que mejor define el entorno económico actual es incertidumbre, y ésta se refiere tanto a económica como comercial o regulatoria. En este contexto, los instrumentos de protección como el seguro de crédito son esenciales a la hora de poder garantizar la actividad comercial y los flujos financieros ante posibles shocks negativos.