Risi, el fabricante de galletas, caramelos y aperitivos, conocido por su enorme sonrisa, sopló el pasado 2020 nada más y nada menos que cincuenta velas. Gusanitos, Risketos, Palomitas, Triskys… Sus clásicos aperitivos ya forman parte del imaginario colectivo asociado a todo tipo de fiestas y encuentros durante medio siglo.
Juan Gómez Cuétara, Consejero Delegado de Risi, reflexiona sobre los efectos de la Covid-19 en los resultados de la compañía: “En 2020, la facturación va a estar más cerca de la de 2018 y los beneficios se van a resentir. Ahora las previsiones cambian cada 15 días”. Aunque las ventas en tiendas y supermercados han pasado de un 30% a un 35%, las ventas en bares, cafeterías o centros educativos han registrado una caída de un 25%.
“Estamos haciendo promociones especiales, hemos aumentado la red de ventas e incluso hemos refrescado todo el producto. Retiramos el que había antes del confinamiento y hemos servido producto nuevo. Hay que sembrar para salir reforzados en el futuro”, defiende Gómez Cuétara.
La historia de Risi se remonta a 1970, cuando la familia Gómez Cuétara adquirió Chips Ibérica, una fábrica de patatas fritas de origen madrileño. Desde entonces, la compañía ha crecido de forma progresiva, con importantes hitos, como la compra de la sección de galletas y caramelos de la marca Virginias (2018).
Risi cuenta en la actualidad con más de 300 empleados y 15 marcas de galletas y aperitivos, entre los más populares resuena Gusanitos, Risketos o Palomitas, responsables de, aproximadamente, el 60% de la facturación.