Alicia González

Editorialista de El País y especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía

“El impacto de las nuevas tecnologías está cambiando las dinámicas comerciales a toda velocidad”

"La tensión que la Administración estadounidense está imprimiendo a las alianzas y los acuerdos comerciales en todo el mundo, puede tener consecuencias difíciles de prever en el medio plazo"

Por Javier Labiano

“El impacto de las nuevas tecnologías está cambiando las dinámicas comerciales a toda velocidad, lo que unido a la tensión que la Administración estadounidense está imprimiendo a las alianzas y los acuerdos comerciales en todo el mundo, puede tener consecuencias difíciles de prever en el medio plazo”. Alicia González, corresponsal de economía internacional de El País, nos habla sobre la recuperación económica a nivel global y los nuevos retos a los que se enfrentan los empresarios. Entrevista realizada por Javier Labiano.

Con motivo de la última Cumbre de Davos, usted advertía de que los líderes empresariales se están dejando llevar por la buena marcha de la economía sin abordar muchos de los problemas que llevaron a la crisis. ¿Cuáles de estos problemas se deberían acometer de forma prioritaria?

Primero, el elevado endeudamiento empresarial, que deja a las compañías muy expuestas al cambio de ciclo que afrontamos en los tipos de interés. Pero también me refería a que, en plena crisis, los ejecutivos admitieron las negativas consecuencias que tenía para sus negocios y el futuro de la economía la creciente desigualdad en términos políticos, por el auge de los populismos, y sociales, con el deterioro de la renta de los hogares.

Una vez que sus peores temores no se han cumplido –la llegada de líderes populistas a los Gobiernos de Francia u Holanda—y que las masivas protestas sociales tampoco han tenido lugar, los directivos han aparcado el problema. Pero sigue ahí.

El Fondo Monetario Internacional ha revisado al alza el crecimiento de las principales economías desarrolladas y emergentes. ¿Qué efectos tendrá este nuevo escenario para el comercio internacional?

El escenario económico, en principio, es favorable al comercio. De hecho, en 2017 el intercambio de bienes y servicios volvió a crecer a un ritmo superior al incremento de la economía global, un 4,7% frente a un 3,7%, respectivamente, según los datos del FMI.

Sin embargo, el impacto de las nuevas tecnologías está cambiando las dinámicas comerciales a toda velocidad, lo que unido a la tensión que la Administración estadounidense está imprimiendo a las alianzas y los acuerdos comerciales en todo el mundo puede tener consecuencias difíciles de prever en el medio plazo.

¿Cómo pueden las empresas aprovechar la recuperación económica para reducir deuda?

Eso depende del consejo ejecutivo de cada compañía y de la situación en que se encuentre cada sector. No es lo mismo una constructora que una empresa de medios de comunicación. En términos generales, asistimos, como dicen los economistas, al escenario óptimo para llevar a cabo los ajustes y reformas que sean necesarios para sentar unas bases de futuro más saneadas y sólidas.

¿Cómo influiría en la financiación de las empresas un escenario de inflación y aceleración en la subida de tipos de interés por parte de los bancos centrales?

En esa cuestión hay una clara diferencia entre lo que pasa en Estados Unidos y lo que pasa en Europa. La inflación, medida por las subidas salariales, empieza a hacer acto de presencia en la economía estadounidense, a lo que habrá que añadir el estímulo procedente de la reciente reforma fiscal aprobada por la Administración de Donald Trump. Eso puede acelerar las subidas de tipos en EE.UU., aunque con el recambio al frente de la Reserva Federal, el ritmo de esas subidas es todavía una incógnita.

Y ¿en Europa?

Esa no es ni de lejos la situación en la Unión Europea, donde no se perciben presiones inflacionistas. El Banco Central Europeo ha empezado a reducir los estímulos monetarios que puso en marcha con la crisis financiera, pero no ha fijado un horizonte de subida de los tipos de interés a corto plazo. Como en el caso estadounidense, el relevo en la cúpula directiva del BCE, que se producirá de aquí a 2019, puede afectar a ese escenario.

En cualquier caso. Aunque con una mayor rentabilidad, tradicionalmente los bancos también suavizan las condiciones de acceso al crédito.

Según la XXI Encuesta Mundial de CEOs elaborada por PwC entre los directivos mundiales, un 57% confía en una mejora de la coyuntura económica global. En su opinión, ¿tienen razones sólidas para ello?

Parece que hay consenso entre los expertos a la hora de respaldar ese optimismo, por los datos de crecimiento y la recuperación casi generalizada a nivel mundial y pese al elevado endeudamiento, que ya hemos mencionado.

Pero a mí me llama mucho la atención que, según esa misma encuesta, el nivel de optimismo entre los directivos estadounidenses haya subido a su mayor nivel en 11 años, es decir a niveles de 2007, justo antes del inicio de la crisis financiera. Y ese no resulta un dato muy tranquilizador.

A su juicio, ¿qué reformas son necesarias para acabar con la desigualdad económica en cualquiera de sus distintos aspectos?

Yo creo que en las sociedades desarrolladas en las que vivimos parece más que evidente que hace falta que la recuperación se comparta. La evolución de los salarios y las retribuciones, en sus diferentes formas, de los directivos son absolutamente dispares y eso profundiza las diferencias sociales y alienta la desafección.

Al mismo tiempo, parecen necesarias medidas para estimular la participación de la mujer en el mercado laboral, especialmente ahora que nos enfrentamos a sociedades cada vez más envejecidas y a impulsar la presencia de las mujeres en puestos directivos. Solo la diversidad en los consejos de administración puede hacer frente a los retos de una sociedad cada vez más compleja.